Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 26 de septiembre de 2021

Tintura II

Dentro de mi mente he contado más de cien planes que bien ejecutados permitan desvirtuar todas y cada una de las esperanzas que la misma crea; desde el hecho más contrastable hasta el más absurdo de mis sueños. Son tan inconmensurables mis esfuerzos que me produzco migrañas y hasta he perdido la memoria.

Pero persiste en mi recuerdo tu anatomía perfecta y si te conociera el olor que impregnas en la ropa y almohada, tampoco le podría olvidar.

Tu paso en mi vida ha sido corto y firme, contrario al modo en que caminas, que pareciera que fueras un ave sin alas y ganas de volar. Un pingüino. Tu paso en mi historia ha sido errante y colmado de las confusiones más delirantes. Mi mente, sabrás, es la de un orate, un sistema que distorsiona todo lo que entra en él. Sin embargo, no es aburrida, sino creativa… se divierte en este paisaje desierto y anhela, incansable, colorear el café en sepia en que todo está cubierto. A tu cuerpo, por ejemplo, lo quiero pintar como un arcoíris cuando sólo en ti hay amarillo y destellos de dorado si te pongo encima la luz del sol. En tus labios quise pintar los besos que hasta siempre esperaré, lo mismo que en tu voz de acento sureño quise colorear, de un tono imperceptible hasta por los ojos de un águila, los teamos, los tequieros y los aquéhorallegas; los vocablos que me reconocerían como el hombre que defenderías incluso ante el mismo Dios. Pero está todo pintado de un color mudo y puede que mis ojos estén sordos.

Creo que fue hace dos meses que hace tres semanas no te veía. Fueron veintiún días de triunfo y gloria porque dicen que corazón que no ve es un corazón que no siente y en esa invisibilidad ya no te quise ni me importaste; la invisibilidad fue tu mejor color. En mis pensamientos hubo más paz que de costumbre. Empero, al cabo de ese vigesimoprimer día te vi y pudo haber dado igual si en una foto, vídeos o en persona porque el corazón corrió lo mismo que si hubiera ganado una maratón. Sospeché así que había perdido en mi intento de olvidarte. Mis más de cien estrategias para ganarle a la memoria y sentimientos seguían fracasando.