Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

jueves, 20 de mayo de 2021

Opinión: Adú

Adú es una película estrenada el año 2020, producida por Mediaset España, dirigida por Salvador Calvo y protagonizada por las actuaciones de Luis Tosar, Álvaro Cervantes, Anna Castillo y Moustapha Oumarou. Se trata de tres historias desarrolladas entre el sur de España y el norte de África, que se tocan tangencialmente y se encuentran unidas por lugares comunes como la inmigración, la corrupción, los nacionalismos y el fracaso de las políticas públicas de protección a la infancia en países subdesarrollados. En otras palabras, las vidas de estos tres personajes se cruzan sin que sus protagonistas logren dar cuenta de ello, lo que es una genialidad desde el punto de vista del guion.

Adú es un niño de seis años que junto a su hermana mayor (también una niña) deben abandonar su hogar en Camerún perseguidos por una banda criminal, ya que sin quererlo, fueron testigos del asesinato de un elefante y la mutilación ilegal de sus piezas de marfil. Debido a las vicisitudes que él vive en su exilio, se transforma en un mena, calificación que se le da a niños y niñas que arriban a fronteras extranjeras sin la compañía de sus padres u otros parientes. En el total abandono, conoce a Massar, un joven somalí con quien sobrevive a punta de delincuencia, amistad y complicidad.

También, se muestra la historia de un grupo de policías fronterizos que en una protesta protagonizada por inmigrantes (saltos de baya) matan al manifestante que logra saltar a suelo español. La Guardia Civil disfraza el acto como un accidente, lo que genera culpa y angustia en un de ellos, Mateo, quien producto del arrepentimiento y consciente de la injusticia cometida, tratará de reparar su actuar en un momento vital de Adú.

Por último, se exhibe la historia de Gonzalo, un activista que lucha contra el tráfico de marfil y caza ilegal de elefantes cuya intensidad deberá atenuar para atender las necesidades de ayuda que demanda su hija adolescente, adicta a las drogas, y debido a las presiones que redes de tráfico ilegal ejercen sobre él a través de amenazas y sobornos a los funcionarios encargados de custodiar el bienestar de los elefantes.

Esta cinta no tiene pretensiones alegres, al contrario, es cruda, violenta y triste porque su fin no es contar un final feliz, sino enrostrar al público el fracaso de todos los sistemas, políticas públicas, gobiernos y de la humanidad completa; las víctimas: niños y niñas, animales, inmigrantes de raza negra. Nos enfrentamos a una producción cinematográfica imprescindible en tiempos donde el derecho a la inmigración es juzgado desde la comodidad, del desconocimiento y de la frivolidad, dependiendo del origen del migrante: amarillos, rojos, caucásicos, pardos o etiópicos. Hace algunos años, a través de las redes sociales, circuló viralmente la imagen de un niño sirio fallecido por ahogo en la orilla de una playa turca; también en Chile nos enteramos de la triste muerte de la ciudadana haitiana Joane Florvil y recientemente tomamos conocimiento de la crisis humanitaria que viven familias inmigrantes en los pasos fronterizos. Esas imágenes, sin duda, se harán presentes en el público mientras ve este filme cuyo final es amargamente movilizador, abre las mentes, ayuda a comprender los horrores que viven los inmigrantes más marginados y a empatizar con ellos a raíz del dolor de un niño inocente.

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