Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 31 de marzo de 2013

Anécdota del Metro

Ayer olvidé por completo relatar un anécdota que me alegró tanto por algunos minutos, porque claro, después volví a ser el amargo de siempre sólo hasta que vi la torta que la mamá de una de las voluntarias de Nueva Guanaco nos regaló. Se las mandó, como decimos en Chile, ¡ídola!, era una torta con la insignia del voluntariado dibujado a la perfección, incluso mejor que el ícono mismo.

Justo cuando estaba haciendo la combinación en estación Santa Ana del Metro de Santiago para ir en dirección Vespucio Norte algo interrumpió mi desarmónico canto (yo canto para adentro, como tragándome el aire). Sentí que me tocaron el hombro y creyendo que era algunos de mis compañeros de voluntariado que me abordaba para que nos fuéramos juntos hasta estación Dorsal me di vuelta para saludar. Pero no,  era un niño de 9 años que venía cansado, con cara de travieso y arrancándose de su madre. ¿Dónde se me habrá caído la TNE o alguna otra cosa que me la viene a devolver este buen niño mandado por su buena madre? Quité los audífonos de mis oídos para oír: ¡Oiga, oiga, ella está enamorada de usted, es verdad, mi mamá lo ama! La rubia dama con alma de Bachelet se sonrojó y sonrió con vergüenza en los ojos mientras yo como con incomodidad por el golpe que el travieso niño recibiría no atiné más que a reírme de la situación. No sólo yo, el resto de los pasajeros que se paseaban en el anden de día Sábado me miraban con esperanza de que todavía hubiera niños inocentes y motivos para reír. ¡Bendito niño que nos dio un breve momento de dicha!

Volví a ponerme los audífonos y me aproveché de aquel mundanal y citadino ruido para alzar un poco la voz y entonar alguna canción que pasan en los programas de la Bio Bio La Radio, el tren se demoraba tanto en pasar y estaba atrasado, de a poco la picardía del niño chileno medio se me fue olvidando y recordé que el mundo era un lugar terrible. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

En las estrellas

Me recomiendo escribir este poema
infringiendo toda aquello cercano a la norma.
¿Es posible comenzar sin tener esquemas
o bien, dejo a tu olor dictar el verso que asoma?

Tu cara sumada a tus negros cabellos se potencia;
alberga mis deseos de besos mucho más que tu boca,
y pinta encima tuyo el lunar que te brinda la esencia.
Ahí me quedase adherido sin aventurar otra estrofa.

Digamos que es tu risa reflejada en el candor de tus ojos
la que me emboba más que la habilidad de un mago,
y me limpia con la ingenuidad de un legítimo asombro
y se empeña, exitosa, en enseñarme a querer, sin embargo.

sábado, 16 de marzo de 2013

La extrema unción

Todo el sentimiento de los días que preceden
rasguña sin fuerzas las tapias marchitas y secas.
Como el sol a los días de invierno se entrega
y las nubes ligeras de las estrellas penden.

Las mañanas enteras que a mi memoria riegan
bajo el silencio de aquel edificio anochecen.
Mis escritos explícitos, son toneladas de peces
que se ahogan si no entran en tu alma de cera.

Mis sueños ya no registran ese paisaje verde
en donde corríamos como dos niños en fiesta.
Reproducen el fastidio de quien soy sin verte.

Eres una noche más de mi lista de amores desierta,
que se acuesta a pensarse, sentirse y se muere.
Otro paso al costado mientras sola se apaga la vela.

jueves, 14 de marzo de 2013

La impronta

Más que caminar sin rumbo por Maturana
voy sin contar los pasos y diseñando estrofas,
y grabando palabras como sangre machucada,
rescato los versos que no remecerán tu impronta.

Pero tu impronta sí remece mis versos,
los empuja desde mi garganta y no gritan te quiero,
los revuelve como una hormona y no roban tus besos.
Tu impronta ojinegra y silenciosa es una idea en celos,
un gatillo frustrado como los días inciertos.

Más que andar sin tus pasos caminando por Moneda,
ando en las calles rezando y delirando
que llega tu ausencia corriendo a hacerse inmensa,
que viene a lesionar un día más mi color insensato.

viernes, 1 de marzo de 2013

Carta

Estimado: 

Esperando que te encuentres muy bien y que hayas desintoxicado ya tu cuerpo del alcohol y toda sustancia ilícita a la que gustoso te expones, permíteme contarte lo siguiente. Antes de escribir tripe doble ve punto blogger punto com. En realidad el triple doble ve ya no se escribe. Te iba a decir que estoy bien y lo único que me aqueja es un dolor en uno de los huesos de mi pie izquierdo, lo notarás cuando me veas cojeando allá en Santiago si es que a la fecha aún no se me pasa. Es realmente molesto, más porque no sé porque me duele, no me he tropezado, ni caído, sólo he ido a correr al Parque Schneider de Copiapó para bajar estos kilos demás que estropean la idea de mi belleza. Me angustia esto, me asusta no saber. De ti tampoco sé mucho y eso también me angustia. Pero lo sobrellevo bien, es parte del dolor diario que uno lleva, el peso de los fracasos que llevamos toda la vida que a veces ni los sentimos. ¿Me entiendes? Es como acostumbrarse a perder los partidos, parecido a asumir que en muchas mañanas vamos a despertar solos y sin abrazos.

Ojalá que no puedas entenderme, que en tu vida siempre hayas sido un ganador. También ojalá que sí porque sería tan triste verte sin saber manejar tus frustraciones y yo sin poder hacer algo, sin encontrar justificaciones para correr a levantarte, a darte ánimo ni el mejor de mis abrazos. Ni siquiera podemos llamarnos amigos. Somos dos hombres que se tratan de "estimado". Pero nos hemos dado un abrazo insípido en ciertas ocasiones, un saludo de manos que no se distingue, como el saludo que se le da a todos, olvidable; nos hemos deseado el bien al despedirnos y nos hemos preguntado que cómo estamos al vernos por primera vez en el día y efectivamente me importa saber si estás bien o mal, me incumbe que sepas que te deseo buenas noches y no es mera costumbre. Yo me preocupo hasta de cuando hay temblores cerca tuyo, porque te dan miedo y no sabes qué hacer. Yo te dedicaría todos los eslogan de campaña de los políticos, desde 'Estoy contigo' hasta el 'Es posible'. Hasta me sacaría un uno (no uno) para ayudarte, espera.

Son las doce de la noche y hace meses que no te veo, meses sin preguntar inocentemente ¿cómo estás?. Espero que mejor que todos, que hayas comido mucha sandía con harina tostada, papas fritas con ketchup y sémola con leche, que hayas tomado mucha cerveza viendo fútbol, que hayas olvidado rápido las derrotas de tu equipo.

Sin otro particular más que mis buenas intenciones, me despido agradecido.

Saludos cordiales.

Post data: hace una semana que soñé contigo. Después nunca más pude.