Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 25 de agosto de 2012

De paseo en Freirina y el Valle del Huasco

Dedicado a los Rojas Alarcón por su inmensa hospitalidad y cariño.


Incluso soñé con que Ignacio me llamaba por celular para decirme que iría a almorzar a mi casa y que debíamos encontrarnos en la Biblioteca Pública de Copiapó a las 12 del día tal como lo previmos con anterioridad. Tanto fue mi sueño y cansancio que al abrir un ojo y antes de que fuera demasiado tarde lo llamé para avisarle que no iría a leer y que prefería que llegara directo a mi casa. Él me respondió que no me preocupara porque también tenía sueño y aún no se levantaba, que no olvidara que ese día o el siguiente nos íbamos de viaje a Freirina, su tierra. ¡Verdad! Me había invitado a conocer su casa y familia. Luego de almorzar nos dispusimos a ir al centro a comprar los pasajes. Viernes ocho de la noche y camino a Vallenar por dos horas para abordar el auto con que su hermano nos esperaba para ir a Freirina junto a su pareja Fernanda. 

Alrededor de las once de la noche nos dirigíamos de la ciudad de Vallenar hacia Freirina y en el camino Ignacio y Raúl, su hermano, me indicaban los lugares en que hubo barricadas y se quemó uno de los vehículos de la policía por los manifestantes que protestaban en contra de le fetidez que emanaba de las plantas de cerdos de la empresa Agrosúper. Hasta ese momento, para mí todo lo que me contaban se reducía a lo que oí en la radio o a las imágenes de la televisión, era de noche y no podía hacer mucho. Ni abrir las ventanas quisieron para evitar el desagradable hedor a chancho. Ya en casa conocí a los padres de mi anfitrión, aunque ya conocía a la tía Charo, había pasado años desde que no nos veíamos así que fue la segunda vez. Don Raúl me saludó con un abrazo: los quise de forma inmediata. Luego llegó Benjamín, el sobrino de Ignacio que rápido me preguntó: ¿Cómo se llama usted tío? ¿Usted sabe que el tío Nacho se va a casar con la tía Yako? Cuando volví a Copiapó ya tenía un sobrino y un lugar donde quedarme si es que volvía a esas tierras donde se junta el frío y el calor de Chile. Después de comer y tomar té supimos que Fernanda y Raúl irían a una reunión con sus amigos y amistosamente nos invitaron y amistosamente aceptamos ir, pese al sueño y cansancio. Al salir sentí el olor a chancho, pero conocí su real intensidad a los dos días venideros cuando dimensioné todos los kilómetros que debe viajar por el aire para llegar a las casas de manera penetrante. Afortunadamente no soy asquiento como para correr a vomitar, pero hay personas que sí lo son y que se afectan por este problema no sólo del ámbito de la dignidad, sino también de la salud. Entre otras cosas lo pasé muy bien con los amigos de Raúl y Fernanda, noche de karaokes, cueca y saya. 

Debido a la hora en que nos dormimos, alrededor de las seis de la mañana, despertamos a la hora de almuerzo. Me avergoncé de haber mostrado la hilacha tan rápido, pero qué se le iba a hacer, los Rojas Alarcón son pura comprensión. No recuerdo bien si fue en la noche en que llegué o a la hora del almuerzo en que conocí a mi nuevo tío, mi tío Papo, un caballero muy respetable y culto, agradable de quien jamás olvidaré cómo se tomó de un puro trago un pequeño vaso de pisco sin chistar y destilado. Eran los días de los Juegos Olímpicos en Londres y él sabía de todos los deportes, sus nombres y récords como quién se sabe cuántos días tiene cada mes. Luego de almorzar nos encaminamos al auto y partimos a conocer el Puerto de Huasco pasando por Huasco Bajo, hasta llegar a las inmediaciones de CAP y de la Termoeléctrica Guacolda que hace años viene contaminando el valle y a la población que no dista demasiado de allí. Ahí mismo un barco de Japón exportaba o importaba algo cuyo nombre ya no recuerdo.

En las imágenes de la izquierda se refleja parte del último párrafo en relato. Eso es lo que vive la población huasquina de forma diaria y la fauna marina yo puedo imaginarla muerta o casi inexistente debido al cambio de temperatura constante de las aguas cuando son devueltas al mar a altas temperaturas. De aprobarse el proyecto de Termoeléctrica Castilla este será el panorama para los habitantes del Valle de Copiapó que dicho sea de paso ya está desertificado y sin río.
Posterior a tan desalentador panorama cogimos rumbo hacia la caleta donde nos servimos una empanda de mariscos y otra de queso. Mucho frío y humedad a las seis de la tarde pero no fue suficiente para evitar las ganas de subir al faro y mirar el mar desde una altura vertiginosa; ya arriba me imaginaba y pensaba hacia donde caería el faro en caso de terremoto o fin de mundo, al cemento o al mar. De vuelta a casa la tía Charo nos esperaba con más empanadas de queso y fue de visita el niño Cocó y la niña Bárbara, amigos de Fernanda y Raúl con quienes compartí la noche anterior. En la mesa no entrampamos con fábulas, mitos, leyendas y penaduras entre las cuales oí una nueva versión de La Llorona y me enteré de la existencia de El Duende de la Campanilla que todos, a excepción mía, aseguraban haber visto. De mi parte hablé de La Llorona versión Copiapó y de las carretas, del burro que se alarga, del Alicanto y de experiencias paranormales propias e impropias. Qué día agradable aquél. Benjamín jugaba por mientras con su amigo Cristián. No estoy seguro pero creo haberme dormido temprano ese día en que el olor a cerdo se me hizo secundario.

Al siguiente día tomamos desayuno mientras nos  se cocinaban unas ricas lentejas a la hora de almuerzo. Don Raúl tenía la tarde libre, pero por mientras con mi sobrino Benjamín nos dedicamos a leer cuentos y enciclopedias, y por eso espero haber sembrado en él las ganas de aprender a leer. Hasta que estuvo listo el almuerzo de la tía Charo y no pude creer que Ignacio fuera tan mañoso para comer legumbres. Cuando va a mi casa de Copiapó come de lo que haya, todo y siempre dice que está rico. Mi mamá lo quiere, en realidad toda mi familia, incluso me retan cuando cocino comidas inventadas y le convido a Ignacio, pero él dice que está todo rico e incluso me pide la receta. Debe ser porque siempre le dije que en mi casa mi mamá se enojaba si rechazaban la comida, lo que es mentira, porque el que se enoja en esas ocasiones soy sólo yo. No es enojo en realidad, es otra cosa parecida a la reprobación. Finalizado este espacio de mi peor defecto, el egocentrismo, nos preparamos para ir a conocer más del Valle del Huasco y partimos con don Raúl, la tía Charo e Ignacio a conocer el centro de Freirina para después adentrarnos en los parajes que embellece el fenómeno del Desierto Florido atacameño con sus añañucas y cactus inmensos. Una vez atravesado el Río Huasco llegamos a la casa de la señora Mila, que vivía de sus animales y seguramente del aporte de algunos de sus hijos, era una casa rosada a la que no habíamos atinado a bajar, pero la curiosidad fue más fuerte. La fuimos a saludar a ella y su hija, una mujer de casi cuarenta años. Lo que más me sorprendió fueron sus numerosas y enormes gallinas; cuando vimos a la señora Mila, ella estaba preparándoles la comida e incluso me confundió con Raúl, qué grande está me dijo. De pronto llegó a nuestro lado un gato y creo que es el más hermoso que he visto alguna vez, un pelaje gatopardo que daba la impresión de ser un fondo plateado y rayas negras. No recuerdo su nombre, pero a veces la gente no les da nombre a sus animales, ¿para qué? si basta con decirles cuchito chuchito o hacerles sonar la comida de pellets y llegan. Terminada la visita donde la señora Mila nos dirigimos a conocer el sector en que la empresa Agrosúper instaló las plantas de producción y alimento de chanchos.Por el camino no había olor y todo era muy rural y conmovedor para alguien que se acostumbra a vivir en el cemento: caballos, vacas, riachuelos, canales, burros, etc. Nos detuvimos y bajamos en el Río Huasco a tomar fotografías mientras don Raúl bajaba a la ribera para cortar algunos berros y comerlos en la ensalada. Cuando nos adentramos camino a las plantas comenzó a emanar el olor a cerdo, pestilente y penetrante y a medida que nos acercábamos por el camino público nos seguían de más cerca una camioneta con guardias y vigilantes en su interior pensando que éramos periodistas. Cuando hablamos con funcionarios de manera amable, ellos se dirigieron a contarnos de lo decepcionado que estaban de la empresa que había prometido empleo local pero cada día llegaba un santiaguino más al sector. En noticias de hoy, oí por Radio Bío Bío que Agrosúper será quién pague y encargue un estudio para evaluar los avances en materia medioambiental y si se ha disminuido el impacto negativo del traslado de los chanchos a la zona, ¿pero qué estudio puede ser serio y gozar de validez si se da la figura de juez y parte? Creo que ninguno. El ministro de salud Jaime Mañalich ordenó a la firma llevarse los cerdos de la zona en seis meses y los habitantes ya están perdiendo la paciencia. Al retirarnos del lugar nos fuimos al área de Hacienda Atacama a visitar al Paisano, hermano de la tía Charo porque tenían que dejarle unos medicamentos para el tratamiento de su pierna. En la pieza del Paisano había otro gato: el Lulo. El sector debe caracterizarse por tener gatos bellos. El Lulo tenía un pelaje que era claro en la punta de cola y se iba oscureciendo hasta llegar a ser café oscuro en la punta de la nariz, un espectáculo de felino que además no era lobo ni arisco. Pero lo entretenido de Lulo es la historia de su nombre porque cuando llegó donde el Paisano creyó que era hembra y la llamó Lulú hasta el día que se encontró con la sorpresa de estar travistiendo al animal inconscientemente. Nos despedimos del Paisano y llegamos a la casa de la señora Eva. Estábamos todos ya un poco cansados, pero adivinen: ella también tenía gatos bellos y decidí que ese era un presagio de día de suerte. Cuando entramos ella nos saludó y corrió a poner la tetera a hervir para que tomáramos té junto a su esposo, conocido por su afición a criar caballos. Pero nos debíamos ir rápido por alguna razón. Debió ser que el chofer Ignacio ya estaba cansado de tanta vuelta y además hacía frío. Nos marchamos con la sensación de tener hambre. De vuelta en casa, don Raúl y la tía Charo prepararon los huevos frescos que nos había dado la señora Mila y tomamos té felices y contentos. Al otro día debía volver a Copiapó y la noche se me fue cantando y conversando con mi amigo Ignacio, los pasajes eran para las once de la mañana y a las nueve ya debía estar en pie. Nos dormimos cerca de las dos de la mañana. Ya en Vallenar dimos un breve paseo en auto hasta llegar al terminal en donde nos abordaron unas gitanas, el bus demoró en llegar y por mientras Ignacio se puso a conversar con ellas cuando un chofer de buses la instó a lavarle la cara a su niño -que a decir verdad estaba en pésimas condiciones higiénicas- en los baños lo cual fue contestado con un 'nos cortaron el agua paisa'. Llegó el bus y con él se terminaba mi estadía en el Valle del Huasco, un bello paraje que merece respeto y cuidado. No quería despedirme de mi amigo, pero era hora de emprender un nuevo viaje.


Vista al mar desde el faro
Gallinas de la señora Mila
Postal del faro de Huasco
Municipio de Freirina

Traslado de cerdos
Río Huasco
Antiguo estanque



Burros a medio camino

Caballos y atardecer
Ignacio Rojas





Kike Morandé: El señor de la Querencia de la televisión chilena

Para ser sincero, habría preferido mil veces escribir desde el nuevo notebook una entrada más optimista, contar de alguna conquista, algún logro o algo no humilde que me levantara el ego. He tenido de todo lo que he mencionado, pero cualquier cosa no merecía  más de un párrafo. Hoy me reivindico como candidato a columnista o líder de opinión. Si usted de alguna manera u otra se ofendió con los diversos esquemas del programa del patrón de fundo de la televisión chilena, considere esta columna como propia.

Es viernes y llegó la noche. No estoy de fiesta ni en alguna reunión social bebiendo algún licor. Estoy solo en el departamento en conversaciones conmigo mismo y mirando televisión; me dieron las diez de la noche y empezó Primer Plano, el programa de farándula de nuestra tele. Si no cambié el canal fue sólo porque consideré que había una discusión interesante pero mal conducida y armada. Representantes de la Iglesia Evangélica comentaban sus impresiones y pareceres frente a la caricaturización de sus pastores y hermanas en el programa nocturno conducido por Kike. Al caracterizar a este ser humano no hace falta muchas palabras ni párrafos enteros, por mi parte me apronto a decir que es un hombre con rasgos de latifundista, abiertamente de derecha conservadora, pinochetista, machista, homofóbico, de aquellos que piensa que tiene amigos, etc. Algo me hizo pensar en que hay otro adjetivo que le calza bien: fascista. ¿Pero por qué fascista? Además de tener en cuenta que aprueba el régimen dictatorial de Pinochet de forma pública, a lo largo de las once temporadas en que ha tenido el (lamentablemente) estelar del pueblo al aire ha aprovechado de mofarse y humillar a diversos grupos que componen la estructura social de Chile, a las mujeres, peruanos, prostitutas, homosexuales, alcohólicos, niños y niñas que sufren de abandono, entre otros. ¿No calza eso con el rasgo fascista de situarse en un pedestal y mirar hacia abajo cómo la clase trabajadora se ríe de sus mismos problemas? Creo que sí, pese al sesgo que he cometido con toda conciencia. El tipo toma todo lo que le parece mal en la sociedad para burlarse de ellos, para que los mismos burlados se rían de sí mismos. La única diferencia en el paralelo entre lo descrito y un soldado nazi arrancándole la barba a un judío es que el último sabía que se lo estaba humillando.

Hace algún tiempo escribí En búsqueda de la homofobia y sus causas primeras para despotricar en contra de los factores que permitían asesinatos a homosexuales y su histórica discriminación. El caballero Kike ya estaba en las causales junto al detestable personaje y caricatura de Tonny Esbelt. En sus puestas en escena hacía humor con una estructura bastante básica y repetitiva en que Kike remataba los chistes con un "Quítate de aquí maricueca". Yo no tengo datos y dudo que alguien o alguna institución los pueda tener, pero hay muchos niños y niñas en este país que ven este programa junto a sus padres y reciben este mensaje sin cuestionarlo; mi hermana lo ve, cuando tenía menos edad también lo vi y no sólo en mi casa con mis padres. Pude comprobar con el tiempo que hay otros hogares en que los adultos aprueban que los niños consuman este tipo de basura, incluso los niños con los que desarrollo mis trabajos de voluntariado también comentan de personajes como La Rupertina, La Polillita, entre otros, los amigos de mi hermana de once años experimentan el mismo rito; de ir a alguna escuela pública o privada estoy seguro de que me hallaría en el mismo panorama. Es triste cómo los niños y niñas consumen homofobia, denostación a las diferencias y un ímpetu implícito de superioridad que en realidad no tienen; esto es tan palpable y su medio de verificación toma asidero en el bullying (en las noticias nos espantamos, pero en la noche nos olvidamos viendo en familia el estelar del pueblo). Creo que hemos llegado demasiado lejos al permitir que la televisión eduque más que un libro. 

Y hablando de la infancia, el cuadro es más triste cuando se pone en escena a La Polillita: una niña que llora mientras espera que su padre vuelva por ella luego de haber ido a comprar cigarros, pero el reencuentro nunca ocurre. Incluyéndome, nos hemos reído de esto, del dolor real que sienten los niños y niñas cuyos padres se han ido, quizá muerto y se sienten desamparados en la espera buscando distintas explicaciones a su abandono. Francisco Morandé permite estas situaciones en pantalla, mientras que detrás de ella puede haber un pequeño riéndose de sí sin saberlo o un adulto que vivió lo mismo años atrás. Por eso digo que él se ha puesto en un pedestal a mirar cómo tantos pueden reírse de sí sin darse cuenta y estoy seguro de que goza el espectáculo de sus rotos.

Ya hablé de los homosexuales y de los niños. Con eso dan ganas de que el Consejo Nacional de Televisión tome alguna posición al respecto y sin embargo esto no se ha acabado; los alcohólicos han sido otro blanco del estelar del pueblo. Pero no todo tipo de alcohólicos, sino los más pobres y vulnerables interpretados por personajes como el Che Copete, el Náufrago o Ruperto (con participación en el Festival de Viña del Mar). Seguramente pocos hemos dimensionado lo terrible que debe ser vivir con personas alcohólicas que entregan su dignidad de manera fácil para conseguir un litro más y dudo que la realidad de las personas alcohólicas sea de la misma liviandad con que se presenta en las pantallas de Mega de Lunes a Sábado; se distorsiona la realidad del alcoholismo y con ello la violencia intrafamiliar, los accidentes de tránsito, niños abusados o centros de rehabilitación lucrando, el cáncer hepático, el terror de los niños que ven llegar a sus padres con el tufo etílico. Podría seguir agravando la lista, pero con ello creo que es suficiente; de lo contrario mire a su alrededor. 

Las mujeres son las víctimas implícitas más perjudicadas desde mi punto de vista; desde un comienzo el estelar del pueblo puso en su escaparate a mujeres guapas, con rasgos evidentemente exuberantes, algunas usaban implantes de silicona para aumentar el tamaño de los bustos (malamente he escuchado a niñas que dicen que lo hacen no por verse bien, sino por que la imagen vende y ellas viven de eso). No voy a decir que el estelar del pueblo tenga por giro la cultura o la educación -en realidad, todo lo contrario- pero qué ofensivo debe ser para el resto de las mujeres ver cómo su función ante la sociedad según las señoritas Jannet, las Márlenes Olivaríes o las Adrianas Barrientos se reduce al mejor cuerpo, a la sonrisa más tapizada en labial o qué sé yo. Voy a ser categórico en lo siguiente: si no hay más hombres desnudos pudiendo cumplir la misma función que otras mujeres es porque Morandé siempre defenderá que su programa sea para hombres heterosexuales que llegan cansados del trabajo a ser atendidos por sus esposas, las que luego se sentarán a ver con ellos como su género es reducido socialmente a la belleza, lo harán de manera pasiva y quizá se diviertan, repitiendo el mismo esquema del niño abandonado. No estoy generalizando, sólo describo a la mayoría de la población objetivo del estelar del pueblo. En mi casa ocurre, en la de los vecinos también. Esta ha sido una estrategia incluso política. Qué mal por la cantidad enorme de mujeres que se ganan la vida con su trabajo, inteligencia y valentía, cómo no les va a costar a esta sociedad reducir brechas salariales en función del género, cómo no les va a costar a ellas llegar al poder. Así es la situación con Francisco Morandé, si la mujer es esforzada o trabajadora no puede ser linda ni estar en un puesto de poder (esto debe aterrarle a su dimensión machista) debe, pues, ridiculizarla y ponerle bigotes como a La Rupertina. 

El estelar del pueblo no sólo ha incentivado este tipo de violencias, con los Hermanos Sin Dolor, pudo disfrazar la violencia con traje de chiste y los niños y niñas lo imitaron en sus escuelas; ni quienes padecen enanismo se han salvado. Se ha frivolizado con la figura del delincuente chileno con La Malena o El Malo. Pero la polémica última del programa ha sido por la ridiculización del pueblo evangélico con Las Hermanas Evangélicas en que parodian los ritos religiosos de éstos. No voy a defender a la fé protestante, ni la católica ni a sus dogmas porque hay que reconocer que han sentado un amplio piso a la discriminación, pero sí me corresponde abogar por el derecho a pensar, decir, actuar y manifestarse de la manera en que uno esté convencido de que se debe hacer, de modo libre, dentro del marco del respeto y sin miedo a réplicas o a las impunes humillaciones públicas que ocurren en Morandé con Compañía a la cabeza de El Señor de la Querencia de la tele chilena, al que nadie le dice nada porque uno es amargado y no sabe reírse de sí o bien el Consejo Nacional de Televisión no sirve para nada. Porque si se ofendiera a los sacerdotes pedófilos de la Iglesia Católica, a los militares torturadores y golpistas, el programa no sería de Mega, no sería conducido por El Señor de la Querencia Morandé o bien el Consejo Nacional de Televisión habría puesto el grito en el cielo como lo hizo a El Club de la Comedia luego de parodiar a Jesucristo. 

Usted puede ver lo que quiera y para eso es libre dentro de la república; mis palabras le pueden parecer una soberana amargura o un sermón más. Pero cuando maten a otro Daniel Zamudio, a otra mujer, o abandonen a un niño no lo lamente tanto. 

viernes, 17 de agosto de 2012

Lo que quiero, Martha Masters y merecer

En el capítulo Last Temptation de House M.D., la interna Masters decide renunciar a conformar parte del equipo de diagnóstico de Gregory. Escena final con la canción que inspiró esta entrada: You can't always get what you want (No siempre puedes tener lo que quieres) de The Rolling Stones. Y es verdad, no siempre podemos tener lo que quisiéramos aunque lo merezcamos, aunque hayamos luchado y renunciado a tanto, está en el ADN de la injusticia que alguien que jamás ha jugado a la lotería se la gane y uno que siempre ha apostado, se queda mirando cómo la suerte se lleva el premio. Violeta Parra cantaría: "Yo no sé por qué mi Dios le regala con largueza, sombrero con tanta cinta a quien no tiene cabeza"; Alanis Morissette, en tanto, diría: "you're meeting the man of your dreams and the he meets his beautiful wife, and isn't it ironic?" 

Yo no pude tener al Matías, a los Antonios ni al Alexis que quise,  ni vivir cómodamente y que me preocuparan cosas tontas como el peinado del perro fifi o de los cuadros chuecos en el muro. Y aunque no todo está dicho, no soy tan bello como me gustaría o como lo han sido mis padres, mi camino a la calvicie temprana es evidente, ni puedo estudiar de la manera que me gusta, a veces quisiera no saludar a la gente, gritarle a Mario que no me importa y confesar que me causa placer irme de los lugares sin despedirme, que hoy me desperté con ganas de abrazar a todos, pero se me pasa cuando veo a todos, que soy el más cínico, que me quiero sacar un moco con los dedos y pegarlo en una pared, decirle a la gente que se va a paro por la educación que la considero ridícula y poco cool, y darle un beso a Matías que cada día está más irresistible o bien asesinarlo por no gustarle y hallarme ridículo, que la novia de César termine con él por descubrirlo mirando mis fotos y leyendo este blog, que se rompan el corazón el par de highcientos hediondos a Rotary ¡Esa sí es justicia mierda! Sí yo también soy resentido, odio a los rotarientos y a la gente que habla con papas calientes en la boca. Los perros no, los gatos sí. Y le tengo miedo a los ratones, sí pavor prístino ¿y qué?, si me pueden morder en el cuello una noche y me matan los perversos. 

Pero no. Uno tiene que ser un hombre bueno y decente, ocultar sus gustos, no decir que ve la teleserie ni que llora con las escenas más tontas, tiene que decir que no cree en el Horóscopo porque es persona de ciencia, aceptarse físicamente como el adefesio que se es y decir: todos somos bellos a nuestra manera; saludar, preguntar cómo estás aunque sea lo último que me interesaría escuchar de los otros, y luego despedirse; ser honesto y falsamente modesto; sonarse con papel higiénico, aceptar los costos vinculantes de la democracia, y ser buen amigo para soportar todas las pesadeces y deslealtades, ponerle el hombro para que te lloren las penas y reír de chistes añejos; aguantarme las ganas de llorarle a Matías que por qué todo tiene que ser así, no alcanzar a ser siquiera diferentes, ser virtuoso y perdonar para no vivir con odio porque pesa tanto, perdonar a un César al que no puedo calificar más que como un desgraciado y cobarde, nocivo, perdonar porque es más fácil vivir con tristeza que con rencor a ese pobre diablo. Tengo que ser bueno y de corazón noble, hacer el bien sin mirar a quien, mostrar valentía ante los ratones y decirle a los niños que el cigarro es malo y ocultarles el placer que me trae. 

De todas formas, voy a seguir en el camino del bien, esforzándome ya no por merecerme una recompensa sino porque siempre me he dedicado a hacerlo y de esa manera me voy a morir. La justicia no existe y  es este el mensaje amargo y desesperanzado que he querido dejar y tal como Masters, voy a renunciar a dejar de hacer lo correcto porque no siempre puedo tener lo que quiero (ni lo que necesito).


viernes, 10 de agosto de 2012

Veintidos detrás de la puerta, el par de patos al acecho de mi paciencia

Será que estoy viejo por dentro o es sólo un vicio más de la profesión que estudio. Quiero medir los aspectos de la vida, los avances, los tropiezos, las alegrías, las penas. Puede que de ahora en adelante, todos los 10 de Agosto me vea al trote de esta fría prácticas. Son dos las cosas que han dominado este día mis adentros: una idiotez producto de una ansiedad mal gestionada y una inquietud ante la necesidad de medir mis logros en veintidós años de vida. No es que quiera exponerlos en esta página, creo que me falta valentía para descubrir cuánto y quién he llegado a ser, finalmente tanto los logros como las derrotas se olvidan porque se está constantemente buscando algo más o se piensa que hay más necesidades, son los grandes hitos los que cuentan, las experiencias que nos construyen abriendo o cerrando etapas. 

Mi papá me diría que ando "espeso" para decir que ando con el genio corto. Me lleva el nerviosismo y al parecer descubrí la causa y no es que vaya a cumplir veintidós años, es el cierre de semestre; luego de un mes y medio de paro, vuelven las evaluaciones y con ellas las madrugadas sin ir a dormir y Santiago, quiero que todo salga bien, el relajo no es buena señal antes de una prueba y por ahora lo que menos logro es concentrarme a pesar de que no he perdido el training. Todo se concentró en un fin de semana: kilos de bibliografía por releer, el cumpleaños, el viaje, la disertación, que no me vaya a ir mal, que me vaya a ir bien, que me cae mal el profesor pero él no sabe, mi cabeza cada vez tiene más espacio. ¡Cómo no voy a andar irritable!

Pero bueno, no hay mal que por bien no venga. A darlo todo, a dormir nada y a sonreír que es la manera mejor de expresar la gratitud a la vida, a los padres y a Dios por este nuevo año. ¡La victoria está cerca!

lunes, 6 de agosto de 2012

Por todo y por nada


Por cada sueño con el sostén de tu mano
existe también una mañana de asombro.
¡Qué vivan los azares que guían tus pasos
a mi mente durmiente de las noches de Agosto!

Y pasea la ilusión chocando por mis adentros
saltando y buscando una muerte o un escape,
mas creo que no hay poro que habite mi cuerpo
que no haya expresado mi alegre mensaje.

Tú que de nada o de todo me haces el verso,
navegas, aunque me niegue, por un sentimiento impune.
Tú que por todo y por nada te me haces pensamiento
has dado a mis noches soleadas el carácter inmune.

miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Duda o verdad? Verdad


No ha sido simple la tarea de establecerme en los pensamientos la ridícula norma de seguir evitando a mi amor imaginario. La vida está fría, el invierno peligroso para salvaguardarme de las aventuras que creo para sembrar algún grado de calor en este valle cada día más seco. Como preví, estoy experimentando los primeros coletazos luego de la despedida a Matías, sin duda son los más terribles y dolorosos porque aún van caminando tan cerca de la esquina que los vio partir que todavía es fácil arrepentirme. Se han hecho innumerables los sueños inundados de su imagen, la vida se me está complicando por riesgos que no existen y supuestos inventados.

En honor a la verdad, Matías está muy lejos de estar leyendo estos escritos repetitivos y azules. Nada ha cambiado mucho en este casi mes sin verlo. No ha cambiado mi inexistencia en su conciencia y a mí a veces me sigue importando alguien que no sabe que me importa. Matías en este momento piensa en mil cosas y yo no alcanzaré a ser mil uno; la noche, el alcohol, el fútbol, una película, una fiesta, la playa, una mujer, un amigo, un juego de computador podrían ser verdugos tan buenos para seguir neutralizándome.Y a veces digo que no me importa, que me da lo mismo pero acá estoy tratando de encontrarle una explicación a esta invención de muy mal tino: soberana cagada la que me mandé. Pésima estrategia escribir a alguien que no le importas lo que escribes en las redes sociales, que no le gusta leer y además en un idioma sensible y rebuscado. Jamás tuve por dónde. Ahora pienso que sería bueno saber quienes leen este blog porque el chisme es grande y así pudo haber llegado a sus ojos. Pero no, este blog no es leído por muchos y está virgen de sus ojos. Seamos honestos, estoy lejos de ser una contribución a la lengua española (lástima por mí que quiero ser columnista de una revista o diario).

Hubo un día anterior a la entrada de Matías en mi cabeza, un sábado frío y Ámsterdam en que dejé todo empezar, transformé un gesto sin importancia en un evento focalizante, armé una esperanza donde no la había, cree una ficción, algo parecido a enamorarse de un maniquí y no me di cuenta cuando de verdad entré al laberinto: noche que pasaba era una noche soñada con él, una mañana de esperanza y un día de ansias en que para disimular la derrota cotidiana me convencía de que esto no era siquiera un experimento, era un tipo de juego del que me serviría para escribir hasta que hubo cosas que ya no supe distinguir. Ahora lo he seguido soñando y dudo mucho, analizo mis sueños, les doy vuelta antes de levantarme, llego a creer que puede haber algo, que la magia existe. Hay días en que me gobierna la intuición, todo lo adivino y lo que pienso ocurre. Vivo en la desorientación total y con pocas certezas.Son pocas las cosas que me atrevería a decir con seriedad: no amo, a veces me he enamorado, pero esta vez he tenido una prudencia mínima de no caer en ello; más bien esto es un capricho que ha durado más de lo que debería, me sorprendió con las defensas bajas. La duda puede tanto, logra incluso que yo le de el beneficio de su existencia y que siga ampliando las ganas de que esto tome asidero en la realidad al nivel de romper toda verdad establecida. Al fin y al cabo el límite siempre estuvo en un beso.

Es difícil este tránsito entre la duda y la realidad. No hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, el que no se arriesga no cruza el río, no hay mal que por bien no venga: certeza cero. Por mientras caminaré por la ruta positivista, porque este blog no lo lee nadie y no hay globalización que valga para romper las barreras que yo mismo creé.