Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 30 de marzo de 2014

Mi libre canción por Lucio Battisti

En un mundo que vive sin amor
eres tú mi libre canción,
y la inmensidad se abre alrededor
más allá del límite del corazón.

Nace el sentimiento en mitad del llanto
y se eleva altísimo y va,
y vuela sobre el gesto de la gente
a todo lo más noble indiferente,
ajeno al beso cálido de amor, de puro amor. 

En un mundo que (cae un día el muro) 
prisionero es (recubierto de las rosas selváticas)
libres respirábamos (revive o no)
tú y yo (se eleva o no)
Pero la verdad (bosque abandonado)
clara brilla hoy (y por ello sobreviviendo virgen)
y nítida su música (se abre o no)
sonó (se cierra o no).

Nuevas sensaciones, nuevas emociones
se expresan ya purísimas en ti.
El velo del fantasma del pasado
cayendo deja el cuadro inmaculado
y se alza un viento tímido de amor, 
de puro amor.

Y recúbrote, 
dulce amado que 
no sabe el camino, 
no sabe que de verdad 
al lado tuyo vendré,
si quieres tú. 

Cae un día el muro 
recubierto de las rosas selváticas
revive o no, se eleva o no.
Bosque abandonado 
y por ello sobreviviendo virgen
se abre o no, se cierra o no.

En un mundo que prisionero es
libres respirábamos tú y yo,
pero la verdad clara brilla hoy
y nítida su música sonó.

Nuevas sensaciones, nuevas emociones
se expresan ya purísimas por ti.
El velo del fantasma del pasado 
cayendo deja un cuadro inmaculado
y se alza un viento tímido de amor, 
de puro amor. 
Y recúbrote. 

sábado, 29 de marzo de 2014

¿Qué será, qué será?

Antes de olvidarlo, dejaré un registro del último sueño. Pantalones rojos vestían tus piernas, mi cama, cerca de las cinco de la tarde. Me senté al lado tuyo y me apoyé en ti. Tu nariz, que te distingue del resto y por tanto la amo, era protagonista. Yo lograba acariciarla con mi cara, circunscritos ambos en un acto de cariño, de sentirnos a través del rostro, mi pómulo izquierdo me hizo feliz cuando jugaba con tu nariz a comunicarse cosas que no logro entender.

No es la primera vez que relato estos sueños y que el subconsciente traiciona mi voluntad. Al parecer las decisiones que tomo despierto no surten efecto en las noches. Pero me gustó la idea de estar ahí en mi cama, en mi ciudad, con las puertas abiertas y querernos sin más complejos que la vida misma.

Eso en los sueños porque en tal vida misma las cosas son más bien distintas. Me he convencido de que la prioridad está en trabajar, en un lema como “Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida” para no pensar y no doler. Reprimir el deseo de amar sin ser amado es lo que hago desde que despierto hasta que me duermo, pero el subconsciente es más astuto y me hace actuar en escenas que no tendrían lugar sin haber nacido otra vez. De todas maneras, he aprendido a ser racional y encontrar explicaciones sensatas a lo que de primeras no entiendo. Ahora, dedicaré el resto del día a entender por qué me dijiste que soy lindo… algo que no soy y que no me hace falta reprimir. Ay, ¿qué será, que será?


domingo, 9 de marzo de 2014

Comunicado

Podría resumir el verano 2013-2014 en un nombre: Leandro. Definitivamente, el ser humano que más me ha llenado desde hace mucho tiempo, un bebé exquisito, hijo de Gabriela, mi prima y Carlos. Aunque Gabriela es hija de un primo de mi papá, quiero a Leandro como si fuera mi propio sobrino, no sé si exagero porque en realidad mis hermanos no me han dado sobrinos. Es como pensar en quién inventó el amor, ¿cómo sabe si es amor si antes nunca lo sintió?, ¿cómo lo definió en un concepto vinculante al resto de la humanidad? (Sí, son los largos debates nocturnos que sufría en mi adolescencia). El punto es que cuando Leandro nació no estaba en Copiapó y no pude ir a bienvenirle, sin embargo, apenas lo conocí nuestros genios fluyeron, una cuestión parecida a esas amistades inmediatas. Nunca me había pasado con otros niños, pero sentí que debía ser su padrino, mas como soy tímido y bueno para subvalorarme pensé de inmediato en lo incómodo que sería para sus padres decirme que ya tenía un padrino, pero de todas maneras me mantendré al aguaite y en campaña. 

Luego volví a la universidad para terminar mis últimos ramos y como era bebé de sólo meses de edad, se olvidaría de este tío nuevo que conoció y que por lo demás es tan olvidable. No obstante, cuando volví a verlo meses más tarde comprobé que la conexión estaba intacta pues al llamarlo lanzó sus brazos a los míos, en resumen, se transformó en mi regalón. Tanto, que ya no quiero irme, me convencí de que en Santiago no existen muchos asuntos pendientes y que si existen, todos los puedo resolver desde acá, Copiapó. Ya lo veo, lloraré cuando me devuelva a la capital, se me quebrará la voz cuando le diga adiós con una sonrisa que esconda mi cuita y alzaré mi encono cuando sea su primer cumpleaños y no tenga cómo saludarlo, vida terrible no más. 

Pero entre terminar 2013 y comenzar 2014 ocurrieron otras cosas. Lamentablemente, mi abuelo falleció de un cáncer que lo consumía desde hace casi un año y sin poder despedirme de él se fue a la vida eterna de la mañana a la tarde mientras era un viernes en que me esforzaba por terminar una de las tantas minutas de mi investigación de estudios aplicados en centro de Chile. Fue un golpe duro pero para el que estaba preparado, pese a que la pena de no poder decir adiós para siempre a un ser querido nunca se irá, me tranquiliza haberle hecho saber que lo quería y que no me había olvidado de él en todo el tiempo en que no nos comportamos como un abuelo y un nieto. Creo que hubo dos semanas entre la última vez que lo llamé y que murió, con los enfermos de cáncer nunca se sabe; al menos he visto dos experiencias en que en la mañana no hay de qué preocuparse pero en la tarde ya están agonizando y jadeando con los efectos reflejos de un cuerpo que se va quedando sin vida. No hay nada más terrible, creo, que ver llorar sin consuelo a los padres porque no hay nada que esté a nuestro alcance para darles paz. Un duro golpe en medio del estrés de mi último cierre de semestre. Vete para siempre, muerte infame. 

Dado los trágicos acontecimientos, tuve que reagendar entregas y notas, pero algo se mantuvo inflexible: presentar en Santiago el treinta de diciembre los resultados y conclusiones de la investigación. En medio del desastre hubo que preparar todo, rearmar y llenarme de fortaleza... pero resisto bien... en el bus de vuelta a Santiago terminé de preparar las gráficas y apenas llegué a mi departamento me bañé y redacté cuanta palabra creí correcta. A las doce del día había que estar en la sala presentando, salí de voluntario y expuse con la sensación de hablar tonteras luego de que el profesor nos contara a todos que dado el bajo nivel de la calidad de nuestras investigaciones nos daría un nuevo plazo, es decir, lo que yo creía terminado y destinado a su suerte, en realidad merecía más días de dedicación, pero qué le íbamos a hacer si ya estábamos ahí. Volví a Copiapó esa misma noche para pasar el Año Nuevo en casa y no volver hasta marzo. Reenvié la investigación con las acotaciones que me sugirieron los docentes. Me fue bien y un seis uno se transformó en la última nota de mi pregrado. Terminaba al fin una etapa más de mi vida: la universidad. 

¿Ahora? se viene la práctica y afortunadamente tengo dos ofertas y no sé por cuál decidirme. Lujos que me puedo dar con merecida soberbia después de todo lo que entregué. Realmente, espero que lo que sea me haga bien a mí y mi trabajo sea realmente un aporte. ¿Amor? Estoy más solo que un perro, tanto que me alegra que mi tía Sylvia esté convencida de que cuando voy a trotar en realidad no voy a trotar sino a juntarme con mis amantes, linda, me tiene tanta fe. Antes de seguir dando detalles innecesarios e irrelevantes de mi vida de cama me iré a dormir porque mañana me levantaré temprano para ir a jugar con el bebé más adorable y lindo del mundo. No exagero, ahí nadie le gana.

Calla Diego, calla

Mientras todos están en sus respectivas fiestas o funerales, estoy redactando acerca de lo que parece volver a imponerse como moda: bloguear. Una lástima, dos entradas de verano hasta que se nos van las ideas dada la alta dosis de estrés que conlleva marzo, abril, mayo hasta llegar a enero. El otro día me solicitó un viejo amigo por guía bloguera detrás de un desganado: "me podrías decir cómo se hace". Fácil, se escribe y se le mete mano a la página de Blogger. Uno sabe cuando alguien quiere entrar a estas lides por mera apariencia de intelectual: claro, el que es un bloguero innato no requiere que nadie le enseñe a escribir ni a editar sus entradas. Realmente terapéutico escribir con la sensación de un público desahogo. Mi libre canción. 

Vaya introducción, y pensar que estuve una hora en el baño pensándola. Escribir blogs representa siempre una apuesta a mostrarse al mundo por mucha vergüenza que ello conlleve, no se trata de plataformas como ask.fm o las famosas confesiones de Facebook porque escribir en esta plataforma no es para personas asiduas a seguir modas que se olvidan pronto con el tiempo, sino para los que tenemos vocación de columnistas, algo que contar y compartir. No, esto no se trata de vanguardias. De hecho, hay personas que no tienen cuentas de Twitter ya que saben que lo de ellos no es la emisión de opiniones (lo que no significa que no las tengan). Sé que estamos y soy parte del mundo libre, hagan lo que quiera mientras no me molesten, pero en realidad, ¿no les causa molestia ver cuentas de Twitter o Blogger con cinco paupérrimos comentarios o entradas? Moda, mera moda. 

Esta actividad, que muchos psicólogos recomiendan por ser terapéutica, también conlleva ciertas responsabilidades como hacerse cargo de lo que uno escribe. Hace algunos días estuve apunto de escribir una historia que involucra a mis amigos, es verdad, el deseo de ser leído y comentado casi me hace perder el norte. En mi cuenta de Twitter comenté que hace poco me había enterado de unas historias de compañeros de la universidad cuyo relato sorprendería a sus protagonistas ya que no saben que yo lo sé. Pese a que varios seguidores me conminaron a hablar, logré dimensionar el daño que harían mis palabras. Es una compleja reflexión y debate interno el que tengo todas las noches, por proteger a un amigo de una verdad dolorosa y guardarle el secreto a otro, a uno le soy desleal. Hashtag: del terror. Sólo confirmaré que siempre hubo alguien actuando y otro creyendo, fingía llorar y reía... como dicen algunos: manipulación pura. Me consuela que la verdad caerá por su propio peso, más temprano que tarde. Difícil ser confidente de tanto amigo. Otra cosa, no hay algo más aburrido que los dramas burgueses, es lo que pasa con las teleseries porque a medida que los canales fueron ambientando sus melodramas en los barrios altos, la audiencia fue bajando y las historias repitiéndose. No quiero sonar a Noesnalaferia, pero los dramas populares triunfan siempre. 

Hoy son las selfies e ir a los funerales de blanco, mañana todo podría cambiar. Qué frustrante ver que ahora todos se crean Pedro Cayuqueo, Noesnalaferia o la querible @JuanaRivers. Crean páginas de blog para comentar las galas de los Premios Oscar o de cómo se vistieron los faranduleros en los eventos televisivos de supuesto alto nivel. Jóvenes que quieren escribir blogs de historias sexuales como seres anónimos o para protestar por el mal de moda, a ellos jamás les tendré en mi lista de blogs que sigo... en fin, he vuelto amigos, he soltado en esta entrada una leve dosis de veneno y desahogo... me retrasé porque no estaba seguro de muchas cosas y ha sido un tiempo de grande lucha interna que cada palabra podría acabar comiéndomela al siguiente día.