Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 31 de octubre de 2021

Opinión: La soberbia juventud (2013) por Pablo Simonetti

La soberbia juventud (2013) es una novela de ficción cuyo protagonista es un carismático arquitecto de treinta años, miembro de una familia conservadora, derechista, oligárquica, perteneciente al Opus Dei de Santiago de Chile. Su nombre es Felipe Selden y se caracteriza -fuera de su belleza física y magnetismo- por ser altamente influenciable y errante en sus sentimientos. La homosexualidad de Felipe Selden versus el natural afecto y respeto que guarda hacia su familia, genera en él un conflicto doloroso y paralizante puesto que comenzará a ser objeto de las manipulaciones de su madre para que lleve su vida íntima y privada tan oculta como el más vergonzante de sus secretos.  

Esta tensión se agudizará en la medida que Felipe Selden entable amistad con el escritor Tomás Vergara y sus amigos Camilo, Elvira y Santiago, dueños de una vida liberal, sin las aprehensiones que por años la Iglesia Católica estableció en la moral de Felipe como abyectas y pecaminosas. Estas nuevas amistades le permiten a Selden conocerse mejor, encontrarse con distintas versiones de sí mismo y a la vez conflictuarlo, enfrentarlo con su madre, un personaje casi siniestro con un perfil thatcheriano y codicioso. Una vez, sin embargo, superado el trauma que supone el quiebre de lo establecido normal en su conciencia, Felipe establecerá una relación afectiva con Camilo, cuyo desarrollo será un baile arrítmico y vertiginoso entre calor y frío, pasión, abulia y amores desesperados.

La estructura de esta producción se divide en cuatro capítulos que representan la dolorosa transición de Felipe Selden desde “la soberbia juventud” hacia una adultez humilde y condescendiente. En ellas habrá distintas tramas que permitirán conocer la relación entre Felipe y Camilo; la tía Alicia Mendieta y Tomás Vergara; Elvira, Tomás y Santiago; Felipe y Santiago; y Felipe y la paternidad.

Entre los puntos a destacar de esta obra cabe mencionar la habilidad descriptiva del autor respecto de los defectos que son comunes en la clase social alta, como el miedo a los no ricos (o pobres), a los outsiders que se infiltran en los herméticos y selectivos círculos de hierro de la oligarquía, el esnobismo y vano afán de evaluar entre el buen y mal gusto, el prejuicio que se tiene de todo aquello que, dentro de la burbuja clasista y segregadora de Santiago de Chile, es desconocido.

Existe en La soberbia juventud otra partícula movilizadora: el dinero. Felipe Selden recibirá inesperadamente una suma de recursos con las que podrá vivir con holgura el resto de sus días. Por ello, que el dinero se instituirá como un elemento revelador de la personalidad, que deja coritas las reales personalidades, las prístinas intenciones de los personajes que se enfrentarán al concepto del dinero no sólo como un medio de subsistencia, sino como un movilizador social o experiencia vital en tanto su posesión pone a prueba la firmeza de la personalidad, ¿soy quien soy más allá del grosor de mis arcas?, ¿eran mis valores y creencias tan fuertes como para no claudicar ante la pérdida total o la abundancia más plena? La habilidad de Pablo Simonetti para describir los conflictos internos y desde ahí perfilar a sus personajes permiten llevar al lector a estas reflexiones y de paso exhibir técnica literaria, siendo inevitable detectar cierta influencia de José Donoso.

Esta lectura es un aporte a la normalización de las relaciones homosexuales en la literatura chilena (por tanto a la sociedad) y el desdibujamiento de estas respecto de sus versiones más ortodoxas e idealizadas, pues se validan más allá de si en ellas hay o no amor, y es que los homosexuales también somos sujetos de deseo. De ello deriva, también una reedición del perfil que se ha creado de los hombres gay puesto que no sólo los bosqueja como tales por ser miembros de una relación afectiva, sino que los aborda desde la soledad, la vida profesional, la amistad, el desamor, los defectos y tantos otros elementos como la discriminación legal en materias civiles como la filiación, derechos de las niñas, niños y adolescentes y matrimonio. Simonetti en definitiva muestra en su obra a personas, seres humanos, despojado de morbo y prejuicio.

Esta obra es rica en vocabulario y realismo. Alejada de pretensiones felices permitirá al lector navegar en (acá viene un lugar común) un mar de emociones que no hace otra cosa que mecerse desde un sentimiento a otro. Presenta referencias a hechos reales como el terremoto del 27 de febrero de 2010 en el sur de Chile y la elección del primer presidente de derecha luego de la dictadura.

En oposición a los puntos brillantes de la obra, es posible constatar o, una omisión a las clases populares, o bien, una fijación en las filas conservadoras de Santiago de Chile. Hay un desequilibrio respecto de la representatividad de la sociedad chilena en general en la obra de Pablo Simonetti y La soberbia juventud no es la excepción. Poco es lo que se sabe de otros elementos que son recurrentes en la clase alta como la impunidad, los delitos de cuello y corbata, los disfraces de apendicitis, el consumo de drogas duras, la explotación laboral y la corrupción. Efectivamente, Santiago de Chile y en general, el país entero está segregado por clase e ingreso, pero esta novela omite a las clases bajas, sus formas de hablar, de vestir, sus códigos, sus lealtades y hasta sus formas de querer y malquerer, cuya presencia en la historia habría significado un rico contraste y desafío narrativo.

Por último, en la primera parte se advierte un quiebre entre el perfil de los personajes y sus parlamentos. Al leer, por ejemplo, las conversaciones de Tomás Vergara y Camilo en un bar, es muy difícil imaginar la escena en una sala de teatro o en el cine porque hay una divergencia entre lo que se ha creado de personaje y su forma de hablar; un abogado civil difícilmente emplea palabras, frases y conectores propios de un poeta o dramaturgo clásico, incluso, hasta el más excelso de los escritores hablaría en contextos gregarios con un nivel menor a aquel que llega cuando está en el pico de su inspiración.

lunes, 18 de octubre de 2021

Opinión: El cuerpo humano por Paolo Giordano

El cuerpo humano (2012) es una novela escrita por Paolo Giordano (La soledad de los números primos) cuyo argumento dice relación con la guerra como experiencia vital de un grupo de jóvenes italianos que junto a sus superiores deben ir a Afganistán a enfrentar el avance talibán. 

El protagonismo de la novela lo comparte el teniente y médico Alessandro Egitto, el subteniente Antonio René y los soldados Ietri y Cederna, mientras que los personajes secundarios son los soldados Zampieri, Torsu, Di Salvo y el capitán Massiero. Es complejo asociar el protagonismo a un único personaje como clásicamente se estila en literatura, pero en esta trama existe una distribución de capítulos y párrafos cuya estructura y orden  no hacen posible establecer preponderancia de un personaje por sobre otro, ya que lo que se tiene por narrar no es la vida de una persona en determinadas circunstancias, sino el antes y después de la guerra como punto de inflexión en distintas personalidades y modos de entender la vida; desde un médico con problemas de autoestima hasta un soldado prostituto con miedo al compromiso, pasando por un inexperimentado conscripto y un joven que tras la agresividad esconde su inseguridad.

Entre los puntos que destacan en esta novela se encuentra la exposición del estrés postraumático que viven los equipos militares que participan en conflictos bélicos, sumado al abandono del que son víctimas una vez que están de vuelta en sus países, sin contar a aquellos que no logran volver y son “entregados” a sus familias en forma simbólica: una bandera y el título póstumo y honorífico de héroe. Es posible leer en esta novela que no hay énfasis en la preparación militar de los conscriptos en materia psicológica, pues el perfil de los protagonistas dista mucho de un mínimo equilibrio mental; ¿iría a la guerra una persona con un nivel decente de estabilidad emocional, un conocimiento suficiente de la realidad que le permita no caer en la manipulación de ser un traidor por no defender los intereses de la patria? Los personajes de esta novela son finalmente el último eslabón en la cadena de mando de las instituciones de defensa, donde los primeros elaboran audaces estrategias de inteligencia y disciplina, mientras que bañados en la quimera patriota, cientos de jóvenes con un futuro por delante, son carne de cañón, un número más sin otra identidad que la de veterano, sobreviviente o caído.

Volviendo al punto, la estrategia cortoplacista de las instituciones de defensa nacional carecen de visión sobre la salud mental de los soldados, no piensan en que los podrían necesitar nuevamente en otro conflicto y para ellos requieren de un equilibrio mental suficiente pues las situaciones límites que se viven en los campos de batalla pueden derivar en la pérdida de miles de vidas militares y civiles cuando detrás de un arma está una persona desequilibrada e incapacitada de tomar decisiones acertadas en escenarios de presión extrema. Sin ir más lejos, las personas que sufren estrés postraumático viven episodios de depresión, delirios, problemas de sueño, agresividad, entre otros.

También destaca en esta obra, el acercamiento de la literatura al combate contra el avance talibán en Afganistán. Esta novela fue publicada en 2012 y relata prácticamente una batalla entre fuerzas iguales en poder de fuego y ataque, por cuanto cabe preguntarse si hace una década habría sido posible prever que el avance de los talibanes cobraría su primer triunfo en Afganistán el año 2021 cuando finalmente se hicieron del poder institucional.

No obstante, hay sombras en esta producción a las que dar revista. El relato no es fácil de digerir porque desde un principio no es posible relacionar el título con la trama, demasiada amplitud del concepto. Sin perjuicio de ello, se está ante una traducción desde el italiano al español (de España) por lo que es difícil darle credibilidad a la narración desde los países latinoamericanos, ¿de verdad los italianos dicen palabras como tío y gilipollas? Pero el punto álgido que complica la digestión del texto y la velocidad lectora es que se narra en tiempo presente el noventa por ciento de la historia cuando en la literatura de ficción y en el género novela se suele escribir en pretérito imperfecto para conocer hechos que pasaron. Quizás la estrategia apuntaba a dar sentido de la realidad al relato, tenerlo en las manos y olvidar el transcurso del tiempo, pero es demasiado el riesgo cuando la narración tiene referencias en sucesos reales e históricos, y es que no resulta creíble leer en presente que las fuerzas se enfrentaban prácticamente en igualdad de condiciones en el campo de batalla y a la vez ver en CNN cómo los talibanes están en los palacios de gobierno haciéndose del poder.

También es criticable la excesiva masculinización del relato, aunque acepto que la guerra es un invento que jamás hubiesen creado las mujeres porque ellas son inteligentes en estrategia y en emociones. En este texto, las mujeres están disminuidas y relegadas a un papel que subyace a la vida de los hombres: no había para la cabo Zampieri una historia salvo que ser el objeto de disputa entre Ietri y Cederna, Sammartinno era la ex de Alessando Egitto, Flavia Camporesi, la viuda de Salvatore y la novia del subteniente René… en fin, cada una se definía como la “mujer” de un hombre, una extensión despojada de todo protagonismo.

La estructura de la narración es muy parecida a la de una película, el primer capítulo es el mismo que el final (o escena si se quiere). La historia se divide en tres partes, sin embargo, los capítulos de éstas tienen saltos temporales y espaciales que, si bien no confunden, dan la impresión de que Paolo Giordano no buscaba tanto escribir literatura sino el guion de una película disfrazada de novela cuyos derechos pudiera vender luego a buen precio. Paradójicamente, dentro del texto hay una escena donde los soldados se peleaban por programar la música que querían oír; la cabo Zampieri quería escuchar a Shakira para subir la moral del grupo a lo que el cabo Ietri con indignación le responden en negativa ya que ésta sólo hacía música comercial, a su juicio. ¡Jaque mate!

 

domingo, 17 de octubre de 2021

Opinión: La máquina para defraudar, los casos Penta y Soquimich por María Olivia Mönckeberg

La máquina para defraudar, los casos Penta y Soquimich (2015) escrita por la destacada profesora y periodista chilena María Olivia Mönckeberg, es una investigación periodística que relata el inicio y desarrollo de los casos judiciales de financiamiento ilegal de la política chilena anterior a los años 2015. En su texto, la autora comentará el inicio de las empresas Penta y Soquimich y de cómo sus socios se hicieron de éstas y lograron posicionarlas como ejemplo de gestión empresarial hasta que se desencadenó la investigación del Ministerio Público en su contra a raíz del registro ilegal de documentos tributarios electrónicos falsos y no fidedignos en la contabilidad tributaria y financiera. 

El negocio era redondo para todos quienes participaban en él, excepto para el Fisco cuyas arcas se vieron disminuidas producto de los perjuicios en recaudación que se produjeron por inferiores pagos en Impuesto de Primera Categoría e IVA. La figura radicaba en que las empresas producían utilidades por años, sin embargo, sus dueños no las retiraban por completo de la caja de la empresa, lo que significaba que no nacía la obligación de declarar y pagar por parte de éstos el Impuesto Global Complementario. Hasta allí, no había problemas pues ello está permitido por la legislación tributaria (con excepción para los contribuyentes del Régimen 14 ter y Renta Atribuida entre los años tributarios 2018 y 2020), sin embargo, el ilícito radicaba en que para disminuir la base imponible del Impuesto de Primera Categoría, las empresas fingían pagar prestaciones de servicios que nunca se realizaron contra boletas de honorarios electrónicas y facturas electrónicas emitidas por personas vinculadas a los partidos políticos de derecha y la ex Concertación de Partidos por la Democracia, lo que les permitía aumentar sus costos y acercarse a pérdidas que imputaban al Fondo de Utilidades Tributables, por cuanto en la medida que más documentos tributarios electrónicos registraran, más podían disminuir este fondo y por ende, la posibilidad de que sus dueños declararan el Impuesto Global Complementario se esfumaba. Por su parte, los emisores recibían de todas maneras los montos cobrados en la documentación falsa y las destinaban a sus campañas políticas, o bien, solicitaban a sus empleados o familiares emitir documentos de la misma especie con la promesa de recibir en mayo próximo la devolución de Impuesto a la Renta. Asimismo, Penta y Soquimich se hacían de activos no financieros, pero de todas maneras muy valiosos: favores políticos que les permitieran gozar de ciertas ventajas a la hora de frenar legislaciones que les perjudicaran, licitaciones y capacidad de decisión en materia de regulaciones al sector privado.

El texto no presenta una terminología técnica en cuanto a materia tributaria, sin embargo, está dirigido a un público con conocimientos básicos en finanzas y en la Historia reciente de la economía y política chilena. La autora abre sus páginas describiendo a las empresas del grupo Penta, cómo nació, quienes fueron sus dueños, cuáles fueron sus épocas doradas y de vacas flacas, así como la vinculación de sus dueños, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, con las autoridades políticas de la dictadura chilena como de la derecha en tiempos de democracia. Tras explicar las redes empresariales de los Carlos -como les llama- detalla la serie de movimientos financieros con forwards cuya investigación son la puerta de entrada a una serie de ilícitos económicos que remecieron la política chilena. Posteriormente, repasa el cuestionado accionar del Servicio de Impuestos Internos, por su lenta reacción a la hora de poner en aviso a la Fiscalía sobre los hechos de los que tomó conocimiento, y de las tensiones que se produjeron en el ente fiscalizador cuando las investigaciones comenzaron a tomar un ribete insospechado: el caso Soquimich. Tanta fue la crispación, que rodó la cabeza del entonces Director Nacional de la fiscalización tributaria, Michel Jorrat y posteriormente la del ex Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo entre otras, por su reprochable compartimiento ético en la conducción política del escándalo.

La ligazón que tienen estas dos empresas en el contexto de la investigación judicial que se llevó en su contra, recae en la declaración de María Carolina de la Cerda, una de las acusadas de emitir documentación tributaria falsa al grupo Penta. Ella confesó la falsedad frente al Ministerio Público, el que, revisando la lista de boletas detectó que también se estaban entregando documentos a la empresa Soquimich. De dicha sospecha, se fue generando un efecto dominó en los partidos de la Nueva Mayoría (a excepción del Partido Comunista), pues como se indica, varios de sus personeros recurrieron a la “generosidad” de Julio Ponce Lerou (dueño de Soquimich) a través de documentación falsa para hacerse de fondos destinados a sus campañas políticas. Esta segunda arista, es la merecedora de la segunda mitad de La máquina para defraudar donde se revelan los orígenes de Soquimich, cómo el dictador Pinochet se la traspasó a su entonces yerno Julio Ponce Lerou y la cantidad de redes que éste fue estableciendo con el mundo político y financiero hasta ser descubierta su participación en el polémico caso Cascadas cuyos coletazos llegaron -para variar- al Presidente de la República Sebastián Piñera, cuya credibilidad fue una vez más puesta en duda por lo poco ético que resultaba que la primera autoridad del país, no pudiera probar o desmentir que no tenía conocimiento ni participación en las sociedades que aseguró haber dejando en fideicomiso ciego.

Las páginas de esta investigación concluyen narrando un contexto donde aún la justicia no fallaba por completo en el caso Soquimich y se logra leer a una autora confiada y esperanzada en los pasos “autónomos” del Ministerio Público de Chile a través de sus fiscales, sin saber en el momento que el nombramiento del actual Fiscal Nacional, Jorge Abott, sería un retroceso en materia de independencia investigativa; pasados los meses, renunciaría a su cargo el insigne ex Fiscal Carlos Gajardo que justamente fue el que acuñó la frase que da título al libro que se comenta “La máquina para defraudar”. Quizás, la autora sospecharía el color del manto de impunidad que luego cubriría la fealdad del caso Soquimich y las palabras cada vez menos creíbles de las autoridades tributarias y persecutoras cuyo actuar ha sido seriamente puesto en duda por la ciudadanía, las y los investigadores, las fuerzas políticas más progresistas y los gremios de funcionarios dentro del Servicio de Impuestos Internos y el Ministerio Público, si es que no hay más.

Sin lugar a duda, se trata de una investigación de calidad que presenta datos duros, es rigurosa en señalar hechos y reconocer que ignora ciertas cosas como los documentos tributarios electrónicos con valor cero (que bien pueden ser documentos anulados). También es cierto, que aun cuando en su primer tiempo, el Ministerio Público realizó un trabajo autónomo, la falta de medios probatorios o la poca capacidad tecnológica o institucional no permitió llevar adecuadamente la carga de la prueba a los tribunales, lo que siempre reabre el debate de cuán “armadas” están las instituciones fiscalizadoras en materia de facultades investigativas. Triste e irónicamente, estas materias, las regula la ley, en cuya creación está directamente implicada la clase política, la misma clase política que se vio involucrada en los vergonzosos delitos de cuello y corbata expuestos por María Olivia Mönckeberg. Se caen a pedazos, entonces, las teorías político-administrativas que señalaban que era necesario pagar mejor a las autoridades cuyo talento era necesario atraer mediante mejores sueldos a los talentos de élite y así hacer al sector público más competitivo en el mercado laboral. Se ha podido desenmascarar en este texto que las ansias por más dinero que sufre la clase política pueden venir de una condición cultural misma de ésta, de una -entonces- desregulada legislación de financiamiento a los partidos políticos, o bien, de una potenciada mezcla de ambos elementos. Investigación disponible en formato ebook.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Tintura II

Dentro de mi mente he contado más de cien planes que bien ejecutados permitan desvirtuar todas y cada una de las esperanzas que la misma crea; desde el hecho más contrastable hasta el más absurdo de mis sueños. Son tan inconmensurables mis esfuerzos que me produzco migrañas y hasta he perdido la memoria.

Pero persiste en mi recuerdo tu anatomía perfecta y si te conociera el olor que impregnas en la ropa y almohada, tampoco le podría olvidar.

Tu paso en mi vida ha sido corto y firme, contrario al modo en que caminas, que pareciera que fueras un ave sin alas y ganas de volar. Un pingüino. Tu paso en mi historia ha sido errante y colmado de las confusiones más delirantes. Mi mente, sabrás, es la de un orate, un sistema que distorsiona todo lo que entra en él. Sin embargo, no es aburrida, sino creativa… se divierte en este paisaje desierto y anhela, incansable, colorear el café en sepia en que todo está cubierto. A tu cuerpo, por ejemplo, lo quiero pintar como un arcoíris cuando sólo en ti hay amarillo y destellos de dorado si te pongo encima la luz del sol. En tus labios quise pintar los besos que hasta siempre esperaré, lo mismo que en tu voz de acento sureño quise colorear, de un tono imperceptible hasta por los ojos de un águila, los teamos, los tequieros y los aquéhorallegas; los vocablos que me reconocerían como el hombre que defenderías incluso ante el mismo Dios. Pero está todo pintado de un color mudo y puede que mis ojos estén sordos.

Creo que fue hace dos meses que hace tres semanas no te veía. Fueron veintiún días de triunfo y gloria porque dicen que corazón que no ve es un corazón que no siente y en esa invisibilidad ya no te quise ni me importaste; la invisibilidad fue tu mejor color. En mis pensamientos hubo más paz que de costumbre. Empero, al cabo de ese vigesimoprimer día te vi y pudo haber dado igual si en una foto, vídeos o en persona porque el corazón corrió lo mismo que si hubiera ganado una maratón. Sospeché así que había perdido en mi intento de olvidarte. Mis más de cien estrategias para ganarle a la memoria y sentimientos seguían fracasando.


martes, 10 de agosto de 2021

Borrar el lago

Mañana es mi cumpleaños. Hoy, ayer y todos los otros días de este año que queda atrás han sido difíciles, en donde he perdido mucho y la vida me ha puesto a navegar en un lago sin entradas ni salidas, en un stock como diría un economista, en un estanque de aguas que pintan entre los colores verdes y café, diría yo, un humanista. No sé si pueda salir de él, si quiero salir de él. En cambio, sé que necesito un borrador que quite los colores verde y café de mi lago, quiero navegar sobre la transparencia del agua, sobre el diáfano reflejo de los rayos del sol, de la intensidad de la luna llena.

En todos los días de mi año número treinta he buscado un borrador que me ayude a limpiar el lago, un filtro que elimine las manchas que este largo invierno ha ido aposando en el lecho acuático. Pero las gomas no borran aguas, sólo montañas, desiertos, vientos y bosques. No borran verdes ni cafés, pero sí cuanto otro color haya: azules, rojos, morados, naranjos, violetas, grises, amarillos.

Temo que comience a roerse mi barco y se filtre en él un pantano en el que resignado deba hundirme. Y acompañado de cada temor, hay una esperanza burlesca como el sonido repentino que, quebrando el silencio de la soledad, irrumpe y lleva a pensar que se acerca alguien con la goma de borrar. Ilusiones, sueños con los que es más sano no vivir. La realidad se observa mejor en silencio, sorda, fotografiada y cada esperanza es una mancha que distorsiona el juicio objetivo, un ruido que despista, una turbulencia en el medio de este lago, alejado por igual de todas las orillas que ofrece la tierra firme.

sábado, 7 de agosto de 2021

Prohibiciones

Hay amores que uno no debe permitirse. Ese pensamiento llegó demasiado tarde a mi cerebro, pero vino. Lo hizo cuando miraba las perfectas facciones de Tiago Correa en una teleserie del año 2017; su quijada, su mentón y el tatauje natural que dibuja su cicatriz se suavizan con su voz dulce, semiengolada y qué decir del ajuste que los pantalones de tela exhiben cuando se ciñen a sus piernas y glúteos. Parecía que su pareja en la producción también se estaba enamorando como yo de él, esta vez y aquella en que dio vida a Vicente Smith, uno de los primeros funcionarios policiales de Chile. 

Pero bueno, Tiago es un amor muy platónico, muy straight y amarlo es algo que me permito sin culpas, y hasta con cierto orgullo. También pienso que hay amores que uno no debe permitirse, como aquellos que se dan en el trabajo. Muy bien me dijo un amigo hace días por el grupo de Whatsapp: donde se come, no se caga, aunque pronto le hicieron ver que si fuera por eso, no estaría ni casado ni sería papá. Pero es verdad, enamorarse en el trabajo es un riesgo, un descontrol que se paga caro y a veces hasta con el cargo (he sabido de ciertas renuncias) cuando además de una relación de salivas hay una de subordinación. Cuando hay amor mutuo puede ser divino hasta que se termina la relación o hay peleas. Si no es mutuo, entonces, el que se enamora pierde. Pierde al morirse de celos, pierde al tener que ser amigo, pierde al tener que saludar y pierde su cuello cuando le llega a doler la tensión que se produce cuando el colega se sienta al lado y no queremos ni mirarlo, ni oirlo, ni quererlo. Ese es un amor que no debemos permitirnos y como todo rebelde, desafío mis propias reglas, porque claro, también he estado allí.

El amor entre el grupo de amigos debería evitarse a toda costa. Incluso, deberíamos hacer un pacto de sangre entre los amigos para buscarnos parejas que estén fuera del círculo. Es que cuando hay amor, todo va bien, salvo que los enamorados tienden a perderse del grupo, no se aparecen si es que no se pelearon porque ahí sí se acuerdan de los amigos, cuando hay que apoyarles para pasar las penas. Pero eso no es lo terrible; lo terrible es cuando terminan y luego encuentran nuevas parejas. El grupo tiende a separarse, a tomar partes y convertir lo que era una linda amistad en una competencia de virtudes y defectos, víctimas y victimarios, aciertos y culpas.

No hay que enamorarse de una visita, siempre preferir el producto local, a no ser que quieras irte pronto de tu insoportable tierra natal. Amar una visita puede ser intenso en la etapa del conocimiento, pero un lastre cuando la distancia nos recuerda el sabio dicho: ojos que no ven, corazón que no siente. A veces los caminos del amor son insondables, pero para qué tentar la suerte: si no tienes certeza de la residencia del muchacho, acláralo pronto o sal de ahí antes de que uno de los dos empiece a recriminar al otro de haberlo arrastrado a este lugar que nunca me ha gustado, lo dejé todo por ti y así me pagas. 

Si eres apasionado y testarudo, no te enamores de tus adversarios políticos, de aquel cuya familia entera es del equipo de fútbol archirrival, del de la competencia de tu negocio o donde opere cualquier otra rivalidad irreconciliable. Es que cuando uno es apasionado ama sus convicciones y que se las hieran o cuestionen puede devenir en discusiones eternas y la triste frase: o ellos o yo. Y aquí nadie quiere elegir entre dos amores, ni terminar como Julieta y Romeo.

Esa es mi breve lista y podría titularla: amores prohibidos, cuando el amor no todo lo puede. Pero no es mi estilo, suena horoscopero. Me acabo de acordar de Amor Prohibido de Selena Quintanilla, no sé antes, no sé en Texas, pero el amor entre ricos y pobres no está prohibido, lo promuevo y recomiendo, así como apruebo el fin a todo tipo de segregación social, morenos y rubios, flaites y cuicos, terratenientes y pobladores pueden desatar sus pasiones carnales mientras no rompan las cuatro prohibiciones recién prescritas.

Opinión: La perra por Pilar Quintana

La perra (2017) es la cuarta novela de la escritora colombiana Pilar Quintana, por la que ganó el IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana. En esta novela se relata la relación que sostiene Damaris y Chirli, ama y mascota, respectivamente, y en paralelo las experiencias vitales que hicieron de Damaris la adulta en que se convirtió.

A raíz de una matanza de perros en la playa de su localidad, Damaris, sorprendida y conmocionada por la maldad humana, decide adoptar a una de las cachorras sobrevivientes. Damaris es una mujer adulta que trabaja en la casa de los Reyes, una familia acomodada que por circunstancias que deben leerse en el texto, deja la propiedad en manos de cuidanderos, despreocupándose de su mantención y cuidado. Damaris y su esposo Rogelio, viven de lo que sus manos pueden conseguir; la pesca y la mantención de la casa Reyes. Sin mayores ingresos ni comodidades, la pareja vive con otros tres perros y sufre por no poder concebir hijos, especialmente Damaris, para quien la maternidad es un anhelo frustrado.

A medida que Chirli crece, comienza a seguir sus instintos animales, lo que choca contra la mal formada impresión de Damaris acerca de los perros, tendiendo a humanizarla y sobreprotegerla. Tales contradicciones comenzarán a roer la relación entre ambas hasta un punto de no retorno cuando Damaris se dé cuenta de que su perra es capaz de hacer algo que ella nunca podrá.

Esta historia permitirá al lector elucubrar sobre la fuerza del instinto animal y lo urgente que es para los seres humanos aprender a comprender a las mascotas, quienes por más amor que despierten, siempre serán animales y responderán al llamado de la naturaleza. Ello no quiere decir que no haya que educar, esterilizar y respetarles; es que a veces se juzga a los perros o gatos, se les aplica un concepto de justicia que ni siquiera es efectivo en los seres humanos y, en consecuencia, se les aplican castigos asignándoles intencionalidades humanas, “Este perro me rompió las plantas porque quiere hacerme daño”¸ “Tu gato cazó un pájaro que cantaba hermoso y lo dejó botado de mera maldad”, “La coneja se comió a sus crías porque es una mala madre”. Estos prejuicios me suenan, los he tenido también, a veces mi paciencia tampoco es suficiente y se me nubla la razón, pero nunca es tarde para aprender a criar.

La gran moraleja de este texto es que nadie está lo suficientemente preparado, la vida siempre golpea y la falta de terapia es notoria. Los dolores, los fracasos y las frustraciones al no abordarse roen pensamientos, acciones y relaciones en el amplio sentido del término: relaciones consigo mismo, con la familia, amigos, colegas y un largo etcétera que contempla a las mascotas. Este libro permite cuestionar la capacidad económica e inteligencia emocional que demanda adoptar una mascota, ¿es todo el mundo apto?

Otro tema relevante es cómo los seres humanos extendemos los defectos de la especie a otras, como el racismo y la segregación social, ya que aquellos animales que tienen un linaje mestizo están generalmente más expuestos al abandono, a la adopción irresponsable, a matanzas masivas, infecciones y soledad. No así, aquellos animales de raza que son altamente cotizados en tiendas que promueven la explotación sexual de las hembras.

El texto traslada fácilmente al lector al ambiente playero, un pueblo alejado de la urbanización, la humedad caribeña y sus generosas lluvias. También y con la misma capacidad, puede la autora imbuirnos de la psicología de su protagonista, pasear por sus estados de ánimo, acompañarla en su soledad, en lo simple y lo complejo. Una técnica que es recurrente en su escritura es la de relatar de lo general a lo particular, como una toma desde un lente amplio que de a poco hace zoom. Recomiendo este libro como compañero de cuatro mascotas (y a veces he tenido más), levanta un mensaje potente, una llamada urgente a descentralizar la salud mental, a educarse respecto a las mascotas y abandonar las lógicas humanas y antro centristas en su crianza. Sin lo anterior, sufren los animales, pero apenas es posible darse cuenta ya que ellos no hablan ni votan.

domingo, 1 de agosto de 2021

Opinión: El lector por Bernhard Schlink

El lector (1995) es una novela escrita por el jurista alemán Bernhard Schlink donde se narra la relación de Michael y Hannah en la Alemania de la post Segunda Guerra Mundial. Michael es el protagonista y narrador de la historia, al comienzo de ésta tiene quince años de edad y luego de sufrir de vómitos en la vía pública, conoce a Hannah, una mujer adulta, quien le brinda apoyo en la ocasión sin pensar que tal acto de buena voluntad sería el comienzo de una relación sentimental impropia mirada desde un punto desde la moralidad y legalidad occidental en los últimos años. 

El intenso amorío que ambos viven tiene una peculiar característica: él le lee libros a Hannah, lo que enriquece la relación y los une más allá de lo cotidiano. De todas formas, prefieren mantener su relación en secreto; ella por causas que deberán descubrir en la lectura de este título si optan por él y Michael, para evitar que la opinión de la sociedad sobre la diferencia de edad les termine separando.

Hasta allí, la obra no parece más que el primer amor de un joven alemán, no obstante, a partir de la segunda parte, adquirirá un matiz histórico que resulta crítico para la relación de Michael y Hannah la que se verá interrumpida por los juicios a los responsables de las atrocidades perpetradas por el nacionalsocialismo contra la población judía, que fue duramente perseguida y asesinada en los campos de concentración nazis. ¿Quién es realmente Hannah? es la pregunta cuya respuesta convierte a Michael en un adulto.

Esta novela es exitosa en interpretar a Michael en su adolescencia y adultez, demarcando tonos y características distintas conforme el personaje va creciendo y desarrollándose. Sin embargo, logra mantener y capturar su esencia, al punto que su perfil psicológico pesa tanto más que la caracterización física. La idea del personaje es mucho más fuerte que su imagen. Confieso que, sin advertirlo, olvidé el nombre del protagonista, porque la historia se narra en primera persona y Michael se refiere a sí mismo indirectamente o con los apelativos que los demás tienen de él, pero esto no incide en la comprensión de la historia ya que su matriz está en los sentimientos, lo abstracto, el pensamiento, la conciencia y no en elementos superficiales. En esta historia está presente lo profundo, los paradigmas desde los que el protagonista toma decisiones o se juzga cuando descubre quién realmente es Hannah, y se ve contrariado por la culpa, el amor y la decepción.

Como es costumbre, es preciso hacer un análisis cultural de cierto aspecto que contiene esta novela juzgados desde occidente y en los 2020: las relaciones de pedofilia. Esta obra si bien tiene un contexto de posguerra europea, fue publicada el año 1995 y en ella no existe una mirada crítica ni condenatoria a la relación que sostuvieron Hannah y Michael, de hecho, puede leerse que para Michael, dicha relación podría haber sido un elemento del cual vanagloriarse en su círculo de pares. Para el autor no parecieron ser condenables, desde el punto de vista literario, las escenas explicitas de sexo entre un adolescente de quince años y una mujer que lo doblaba en edad. Si bien, el hecho se narra en pasado y se le entiende en el contexto cultural alemán posguerra, se puede leer que para el año 1995, para un adolescente era un logro en su vida sostener relaciones sexuales con una mujer mayor, una aventura, una travesura, de todo, menos un delito o una grave vulneración de derechos a los niños o adolescentes, de tal manera que su impronta narrativa no tiene una connotación negativa.

En El lector hay pasión, hormonas y sentimientos propios de la juventud y también hay soberbia, mesura y arrepentimientos propios de la vida adulta. También contiene un tinte sociológico pues a la luz de los cambios de conciencia de Michael, se deja ver el choque que hubo en la Alemania posguerra entre la generación de jóvenes que se avergonzaban de los crímenes cometidos por el nazismo y la generación de sus padres, a quienes acusaban de cómplices por guardar silencio, por no defender a las víctimas y desentenderse de la obligación moral de rebelarse ante el poder de Hitler. Pero, ¿qué tan fácil era juzgar desde la comodidad del ahora y desde la libertad, sin vicios de consentimiento ni fuerzas de por medio?

Como sostiene Felipe H. en su canal de Youtube “Diéresis o Crema”, esta es una novela para un público con conocimiento básico de Historia Universal y yo diría que también en algo de Literatura (aunque yo sin ser experto en la materia me ubiqué bien con los títulos que El lector le presentó a Hannah).

Recomiendo esta obra, es un realce de los matices, un espacio entre el blanco y el negro, se concentra en pocos personajes, los explota en su justa medida, no tiene excesos ni sobre-pretensiones jurídicas, históricas ni literarias, con humildad logra entregar al público el peso de lo relativo y los dilemas éticos a los que el ser humano se enfrenta en la vida. Cabe decir que, aun cuando leí una traducción al español, logré incluso, percibir el acento alemán en cada oración e idea y eso de cierta manera evidencia la magia de la literatura y la gracia de leer.

lunes, 26 de julio de 2021

Opinión: La bailarina de Auschwitz por Edith Eger

 La bailarina de Auschwitz (2017) es una historia autobiográfica narrada por Edith Eger cuyo tema central es la supervivencia post Holocausto de la protagonista. La historia se divide en cuatro partes; la primera aborda la persecución y exterminio nazi contra la población judía, hasta la liberación de los sobrevivientes, y todos los efectos postraumáticos producto de semejantes horrores. En la segunda parte, la autora da cuenta de cómo rearmó su vida y sobre las decisiones que tomó en su adultez, bajo la posterior persecución del régimen comunista y de cómo zafó de éste. En la tercera sesión, se aborda la vida profesional de Edith, su desarrollo como psicóloga y una de las pruebas límites que tendrá que pasar para sanar las heridas más trascendentales de su vida. Por último, producto de todas sus experiencias vitales, la autora busca encontrar sus propias respuestas a las preguntas que hace a sus pacientes; en una especie de exposición de casos clínicos, Edith invita a reflexionar las responsabilidades que caben a los seres humanos en sus procesos de victimización.

La bailarina de Auschwitz es una historia estremecedora como todo lo que puede conocerse de los crímenes de guerra del Holocausto y transita fácilmente por el horror, desesperación, desesperanza, valentía, superación y perdón. En todo momento, se encontrará a una autora reflexiva, optimista y apoyada fuertemente en su carga ancestral, en las remembranzas que le produce la relación que tuvo con sus padres y hermanas.

Rescato las historias que evitan que se olviden o relativicen los crímenes de lesa humanidad y esta aporta a la memoria colectiva, mantiene latente que el ser humano puede convertirse en un ente destructor atraído por sus prejuicios e ignorancia y operando bajo un manto de impunidad. Destaco aquellos aportes que relevan el valor de la psicología clínica y la terapia en tiempos en que la salud mental individual y colectiva está tan desprotegida y fuera del alcance de la población.

Sin duda que la experiencia traumática y límite de Edith Eger es excepcional, fuera de lo común; nadie perdona a su agresor y persecutor en circunstancias de guerra, ni se hace responsable de los actos de terceros una vez que diagnostica que el propio y constante estado de victimización no le permite ser feliz. Esta autobiografía es un aporte desde todo punto de vista y se constituye también como un ejemplar de autoayuda, permite llevar en su lectura una introspección, un examen de conciencia e ir haciendo la terapia junto con las preguntas vitales que se van planteando.

Literariamente, cabe decir que la traducción es óptima y logra transmitir el tono de una mujer nonagenaria, sabia y experimentada, siendo exitosa en el traspaso de las emociones. Al tratarse de una autobiografía, se logra potenciar los momentos claves y evitar entrar en excesos que no son fundamentales para el propósito de la novela, en el entendido de que en cuatrocientas páginas se han de leer más de 90 años de vida, lo que a su vez revela un trabajado poder de síntesis. El cuarto capítulo raya en el límite de lo preciso; como se explicó, se trata de una serie de casos clínicos que son aceptables sólo porque Edith es capaz de hacerse las preguntas necesarias que lo vinculan con su paso por Auschwitz y responde a éstas satisfactoriamente a la luz de lo que un no-psicólogo puede comprender.  

Este libro se encuentra disponible en formato ebook.

jueves, 22 de julio de 2021

Opinión: Doce cuentos peregrinos por Gabriel García Márquez

Doce cuentos peregrinos (1992) es una colección de cuentos de Gabriel García Márquez, escritos durante las décadas de 1970 y 1980. En este compilado de cuentos se pueden leer las vivencias de distintos personajes latinoamericanos esparcidos por Europa. Dicha característica es el único punto en común de las doce historias y dice relación con el nombre de la obra. Sin embargo, son muy distintas entre sí, con variedad en los protagonistas (hombres, mujeres, políticos, niños, ancianos, muertos, adultos, prostitutas, reprimidos, antisociales y más), a veces con realismo mágico, a veces exacerbando el peso de lo cotidiano y otras exaltando lo inesperado.

En esta obra, al autor logra demostrar nuevamente su calidad narrativa, logrando eficiencia en la relación de información – extensión, es decir, puede contar mucho en pocas páginas, respetando la coherencia de la historia, el perfilamiento de los personajes y su relación con el lugar que les es foráneo. La clave de ello radica en el respeto a las normas de un cuento: la aparición de pocos personajes, la caracterización de sus psicologías y el relato de anécdotas o etapas determinadas de la vida de éstos.

Doce cuentos peregrinos no deja escapar uno de los temas recurrentes en la obra de Gabriel García Márquez: la muerte, permitiendo a quien lee, relacionar el texto con el material del mexicano Juan Rulfo. En la mayoría de las historias, si los personajes no están muertos, se definen respecto a su relación con la muerte propia o la de terceros, como ocurre en María dos Prazeres y La Santa, respectivamente.

En esta compilación destacan: La Santa cuya historia relata el peregrinaje de un padre que busca que su fallecida hija sea declarada santa por el Papa, dada la incorruptibilidad de su cuerpo; María dos Prazeres, una prostituta quien producto de su edad comienza a preparar su muerte, funeral y herencias sin sospechar las sorpresas que la vida le depara; El verano feliz de la señora Forbes, una historia desarrollada en Grecia cuya narración nos deja ver los deslices de una estricta cuidadora de niños y El rastro de tu sangre en la nieve, que relata el viaje que hace una particular pareja feliz y recientemente casada, a través de Los Alpes.

En términos comparativos, es una compilación de los mejores cuentos de Gabriel García Márquez, mucho más luminosos que aquellos presentes en Ojos de perro azul, o que La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Esto, al punto que una vez terminada la lectura de cada cuento, se tiene la sensación de haber leído una historia valerosa, con calidad literaria, sin excesos ni tampoco mezquindades.

domingo, 4 de julio de 2021

Opinión: El Plan Infinito por Isabel Allende

El Plan Infinito (1991) es una novela de la escritora chilena Isabel Allende que a diferencia de la mayoría de sus libros, no se caracteriza por pertenecer al género del realismo mágico, aun cuando dentro del espectro de sus personajes se encuentran algunos ligados al mundo espiritual y esotérico. 

Esta novela narra la vida de Gregory Reeves desde su infancia hasta la adultez, siendo capaz de adentrarse en la historia y psicolgía del personaje con éxito, perfilándolo a raíz de -en un principio- las influencias de terceros y el contexto, y luego, de sus propias decisiones y omisiones. Reeves pertenece a una familia nómade cuyo patriarca, Charles, es un autodenominado doctor en Ciencias Divinas que predica una especie de fe guiada por el Plan Infinito. Pronto, la historia dejará ver los hitos que marcaron la infancia y futuro de Gregory, nos dejará conocer a los personajes que fueron aportando al forjamiento de su personalidad y carácter hasta hacerse un adulto (iba a escribir hombre, pero en el fondo, qué es ser hombre) que hace sus propias decisiones, se enamora, se casa, se divorcia, triunfa y fracasa.

Gregory Reeves es uno de los pocos protagonistas varones en la trayectoria de Isabel Allende, y el primero, en estricto rigor. Se conoce que la escritora se inspiró en la vida de su exesposo William Gordon, y en efecto, al leer sus obras autobiográficas, es posible identificar situaciones y personajes comunes, como su hija, quien sufre de adicción a las drogas, y su afán de buscar causas legales nobles pero imposibles de ganar. 

El texto es relatado de manera fluida y atrapante, con relativo éxito en la interpretación del mundo masculino. También es posible advertir una mezcla de géneros entre novela y cuento, ya que crea subhistorias dentro de la narración que no son del todo determinantes para el desarrollo del relato, lo que despista respecto de la relevancia que se debe dar a ciertos personajes. Por ejemplo, Olga es una nigromante de quien se habla mucho en un principio, pero que se desinfla por completo en la segunda parte de la historia. Se encuentra también una coprotagonista: Carmen Morales, quien conoce a Gregory desde la infancia y practicamente ocupa un rol de amiga y hermana, sin perjuicio de que se desarrolla con más riqueza a partir de los dos últimos tercios de la novela. Con qué objetivo es algo que aún me pregunto pero no critico porque de todas formas su historia es interesante, intensa, tiene transformaciones vitales y va in crescendo hasta que ya no es posible dar marcha atrás y deshacerse del personaje. 

Destaco la riqueza histórica de esta novela, su descripción y contextualización de distintas épocas en la historia de Estados Unidos, previo a la década de 1990, pasando por los hitos socioculturales del hippismo, la eclosión del nacionalismo durante la guerra contra Vietnam, el exitismo y auge de los créditos como política económica y comercial del país norteamericano. 

También descolla la narración de la guerra como un hecho terrible en sí, de los efectos que produce en los soldados que la practican, de las consecuencias en la salud mental de éstos, del estrés postraumático, la culpa, el deshonor, la lealtad y la delgada línea entre la vida y la muerte que de tan cerca bailan en los campos de batalla. 

Un momento interesante de la novela radica en la vida adulta de Gregory, cuando debe hacerse cargo de su segundo hijo pequeño, David, un niño de conducta disruptiva y agresiva. Esto, sumado a otros desperfectos en la vida del protagonista termina por sumergirlo en una crisis de pánico que lo lleva al hospital. Es de cavilar que la falta de preparación de los padres para asumir y ejercer el cuidado personal de sus hijos era una brecha cultural, ya en 1991 y como se trata de una práctica aprendida, no es un misterio concluir que la explotación y subyugación de las mujeres a la maternidad y a la gestión del hogar ha sido una asignación de rol histórica según género. De pronto, sin prejuicios de por medio, Shanon (la madre de David) se rebela contra el peso de la historia y decide vivir una maternidad más ausente y menos asfixiante. ¿Cuántas madres deben soportar el tedio y peso de la crianza de los hijos en silencio y sin acceso a  la más mínima asistencia profesional psicológica?, ¿cuántas se autoconvencen de que semejante esclavitud es un acto de amor cuando en el fondo es abuso?

Si bien es cierto que la estructura del texto y las subhistorias pueden desanimar al lector a mitad de camino, invito a quienes decidan tomar esta lectura, a concluirla, ya que es posible encontrar un desarrollo y mirada notable de ciertos temas que en el año 1991 no era fácil leer en la literatura de masas, descritas con sinceridad y sencillez, pero no con menos profundidad, como son los tópicos de la inmigración, el machismo latinoamericano, la paternidad ausente, la liberación sexual, el abuso sexual infantil, el abuso laboral, la violencia intrafamiliar, el aborto clandestino, el anticomunismo, la guerra, los nacionalismos, la fragilidad de las masculinidades, la drogadicción, el estrés, los matrimonios sin amor, el divorcio, la vanidad y la charlatanería, si es que no me faltan más. 

jueves, 20 de mayo de 2021

Opinión: Adú

Adú es una película estrenada el año 2020, producida por Mediaset España, dirigida por Salvador Calvo y protagonizada por las actuaciones de Luis Tosar, Álvaro Cervantes, Anna Castillo y Moustapha Oumarou. Se trata de tres historias desarrolladas entre el sur de España y el norte de África, que se tocan tangencialmente y se encuentran unidas por lugares comunes como la inmigración, la corrupción, los nacionalismos y el fracaso de las políticas públicas de protección a la infancia en países subdesarrollados. En otras palabras, las vidas de estos tres personajes se cruzan sin que sus protagonistas logren dar cuenta de ello, lo que es una genialidad desde el punto de vista del guion.

Adú es un niño de seis años que junto a su hermana mayor (también una niña) deben abandonar su hogar en Camerún perseguidos por una banda criminal, ya que sin quererlo, fueron testigos del asesinato de un elefante y la mutilación ilegal de sus piezas de marfil. Debido a las vicisitudes que él vive en su exilio, se transforma en un mena, calificación que se le da a niños y niñas que arriban a fronteras extranjeras sin la compañía de sus padres u otros parientes. En el total abandono, conoce a Massar, un joven somalí con quien sobrevive a punta de delincuencia, amistad y complicidad.

También, se muestra la historia de un grupo de policías fronterizos que en una protesta protagonizada por inmigrantes (saltos de baya) matan al manifestante que logra saltar a suelo español. La Guardia Civil disfraza el acto como un accidente, lo que genera culpa y angustia en un de ellos, Mateo, quien producto del arrepentimiento y consciente de la injusticia cometida, tratará de reparar su actuar en un momento vital de Adú.

Por último, se exhibe la historia de Gonzalo, un activista que lucha contra el tráfico de marfil y caza ilegal de elefantes cuya intensidad deberá atenuar para atender las necesidades de ayuda que demanda su hija adolescente, adicta a las drogas, y debido a las presiones que redes de tráfico ilegal ejercen sobre él a través de amenazas y sobornos a los funcionarios encargados de custodiar el bienestar de los elefantes.

Esta cinta no tiene pretensiones alegres, al contrario, es cruda, violenta y triste porque su fin no es contar un final feliz, sino enrostrar al público el fracaso de todos los sistemas, políticas públicas, gobiernos y de la humanidad completa; las víctimas: niños y niñas, animales, inmigrantes de raza negra. Nos enfrentamos a una producción cinematográfica imprescindible en tiempos donde el derecho a la inmigración es juzgado desde la comodidad, del desconocimiento y de la frivolidad, dependiendo del origen del migrante: amarillos, rojos, caucásicos, pardos o etiópicos. Hace algunos años, a través de las redes sociales, circuló viralmente la imagen de un niño sirio fallecido por ahogo en la orilla de una playa turca; también en Chile nos enteramos de la triste muerte de la ciudadana haitiana Joane Florvil y recientemente tomamos conocimiento de la crisis humanitaria que viven familias inmigrantes en los pasos fronterizos. Esas imágenes, sin duda, se harán presentes en el público mientras ve este filme cuyo final es amargamente movilizador, abre las mentes, ayuda a comprender los horrores que viven los inmigrantes más marginados y a empatizar con ellos a raíz del dolor de un niño inocente.

lunes, 17 de mayo de 2021

Opinión: La verdad sobre el caso Harry Quebert por Joël Dicker

La verdad sobre el caso Harry Quebert (2012) escrita por Joël Dicker es una novela policial que se ha convertido en un ejemplar obligado del género. Esta historia narra los confusos hechos que se esconden detrás de la desaparición de Nola Kellergan, una joven de quince años, luego de enamorarse del escritor Harry Quebert con quien mantuvo una controvertida e impropia relación sentimental. Años después, Harry hará amistad con unos de sus alumnos, Marcus Goldman, quien se hará responsable de narrar la historia, desenmarañar e investigar para liberar a Quebert de toda responsabilidad una vez que en su jardín, años después, el cuerpo de Nola Kellergan fuera encontrado, dejando en estado de choque a la comunidad de Aurora en Estados Unidos. 

Las líneas de esta historia se suceden en distintos tiempos: aquel en que Nola desaparece, aquel en que Marcus conoce a Harry y el presente de la narración (año 2008) cuando Quebert es detenido e investigado por su supuesta participación en la muerte de Nola Kellergan. El relato hace otros flashbacks hacia la infancia de Nola y la juventud de Luther Caleb. No obstante, Dicker, se las arregla para hacer entendible todos los saltos en el tiempo que trae la novela. 

Desde sus primeras líneas, la narración logra capturar al lector, y entusiasmarlo, al fin de cada capítulo para que lea el siguiente aun cuando el primer capítulo se trata de un angustiado escritor Marcus Goldman, quien luego de haber publicado su primer éxito literario, se enfrenta al síndrome de la página en blanco ya que no logra inspirarse en su segunda novela, hasta que sin darse cuenta tiene en sus manos la investigación policial más desafiante de su vida: defender a su amigo Harry Quebert de las acusaciones de asesinato y pedofilia. 

Si bien, en ningún momento de la lectura se deja entrever que hubiese habido sexo o besos entre Nola y Harry, es cierto que tampoco existe una condena clara a este tipo de relaciones donde un adulto de más de treinta años no debiera aprovecharse del amor que pudiera haber despertado en una adolescente de quince. Es una discusión, sin duda, polémica porque el argumento se centra en la inocencia de Harry Quebert respecto del asesinato de Nola, pero nunca se reflexiona en verdadera profundidad sobre el trasfondo pedófilo que une a los protagonistas. Es un desafío para los lectores acudir a este debate ya que en realidad Nola y Harry nunca sostuvieron una relación real, no se consumó dicho vínculo pero no por falta de intenciones sino de oportunidades, ya que el relato indica que de no haber mediado la muerte de Nola, ellos habrían huido de Aurora para sostener una relación sentimental. Entonces, cabe preguntarse, en derecho, ¿es legal enjuiciar a una persona por delitos que no cometió o meras intenciones?, en lo moral, ¿es justo juzgar a alguien por sus intenciones?

Debate aparte, cabe indicar que el ritmo de lectura es sobresaliente, como ir cabalgando a máxima velocidad, sin embargo, no hay un vocabulario prolífero y existe desequilibrio de género en las voces ya que se deja ver la dificultad del autor para narrar a las mujeres, no conoce su mundo, lo relata desde un punto de vista masculino y simple, aun cuando ellas son mucho más complejas, tanto, que se pudo haber enriquecido la lectura con intuición, con sentimientos y pasión. Es fascinante pensar en una inversión de roles, donde el asesinado fuera un niño de quince años y que Nola fuera la escritora, donde Gahalowood hubiera sido también mujer u homosexual. El mundo está tan lleno de diversidad, de experiencias colectivas y personales que resulta inverosímil ver a un bestseller sufriendo de falta de musas. 

De todas formas, recomiendo esta lectura desde el punto de vista narrativo, presenta una trama inquietante que más allá de las técnicas investigativas de Goldman y Gahalowood, crea en el lector una adicción que le hace difícil no querer continuar con el siguiente capítulo. Esta novela se encuentra disponible para ebooks. 


viernes, 26 de marzo de 2021

Tintura

Veo la arena mojada y en un tono rojizo, prestado por la óptica de los lentes de sol, oigo un suave romper de olas y nos toca el cuerpo el viento como acariciándonos. Descalzos, gozamos compitiendo por quién pisa más caparazones de cangrejos muertos. La sal del mar nos deja un breve sabor amargo en la boca luego de habernos bañado. Está nublado y el clima aún no se decide por el frío o el calor. Olemos el mar, la humedad juega con nuestras narices y las acaricia hasta el estornudo. Caminamos hacia el norte y vestimos pantalones cortos mojados que con el roce de la arena desean irritarnos las piernas; arriba, una polera seca tú y yo una polera seca y mi polerón negro porque siento frío y el relajo se apodera de mí, mi estado mental es totalmente pacífico hasta que tratas de encender un cigarro, me molesta. Nos tomamos las manos y caminamos en un igual compás hacia el norte y acordamos que apenas salga el sol volveremos al automóvil a tomar agua y almorzar. Acordamos también soltarnos las manos cuando empiecen a sudar y mientras tanto, vuelvo a sentir una paz alegre tomado de tu mano y se siente cómo estaba escrito en el plan de Dios que en ese mismo momento yo fuera un hombre feliz cuya dicha empezaba en los pies y terminaba en su cabeza desnuda y resguardada del sol bajo un sombrero favorito. Me nacen desde el pecho los te quiero, los besos, los te amo y los gracias por tu cariño. Salió el sol, debemos volver al sur según lo consensuado, ahora eres tú el que debe terminar de pintar mi sueño que es un cuadro apenas dibujado, ¿qué preferirías? ¿ir de la mano, corriendo, hacer el amor a la mitad del camino, con gaviotas, avistamiento de ballenas, lloviznas, sonrisas, juegos, barcos o botes, playa o puerto, hablamos del trabajo o de la familia, conversación o silencio, patria o muerte, compañero?

domingo, 7 de marzo de 2021

Opinión: Coronación por José Donoso

Coronación es la primera novela del extinto escritor chileno José Donoso. Fue publicada en 1957 y relata con tintes de obra dramática la convivencia de dos clases sociales opuestas dentro de la casa de los Ábalos, una familia santiaguina, muy conservadora y propietaria del emporio Fornino.

Coronación narra con muy buena pluma la relación que sostiene Andrés Ábalos, heredero del patrimonio familiar con su abuela Elisa Grey de Ábalos, la de ésta con Rosario, Lourdes y Estela (empleadas); la de la última con Mario, su novio, y la de él con su hermano y cuñada. Para ser más precisos, Andrés es un adulto de edad madura que se enamora de Estela, una joven sureña que llega a trabajar a la casa de la abuela del primero, la prejuiciosa y clasista misiá Elisa Grey de Ábalos, quien, a su vez, se define como una santa y padece demencia senil. Por otro lado, Estela está sentimentalmente vinculada con Mario, un exempleado del emporio Fornino, hermano de René, ambos pertenecientes a una clase social marginal tocada por la pobreza, el hacinamiento y la delincuencia. Estas diferencias sociales y el amor detonarán las pasiones dentro y fuera de la casa Ábalos y remecerán los cimientos que Andrés Ábalos daba por fuertes e inamovibles. La mayoría de los personajes logra un desarrollo y evolución en la novela que permite dibujar sus perfiles psicológicos y no a través de una descripción prosaica y detallada, sino que mediante una mezcla entre los diálogos y la narración misma, a tal punto que no es necesario ponerles cara (a los personajes) para facilitar la comprensión. Salvo en los casos de Lourdes y Rosario, las empleadas de la casa patronal, donde es algo más trabajoso diferenciar sus roles e historias puesto que la función de éstas tiende a dar teatralidad a la obra y hacer el contraste social entre patrones y servidumbre.

Esta es un novela rica en técnica narrativa y en personajes cuyas historias, modos de hablar, miedos, pensamientos, dudas y certezas la dotan del sentido de la realidad, por ello se perfilan tan bien los personajes que no es necesario detenernos en sus características físicas, porque en el Chile actual o en cualquier sitio de América Latina sería posible reconocer a un Andrés Ábalos o Elisa Grey, muy prejuiciosos, clasistas y malpensados, así como muchos podemos conocer a personas que prestan servicio doméstico, dibujar sus problemas, sus relaciones y realidades. Ello también fue tierra fértil para que este relato se teatralizara en las tablas y en el cine, puesto que la gracia de describir sin aburrir hizo más fácil a dramaturgos y directores la tarea de caracterizar a los personajes respecto de su fuero interno. No encontrarán en Coronación una novela de familias numerosas, intergeneracionales ni de muchas locaciones, pero sí hallarán diálogos muy intensos, realidades muy crudas, machismo, violencia, las divagaciones propias de la demencia senil, las crisis propias del hombre adulto, mucho prejuicio y vulnerabilidad. Cabe notar que el relato contiene episodios de violencia de género física que podrían afectar la sensibilidad de las y los lectores toda vez que no existe un reproche a ello a nivel de narrador ni de personajes, reflejo de una época en que el machismo impregnaba hasta las más altas cúpulas culturales.

Cabe criticar que, posiblemente, se responda con el espíritu de una época la falta de interés o conocimiento hacia complejo mundo de las mujeres. En la historia, las mujeres están relegadas a la casa, al cuidado de alguien, a la esfera privada y son víctimas de abusos en distintos sentidos. En tanto, el único personaje de una mujer liberada de esos yugos era una cuyo uso de la razón había caducado.

El desenlace de esta novela es realmente una coronación, se trata de un capítulo que va de menos a más en su ritmo y cierra con sentimiento, nostalgia y técnica narrativa. Invito de todas formas a leer este libro más desde el análisis histórico y literarios que del goce (aun cuando de todas formas lo hallarán) porque es un clásico chileno, refleja y da realidad a los contextos de una época y porque José Donoso en sus libros siempre da cátedra de entretención y redacción.

lunes, 15 de febrero de 2021

Películas de fin de semana

 ¿Qué le dirían o preguntarían a la muerte, al amor y al tiempo si un día se personifican y los encuentran en el supermercado?

Hoy me siento libre de no tener un tema sobre el cual escribir. De tener, tengo, pero para desarrollarlos con propiedad siento mucha vergüenza porque siempre me gusta ser un aporte; creo que los blogs son ventanas virtuales para crear valor y en ese sentido, para qué escribir a medias, sin un sustento teórico o con un mínimo de experiencia que permita crear oficio. Habrán visto que me he aventurado con opiniones literarias y aunque nadie me ha hecho una retroalimentación decente, creo que no lo hago tan mal, no leo mucho como quisiera pero sí siempre y eso me da cierta ventaja a la hora de criticar siempre desde la humildad y mi amor a la lectura y la literatura. Llevo dos lecturas paralelas cuyas extensiones no me han permitido avanzar como quisiera y además me ha dado por ver películas.

Por eso que en honor a la libertad vengo a opinar -y no a criticar- sobre qué me han parecido algunas producciones cinematográficas. Comienzo con la que acabo de ver: Belleza Inesperada estrenada en 2016, protagonizada por Will Smith, dirigida por David Frankel y escrita por Allan Loeb. Muestra las etapas del duelo que lleva Howard, un joven empresario, a raíz de la muerte de su hija de seis años. Absorto en su mundo y devorado por la pena, se vuelca en la apatía al mismo tiempo que sus socios buscan la manera de revertir aquel estado puesto que la depresión ha arrastrado a la compañía a números rojos. Así, sus socios, se vincularán con tres conceptos filosóficos: la muerte, el tiempo y el amor, haciendo que intervengan en la vida de Howard con el fin de que éste canalice dicho quiebre en su vida y lo procese como el duelo que es. Tiene una carga altamente emotiva, familiar y filosófica. A la vez, los tres socios de Howard viven sus propios dilemas de manera paralela y de lo que es posible hacer tres películas aparte, sin embargo, se desarrollan con pobreza frente al drama contundente del personaje protagonizado por Will Smith. La recomiendo a ojos cerrados, no se van a arrepentir y terminarán sugiriéndola a sus amigos, colegas y familiares.

También vi El Descanso estrenada en 2006, protagonizada por Kate Winslet y Cameron Díaz, y escrita, producida y dirigida por Nancy Meyers. Se trata de una comedia romántica donde Iris y Amanda, luego de pasar por quiebres claves en sus vidas deciden intercambiar casas, con la salvedad de que una vive en Londres y la otra en Los Ángeles, California. Una vez intercambiadas comienzan a desarrollar vivencias que les harán cuestionar si su anterior ritmo de vida era realmente el que necesitaban para ser felices. Como digo siempre, es una película de sábado por la noche, entretenida, liviana, fácil de seguir pero no imprescindible. La extiendo como una invitación al relajo, a verla con amigos e hijos adolescentes, no se arrepentirán. Cabe destacar que las dos protagonistas de la historia no se ven juntas en pantalla más de cinco minutos, lo que habla de la creatividad de Nancy Meyers a la hora de pensar películas cuyas protagonistas son dos luceros de Hollywood.

Ahora, perderé toda objetividad, el sábado vi a mi cómico español favorito: Dani Rovira. Me puse al día con Ahora o Nunca, Superlópez y Odio, todo dentro de la comedia, las dos primeras son películas y la última una monólogo tipo standup. 

La primera, estrenada en 2015, dirigida por María Ripoll Julià y escrita por Jorge Alberto Lara Alcón y Francisco Roncal Martínez, es la historia Álex y Eva, una pareja que va a casarse y al parecer en Mercurio Retrógrado porque le ocurren uno y mil malentendidos que hacen tambalear la boda para mala suerte del protagonista que es un fanático del Excel y la planificación nivel nerd. Como en El Descanso, los protagonistas desarrollan la historia por separado y no tienen juntos en pantalla más de diez minutos; son las ventajas del cine del primer mundo: grabación internacional. 

Superlópez (2018) es una parodia española de Superman, ambientada en Barcelona, dirigida por Javier Ruiz Caldera y escrita por Borja Cobeaga y Diego San José. Esta historia es una ridiculización cómica de la historia original de Clark Kent y los hechos se desarrollan a la española, donde el protagonista, Juan López, se niega a llevar un vida de superhéroe hasta que los hechos lo empujan por la senda de la defensa de los débiles y la justicia. Si hay algo que no me agrada es que la ambientación se da en Barcelona pero ahí nadie habla en catalán, todos en castellano y el acento del protagonista es más bien canario que de Cataluña, cuya voz engolada es perfectamente distinguible al resto de acentos que riegan España. Lo negativo de eso es que hay una merma en el contenido cultural de una película cuando su dirección y producción deciden dar nombre y apellido a las locaciones. 

Por último está Odio estrenada en teatros de España en 2020 y grabada para Nétflix, cuyo lanzamiento en streaming se hizo en 2021. Se trata de un standup muy bien contado, con manejo en pausas, chistes, uso de tecnologías y  del cual me cuesta opinar porque se trata de un humor español y soy chileno. Sin embargo, se tratan temas universales como el coronavirus, la humanización de las mascotas, los hijos, el clivaje provincia-capital y otro trascendental a la humanidad: el odio, pero visto desde un ángulo personal.Adelanto que afortunadamente no es un humor basado en el odio como aquel que se hace burlándose de homosexuales, mujeres, razas, nacionalidades, entre otros como se hacía en Chile desde las masivas y universales plataformas. Por eso aplaudo a Dani Rovira, porque pese a todas sus adversidades, tiene un compromiso inclaudicable con el humor.  

sábado, 23 de enero de 2021

Autoentrevista (Adaptación de sección YO en Tendencias de La Tercera)

Esta es la adaptación de una entrevista que leí en un diario nacional. La entrevistada entonces era Tamara Acosta, pero ahora y como buen Leo, les invito a leer y hablar de mí (en realidad me cuesta trabajo y la exposición me incomoda). Penoso, lo sé. 


* Leo 
Coronación de José Donoso y El llano en llamas de Juan Rulfo. El primero está menos avanzado, pero de todas formas me gusta más que el segundo. Próximas lecturas La Catedral del Mar de Ildefonso Falcones y La verdad sobre el caso de Harry Quebert de Jöel Dicker. 

* Veo 
En mis almuerzos y onces solitarias (casi todas) estoy viendo Aquí mando yo de TVN en Youtube y cualquiera protagonizada por Mane Swett y Jorge Zabaleta. En Netflix estaba viendo Dark, pero me agotó y reafirmé que la ciencia ficción no es lo mío, me gustó mientras tenía un tono detectivesco, pero renuncié a la historia después de darle muchas oportunidades. Soy cerrado de mente. Empecé La Catedral del Mar, cuatro capítulos, pero decidí que primero leeré el libro, es buena, aunque me desilusiona que estando ambientada en la Catalunya de 1300 sea hablada en castellano, esas decisiones editoriales restan cultura; el único argumento que entendería es que fue escrita en español. 

* Creo
En Dios y la Santísima Virgen de la Candelaria. 

* Tomo
Mucho té y yerba mate hasta que la presión me lo permite. 

* Practico 
Todas las noches hago diez flexiones de brazos, cincuenta levanta-glúteos por pierna, cuarenta abdominales. De esto llevo registro, de forma tal que cuando me salto una sesión la pago por completo en los días siguientes. Advierto, que es una rutina de creación propia, los resultados no están a la vista, pero me deja la mente en paz, es un tema de consciencia. Para qué decir que practico yoga y medito cuando prefiero dormir, aunque me gustaría hacerlo, sin dudas, pero no me da el tiempo ni las energías. 

* Admiro 
La cultura pop y a sus dos máximas representantes latinas: Shakira e Isabel Allende (escritora). 

* Escucho 
La mayoría del tiempo a Shakira. Por lo general, música en catalán, en especial a Txarango! Últimamente (hace dos semanas) que estoy escuchando a baladistas varones en español: Juan Gabriel, Chayanne, Cristian Castro, Alexandre Pires, Luis Miguel, Alejandro Sanz y hasta Ricardo Arjona (lo dije y qué). Es que Se nos muere el amor es bellísima. 

* Bailo 
De todo lo que me haga mover. Sé bailar la cueca tradicional y dicen que con gracia. Ansioso de aprender a bailar champeta. 

* Como 
No soy regodión, sus padres me amarían, soy el yerno ideal. Cocino y como todo lo que me sirven. Podría decir que no como carnes gelatinosas como la pata de vaca o congrio, ni arroz porque lo reemplacé por quinua. Esta semana me he repartido entre las pastas y las legumbres. 

* Uso 
Toda la línea Seduction de Antonio Banderas. Soy de gustos comunes y populares. 

* Viajo 
Muy poco porque me carga toda la burocracia que involucra viajar: desde las maletas hasta comprar los pasajes. Sueño con un novio/marido que se encargue de todo eso y me lleve manejando al fin del mundo; la Carretera Austral es lo que más me apetece por el momento. Estoy soltero así que ese destino deberá esperar por nosotros. 

domingo, 17 de enero de 2021

Opinión: La suma de los días por Isabel Allende

La suma de los días (2007) es un libro autobiográfico de la escritora Isabel Allende. Allí relata a su fallecida hija, Paula, el devenir de su familia desde su muerte. El estilo de este título es personalísimo, íntimo, emotivo. Allende abre las puertas de su vida y en característico tono deja ver, entre otras cosas, cómo conoció a su entonces marido, Willie y de los dolores y alegrías de su hijo Nicolás a quien de paso le asigna el rol protagónico -que, a veces, deberá compartir con el correlato de la creación de obras como la Retrato en sepia, El bosque de los pigmeos, El Zorro, Inés del alma mía y más-. 

Según se anunció, la relación madre-hijo entre Isabel y Nicolás es la que nutre las páginas de esta autobiografía, al punto que un título menos original pero acertado podría haber sido Todo sobre mi hijo. El lectorado podrá entonces, enterarse de las diferencias de hermanos entre Paula y Nicolás, cómo conoció él a su exesposa Celia, a su esposa Lori, la forma en que enfrentó el divorcio, su reacción frente a la diversidad sexual y una intensa relación con su madre hipercontroladora. 

Asimismo, el texto deja ver la vida de los inmigrantes en Estados Unidos; chilenos, chinos, mexicanos, venezolanos y más viven una suerte de rito de iniciación al llegar a la supuesta tierra de las oportunidades ocupando lugares comunes como la discriminación y los problemas de comunicación. Otros miembros de la vida de Isabel Allende que permiten rellenar páginas son Tabra, Sally, la abuela Hilda, Jennifer y las Hermanas de Desorden. Aun cuando por separado estas personas carecen de una conexión, Allende logra vincularlas a través de sí y de repetir que su misión fue reunir a todo el clan en una misma ciudad y además, entregar una narración divertida, pícara y sincera que hace valeroso leer en primera persona los chismes de los que se puede conocer por la prensa rosa e Internet. También es una obra estática en el tiempo y generosa en el espacio. 

El ritmo de la narración decae en la segunda mitad del libro, se contamina de las presiones que ejercen las editoriales por más material indistintamente de su calidad. En definitiva, se nota el desgaste de las ideas, cinco capítulos podrían ser solamente dos y se agregan historias que no cambian en ningún sentido la dirección de la historia como es el caso de Juliette, la amiga de Isabel Allende que presta su vientre a Lori. Allí se da un exceso de contexto, que ingeniosamente pudo haber sido el argumento de otro de sus libros (el consejo es gratis); omitiendo a Juliette y su vida, de todas maneras se pudo haber conocido de los intentos fallidos de Nicolás y Lori para ser padres sin necesidad de darle rostro y nombre a la dueña del vientre de alquiler. 

También queda en evidencia que el gran defecto de incluir a muchas personas en una autobiografía es que darles énfasis al principio crea expectativas sobre su desenlace, sin embargo, al tener que respetar los hechos, es posible que el final de la historia no tenga tanto rendimiento como su desarrollo o introducción, por tanto, desilusiona; ¿qué habría pasado si Tabra se hubiera muerto en una de las operaciones o viajes?, ¿tendría sentido literario presentarla, describirla y exponerla como se puede leer en La suma de los días

En definitiva, se trata de una historia interesante y rica en experiencias, es narrada por su propia autora desde la multidimensión de sus roles de mujer, madre, esposa, escritora, chilena, hija, abuela, suegra, amiga, enemiga y persona, por tanto, va más allá de una descripción de sí misma y las vivencias, también hay juicios de valor, argumentos, pasiones y contradicciones que dotan a este libro de humanidad. Cada uno de esos roles se va conjugando con momentos y emociones diversas pero siempre sinceras al punto que leer a Isabel Allende como dueña de su historia deja la sensación de que tu amiga de toda la vida se dio el tiempo de escribirte la más honesta de las cartas. 

sábado, 9 de enero de 2021

Un sentimiento llamado Diego

Diego estaba en la oficina de su papá. Alcancé a percibirlo un poco tímido, casi como un niño avergonzado. Eso al menos en las primeras fases de mi sueño. Decidí sentarme en uno de los asientos disponibles para ser atendido o conversar con alguien de esa oficina por temas de trabajo. Minutos luego de haber vacilado, se acercó para conversar conmigo y pedirme perdón por su frialdad, por la indiferencia con la que me trata cuando estamos despiertos. No recuerdo haberlo perdonado ni haber dicho que lo exculpaba de todo y que me daba lo mismo; sólo sé que lo sentí, obvio que te perdono, cómo no te voy a perdonar pensaba mientras me sorprendía de continuar sumido en un sueño tan esperado sin despertar. El tenor de la sensación se podría resumir en un análisis de costo beneficio, ¿qué pierdo si lo perdono? Nada. ¿Qué gano perdonándolo? No mucho más que nada, pero algo finalmente. Luego me dio un beso.

Caminamos juntos por tantos lugares, nos acompañamos en la noche, cruzando ríos, visitando parientes, arrancándonos por un túnel estrecho mientras se producía un terremoto. No puedo decir que se me arrebató el corazón ni que me perturbó el sentido de la realidad como otras veces. Agradecí el regalo al despertar, pero el efecto duró su debido tiempo. No entiendo del significado de los sueños, en Internet hay al menos diez interpretaciones distintas para un único elemento que buscarlo habría sido inyectarme una sobredosis de ansias y angustia. En realidad, para qué remover los sentimientos del pasado en tiempos del coronavirus, sumarle una pena más a mi alma escapa de todo pensamiento lógico y autoestima. Sentimientos de cristiana vocación resucitadora. No.

En la vida real Diego no me quiere, no le importo. Y está bien, yo no soy querible, mucho menos comparto con él algún tema de interés o pasión, salvo -claro está- el nombre. En cambio, yo admiro secretamente su belleza tan impoluta e incombustible, su voz -aunque no la recuerdo muy bien-, su alegría, su ser genuino. Sé que jamás podría pagar esa factura porque él no tiene intenciones de ofrecerme algo. Y estoy seguro de que tiene cientos de cualidades más, pero no lo conozco, se me hizo tan desconocido que ya no podría saludarlo con naturalidad al verlo en la calle; olvidé su cumpleaños, cómo nos conocimos, si alguna vez compartimos una cerveza o si fui a su casa. En las vueltas que deja la vida, como parafraseando las escenas de El efecto mariposa, quedamos con las manos vacías, la mirada suspendida y el pensamiento flojo de si debería o no escudriñar en los depósitos de mi memoria algún sentimiento llamado Diego.