Dentro de mi mente he contado más de cien planes
que bien ejecutados permitan desvirtuar todas y cada una de las esperanzas que la
misma crea; desde el hecho más contrastable hasta el más absurdo de mis sueños.
Son tan inconmensurables mis esfuerzos que me produzco migrañas y hasta he perdido
la memoria.
Pero persiste en mi recuerdo tu anatomía
perfecta y si te conociera el olor que impregnas en la ropa y almohada, tampoco
le podría olvidar.
Tu paso en mi vida ha sido corto y firme,
contrario al modo en que caminas, que pareciera que fueras un ave sin alas y
ganas de volar. Un pingüino. Tu paso en mi historia ha sido errante y colmado de las
confusiones más delirantes. Mi mente, sabrás, es la de un orate, un sistema que
distorsiona todo lo que entra en él. Sin embargo, no es aburrida, sino creativa…
se divierte en este paisaje desierto y anhela, incansable, colorear el café en
sepia en que todo está cubierto. A tu cuerpo, por ejemplo, lo quiero pintar
como un arcoíris cuando sólo en ti hay amarillo y destellos de dorado si te pongo
encima la luz del sol. En tus labios quise pintar los besos que hasta siempre
esperaré, lo mismo que en tu voz de acento sureño quise colorear, de un tono imperceptible
hasta por los ojos de un águila, los teamos, los tequieros y los aquéhorallegas;
los vocablos que me reconocerían como el hombre que defenderías incluso ante el
mismo Dios. Pero está todo pintado de un color mudo y puede que mis ojos estén
sordos.
Creo que fue hace dos meses que hace tres
semanas no te veía. Fueron veintiún días de triunfo y gloria porque dicen que
corazón que no ve es un corazón que no siente y en esa invisibilidad ya no te
quise ni me importaste; la invisibilidad fue tu mejor color. En mis pensamientos
hubo más paz que de costumbre. Empero, al cabo de ese vigesimoprimer día te vi
y pudo haber dado igual si en una foto, vídeos o en persona porque el corazón
corrió lo mismo que si hubiera ganado una maratón. Sospeché así que había
perdido en mi intento de olvidarte. Mis más de cien estrategias para ganarle a la
memoria y sentimientos seguían fracasando.
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