Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 23 de enero de 2021

Autoentrevista (Adaptación de sección YO en Tendencias de La Tercera)

Esta es la adaptación de una entrevista que leí en un diario nacional. La entrevistada entonces era Tamara Acosta, pero ahora y como buen Leo, les invito a leer y hablar de mí (en realidad me cuesta trabajo y la exposición me incomoda). Penoso, lo sé. 


* Leo 
Coronación de José Donoso y El llano en llamas de Juan Rulfo. El primero está menos avanzado, pero de todas formas me gusta más que el segundo. Próximas lecturas La Catedral del Mar de Ildefonso Falcones y La verdad sobre el caso de Harry Quebert de Jöel Dicker. 

* Veo 
En mis almuerzos y onces solitarias (casi todas) estoy viendo Aquí mando yo de TVN en Youtube y cualquiera protagonizada por Mane Swett y Jorge Zabaleta. En Netflix estaba viendo Dark, pero me agotó y reafirmé que la ciencia ficción no es lo mío, me gustó mientras tenía un tono detectivesco, pero renuncié a la historia después de darle muchas oportunidades. Soy cerrado de mente. Empecé La Catedral del Mar, cuatro capítulos, pero decidí que primero leeré el libro, es buena, aunque me desilusiona que estando ambientada en la Catalunya de 1300 sea hablada en castellano, esas decisiones editoriales restan cultura; el único argumento que entendería es que fue escrita en español. 

* Creo
En Dios y la Santísima Virgen de la Candelaria. 

* Tomo
Mucho té y yerba mate hasta que la presión me lo permite. 

* Practico 
Todas las noches hago diez flexiones de brazos, cincuenta levanta-glúteos por pierna, cuarenta abdominales. De esto llevo registro, de forma tal que cuando me salto una sesión la pago por completo en los días siguientes. Advierto, que es una rutina de creación propia, los resultados no están a la vista, pero me deja la mente en paz, es un tema de consciencia. Para qué decir que practico yoga y medito cuando prefiero dormir, aunque me gustaría hacerlo, sin dudas, pero no me da el tiempo ni las energías. 

* Admiro 
La cultura pop y a sus dos máximas representantes latinas: Shakira e Isabel Allende (escritora). 

* Escucho 
La mayoría del tiempo a Shakira. Por lo general, música en catalán, en especial a Txarango! Últimamente (hace dos semanas) que estoy escuchando a baladistas varones en español: Juan Gabriel, Chayanne, Cristian Castro, Alexandre Pires, Luis Miguel, Alejandro Sanz y hasta Ricardo Arjona (lo dije y qué). Es que Se nos muere el amor es bellísima. 

* Bailo 
De todo lo que me haga mover. Sé bailar la cueca tradicional y dicen que con gracia. Ansioso de aprender a bailar champeta. 

* Como 
No soy regodión, sus padres me amarían, soy el yerno ideal. Cocino y como todo lo que me sirven. Podría decir que no como carnes gelatinosas como la pata de vaca o congrio, ni arroz porque lo reemplacé por quinua. Esta semana me he repartido entre las pastas y las legumbres. 

* Uso 
Toda la línea Seduction de Antonio Banderas. Soy de gustos comunes y populares. 

* Viajo 
Muy poco porque me carga toda la burocracia que involucra viajar: desde las maletas hasta comprar los pasajes. Sueño con un novio/marido que se encargue de todo eso y me lleve manejando al fin del mundo; la Carretera Austral es lo que más me apetece por el momento. Estoy soltero así que ese destino deberá esperar por nosotros. 

domingo, 17 de enero de 2021

Opinión: La suma de los días por Isabel Allende

La suma de los días (2007) es un libro autobiográfico de la escritora Isabel Allende. Allí relata a su fallecida hija, Paula, el devenir de su familia desde su muerte. El estilo de este título es personalísimo, íntimo, emotivo. Allende abre las puertas de su vida y en característico tono deja ver, entre otras cosas, cómo conoció a su entonces marido, Willie y de los dolores y alegrías de su hijo Nicolás a quien de paso le asigna el rol protagónico -que, a veces, deberá compartir con el correlato de la creación de obras como la Retrato en sepia, El bosque de los pigmeos, El Zorro, Inés del alma mía y más-. 

Según se anunció, la relación madre-hijo entre Isabel y Nicolás es la que nutre las páginas de esta autobiografía, al punto que un título menos original pero acertado podría haber sido Todo sobre mi hijo. El lectorado podrá entonces, enterarse de las diferencias de hermanos entre Paula y Nicolás, cómo conoció él a su exesposa Celia, a su esposa Lori, la forma en que enfrentó el divorcio, su reacción frente a la diversidad sexual y una intensa relación con su madre hipercontroladora. 

Asimismo, el texto deja ver la vida de los inmigrantes en Estados Unidos; chilenos, chinos, mexicanos, venezolanos y más viven una suerte de rito de iniciación al llegar a la supuesta tierra de las oportunidades ocupando lugares comunes como la discriminación y los problemas de comunicación. Otros miembros de la vida de Isabel Allende que permiten rellenar páginas son Tabra, Sally, la abuela Hilda, Jennifer y las Hermanas de Desorden. Aun cuando por separado estas personas carecen de una conexión, Allende logra vincularlas a través de sí y de repetir que su misión fue reunir a todo el clan en una misma ciudad y además, entregar una narración divertida, pícara y sincera que hace valeroso leer en primera persona los chismes de los que se puede conocer por la prensa rosa e Internet. También es una obra estática en el tiempo y generosa en el espacio. 

El ritmo de la narración decae en la segunda mitad del libro, se contamina de las presiones que ejercen las editoriales por más material indistintamente de su calidad. En definitiva, se nota el desgaste de las ideas, cinco capítulos podrían ser solamente dos y se agregan historias que no cambian en ningún sentido la dirección de la historia como es el caso de Juliette, la amiga de Isabel Allende que presta su vientre a Lori. Allí se da un exceso de contexto, que ingeniosamente pudo haber sido el argumento de otro de sus libros (el consejo es gratis); omitiendo a Juliette y su vida, de todas maneras se pudo haber conocido de los intentos fallidos de Nicolás y Lori para ser padres sin necesidad de darle rostro y nombre a la dueña del vientre de alquiler. 

También queda en evidencia que el gran defecto de incluir a muchas personas en una autobiografía es que darles énfasis al principio crea expectativas sobre su desenlace, sin embargo, al tener que respetar los hechos, es posible que el final de la historia no tenga tanto rendimiento como su desarrollo o introducción, por tanto, desilusiona; ¿qué habría pasado si Tabra se hubiera muerto en una de las operaciones o viajes?, ¿tendría sentido literario presentarla, describirla y exponerla como se puede leer en La suma de los días

En definitiva, se trata de una historia interesante y rica en experiencias, es narrada por su propia autora desde la multidimensión de sus roles de mujer, madre, esposa, escritora, chilena, hija, abuela, suegra, amiga, enemiga y persona, por tanto, va más allá de una descripción de sí misma y las vivencias, también hay juicios de valor, argumentos, pasiones y contradicciones que dotan a este libro de humanidad. Cada uno de esos roles se va conjugando con momentos y emociones diversas pero siempre sinceras al punto que leer a Isabel Allende como dueña de su historia deja la sensación de que tu amiga de toda la vida se dio el tiempo de escribirte la más honesta de las cartas. 

sábado, 9 de enero de 2021

Un sentimiento llamado Diego

Diego estaba en la oficina de su papá. Alcancé a percibirlo un poco tímido, casi como un niño avergonzado. Eso al menos en las primeras fases de mi sueño. Decidí sentarme en uno de los asientos disponibles para ser atendido o conversar con alguien de esa oficina por temas de trabajo. Minutos luego de haber vacilado, se acercó para conversar conmigo y pedirme perdón por su frialdad, por la indiferencia con la que me trata cuando estamos despiertos. No recuerdo haberlo perdonado ni haber dicho que lo exculpaba de todo y que me daba lo mismo; sólo sé que lo sentí, obvio que te perdono, cómo no te voy a perdonar pensaba mientras me sorprendía de continuar sumido en un sueño tan esperado sin despertar. El tenor de la sensación se podría resumir en un análisis de costo beneficio, ¿qué pierdo si lo perdono? Nada. ¿Qué gano perdonándolo? No mucho más que nada, pero algo finalmente. Luego me dio un beso.

Caminamos juntos por tantos lugares, nos acompañamos en la noche, cruzando ríos, visitando parientes, arrancándonos por un túnel estrecho mientras se producía un terremoto. No puedo decir que se me arrebató el corazón ni que me perturbó el sentido de la realidad como otras veces. Agradecí el regalo al despertar, pero el efecto duró su debido tiempo. No entiendo del significado de los sueños, en Internet hay al menos diez interpretaciones distintas para un único elemento que buscarlo habría sido inyectarme una sobredosis de ansias y angustia. En realidad, para qué remover los sentimientos del pasado en tiempos del coronavirus, sumarle una pena más a mi alma escapa de todo pensamiento lógico y autoestima. Sentimientos de cristiana vocación resucitadora. No.

En la vida real Diego no me quiere, no le importo. Y está bien, yo no soy querible, mucho menos comparto con él algún tema de interés o pasión, salvo -claro está- el nombre. En cambio, yo admiro secretamente su belleza tan impoluta e incombustible, su voz -aunque no la recuerdo muy bien-, su alegría, su ser genuino. Sé que jamás podría pagar esa factura porque él no tiene intenciones de ofrecerme algo. Y estoy seguro de que tiene cientos de cualidades más, pero no lo conozco, se me hizo tan desconocido que ya no podría saludarlo con naturalidad al verlo en la calle; olvidé su cumpleaños, cómo nos conocimos, si alguna vez compartimos una cerveza o si fui a su casa. En las vueltas que deja la vida, como parafraseando las escenas de El efecto mariposa, quedamos con las manos vacías, la mirada suspendida y el pensamiento flojo de si debería o no escudriñar en los depósitos de mi memoria algún sentimiento llamado Diego.