Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

martes, 5 de abril de 2011

El ángel de la guarda


Todos tenemos un ángel de la guarda. Me imagino que a ellos no les gusta ver a sus protegidos tristes, confundidos, amargados.

No conozco al mío, pero sé que existe y que lo quiero.
A veces lo descubro velándome el sueño
Y a veces le siento una caricia leve en mi rostro triste.
Cuando cansado me dejo caer, siento cómo me asiste
Y cómo se esconde cuando por la rabia me dejo vencer.

Ángel de la guarda, dulce compañía desampárame cuando no merezca tu amparo, cuando tengas ganas de conquistar más ángeles o cuando no te guste el programa de radio que escucho. Si no te gusta mi ideología apolítica puedes no tolerarme y pedir cambiar de protegido porque a veces tampoco yo me soporto y creo que no es justo que un buen ser como tú tenga que entender a mi mal humor y figura de compungido. Tienes libertad. No soy tu jefe. Soy tu amigo y comprendo que a veces te aburras de mí. Dile a Dios que siempre te voy a necesitar porque vivo en la indefensión, pero que estoy grande y me he vuelto malagradecido, te llamo y te quiero cuando voy de noche en las calles arriesgando mi vida, cuando estoy en aprietos. Pero me olvido de darte las gracias cuando tengo logros y dicha. No merezco, definitivamente que no, que me protejas ni que seas tan bueno. Tengo una pieza desastrosa en la que duermo y jamás me he preocupado de tenerte un asiento decente para que mires las osadías que cometo en las noches, para que te sacrifiques oliendo mis sueños y esperando que llegue el sol. ¿Te vas cuando amanece? ¿Duermes, chato? ¿Cómo te llamas? Yo te daré un nombre porque los que salen el las revistas del esoterismo son difíciles de recordar. Samuel. ¿Por qué no se alzan en huelga? ¿Cómo les paga Dios?

Ángel de la guarda, dulce compañía
No me desampares ni de noche ni de día,
Ni en la hora de mi muerte. Amén.

Claramente que esa es la ofensa más oprobiosa que podríamos hacerle a ustedes. ¿Qué nos creemos? Pecamos de sol a sol, de punta a cabo, no lo reconocemos, hacemos daño y además pedimos protección divina por toda la vida sin dar nada a cambio. Samuel, ángel de la guarda y dulce compañía, gracias por tus cuidados, por tu comprensión y por luchar en las noches con los malos espíritus que me quieren dañar. Y más gracias porque a pesar de que te doy la posibilidad de irte, de hacer tu vida, me has demostrado lealtad de perro fiel. No te vas y sigo sintiendo en mi serenidad tu presencia en el gorjeo de las aves de la tarde. Sólo prométeme que si un día te marchas, me vas a buscar el día en que me muera y te me hagas visible para ser buenos amigos por el resto de la eternidad. ¿Cuál es tu edad? En ocasiones, cuando veo luces blancas y fugaces, digo que eres tú y quieres jugar. Creo haberte visto una vez en la playa y a propósito, disculpa por traerte a un lugar tan inhóspito y no habernos quedado en mi linda ciudad del norte. Ojalá que hayas hecho nuevas amistades como las he hecho yo y puedas jugar con los otros ángeles de la guarda de mis amigos, de mis compañeros de la universidad. Y en el amor, espero que tengas mejor suerte que la poca y nada que he tenido yo. Tal vez ya te he visto y te he mirado mucho, no te incomodes, así soy yo. Tengo debilidad ante los seres bellos. ¿Cómo lo haces en el Metro si hay literalmente no cabe ni un alma como para poner a todos los ángeles de la guarda de todos los pasajeros? Comprendo. Algunos son ángeles de la guarda, pero como no lo podemos saber, creemos que son seres humanos como nosotros. Eso es. ¿Estudias la misma carrera que yo? Porque debes entrar a todas las clases que tomo. Un ángel que estudia Administración Pública. Tengo profesores y amigos que no creen en ti, ni en sus ángeles guardianes, al menos yo sí creo y eso es una razón para que estés feliz. Dale mis palabras de aliento a los ángeles de los ateos… en algún momento se aferrarán a la vida y volverán del lado de Dios padre (pero Dios, sin iglesias ni pastores).
Ángel de la guarda que te llamas Samuel
Dulce compañía como el noble sabor de una nuez
Me has protegido desde antes de nacer
Me abrazaste cuando desconsolado yo lloré.
Sea noche o sea día, seas hombre o mujer
Eres amplia melodía, con tu arpa sabor a miel
Gracias por las dichas concedidas
Gracias por saberme comprender.