Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

lunes, 18 de octubre de 2021

Opinión: El cuerpo humano por Paolo Giordano

El cuerpo humano (2012) es una novela escrita por Paolo Giordano (La soledad de los números primos) cuyo argumento dice relación con la guerra como experiencia vital de un grupo de jóvenes italianos que junto a sus superiores deben ir a Afganistán a enfrentar el avance talibán. 

El protagonismo de la novela lo comparte el teniente y médico Alessandro Egitto, el subteniente Antonio René y los soldados Ietri y Cederna, mientras que los personajes secundarios son los soldados Zampieri, Torsu, Di Salvo y el capitán Massiero. Es complejo asociar el protagonismo a un único personaje como clásicamente se estila en literatura, pero en esta trama existe una distribución de capítulos y párrafos cuya estructura y orden  no hacen posible establecer preponderancia de un personaje por sobre otro, ya que lo que se tiene por narrar no es la vida de una persona en determinadas circunstancias, sino el antes y después de la guerra como punto de inflexión en distintas personalidades y modos de entender la vida; desde un médico con problemas de autoestima hasta un soldado prostituto con miedo al compromiso, pasando por un inexperimentado conscripto y un joven que tras la agresividad esconde su inseguridad.

Entre los puntos que destacan en esta novela se encuentra la exposición del estrés postraumático que viven los equipos militares que participan en conflictos bélicos, sumado al abandono del que son víctimas una vez que están de vuelta en sus países, sin contar a aquellos que no logran volver y son “entregados” a sus familias en forma simbólica: una bandera y el título póstumo y honorífico de héroe. Es posible leer en esta novela que no hay énfasis en la preparación militar de los conscriptos en materia psicológica, pues el perfil de los protagonistas dista mucho de un mínimo equilibrio mental; ¿iría a la guerra una persona con un nivel decente de estabilidad emocional, un conocimiento suficiente de la realidad que le permita no caer en la manipulación de ser un traidor por no defender los intereses de la patria? Los personajes de esta novela son finalmente el último eslabón en la cadena de mando de las instituciones de defensa, donde los primeros elaboran audaces estrategias de inteligencia y disciplina, mientras que bañados en la quimera patriota, cientos de jóvenes con un futuro por delante, son carne de cañón, un número más sin otra identidad que la de veterano, sobreviviente o caído.

Volviendo al punto, la estrategia cortoplacista de las instituciones de defensa nacional carecen de visión sobre la salud mental de los soldados, no piensan en que los podrían necesitar nuevamente en otro conflicto y para ellos requieren de un equilibrio mental suficiente pues las situaciones límites que se viven en los campos de batalla pueden derivar en la pérdida de miles de vidas militares y civiles cuando detrás de un arma está una persona desequilibrada e incapacitada de tomar decisiones acertadas en escenarios de presión extrema. Sin ir más lejos, las personas que sufren estrés postraumático viven episodios de depresión, delirios, problemas de sueño, agresividad, entre otros.

También destaca en esta obra, el acercamiento de la literatura al combate contra el avance talibán en Afganistán. Esta novela fue publicada en 2012 y relata prácticamente una batalla entre fuerzas iguales en poder de fuego y ataque, por cuanto cabe preguntarse si hace una década habría sido posible prever que el avance de los talibanes cobraría su primer triunfo en Afganistán el año 2021 cuando finalmente se hicieron del poder institucional.

No obstante, hay sombras en esta producción a las que dar revista. El relato no es fácil de digerir porque desde un principio no es posible relacionar el título con la trama, demasiada amplitud del concepto. Sin perjuicio de ello, se está ante una traducción desde el italiano al español (de España) por lo que es difícil darle credibilidad a la narración desde los países latinoamericanos, ¿de verdad los italianos dicen palabras como tío y gilipollas? Pero el punto álgido que complica la digestión del texto y la velocidad lectora es que se narra en tiempo presente el noventa por ciento de la historia cuando en la literatura de ficción y en el género novela se suele escribir en pretérito imperfecto para conocer hechos que pasaron. Quizás la estrategia apuntaba a dar sentido de la realidad al relato, tenerlo en las manos y olvidar el transcurso del tiempo, pero es demasiado el riesgo cuando la narración tiene referencias en sucesos reales e históricos, y es que no resulta creíble leer en presente que las fuerzas se enfrentaban prácticamente en igualdad de condiciones en el campo de batalla y a la vez ver en CNN cómo los talibanes están en los palacios de gobierno haciéndose del poder.

También es criticable la excesiva masculinización del relato, aunque acepto que la guerra es un invento que jamás hubiesen creado las mujeres porque ellas son inteligentes en estrategia y en emociones. En este texto, las mujeres están disminuidas y relegadas a un papel que subyace a la vida de los hombres: no había para la cabo Zampieri una historia salvo que ser el objeto de disputa entre Ietri y Cederna, Sammartinno era la ex de Alessando Egitto, Flavia Camporesi, la viuda de Salvatore y la novia del subteniente René… en fin, cada una se definía como la “mujer” de un hombre, una extensión despojada de todo protagonismo.

La estructura de la narración es muy parecida a la de una película, el primer capítulo es el mismo que el final (o escena si se quiere). La historia se divide en tres partes, sin embargo, los capítulos de éstas tienen saltos temporales y espaciales que, si bien no confunden, dan la impresión de que Paolo Giordano no buscaba tanto escribir literatura sino el guion de una película disfrazada de novela cuyos derechos pudiera vender luego a buen precio. Paradójicamente, dentro del texto hay una escena donde los soldados se peleaban por programar la música que querían oír; la cabo Zampieri quería escuchar a Shakira para subir la moral del grupo a lo que el cabo Ietri con indignación le responden en negativa ya que ésta sólo hacía música comercial, a su juicio. ¡Jaque mate!

 

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