Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

jueves, 14 de noviembre de 2019

Doce de noviembre


Pensé que no te volvería a ver nunca más pero los nunca-más en mi historial amoroso son tan frágiles como mis juramentos de no volver a querer, de petrificarme en la soledad y en la amargura. Qué fácil hubiera sido para mí no volver a verte nunca más, porque así aplicaría aquel sabio proverbio en que los ojos de quien no ven se convierten en un corazón que no siente, pero una noche, abandonado en la nada, mis sueños te llamaron del más allá y cerraron el portal sin que te devolvieras. Ya no sé echarte de mi memoria, de cada pensamiento, porque en cada flor que abre y planta que brota te encuentro durmiendo, cantando, bailando pero siempre escapando. Qué fácil y cómodo hubiera sido olvidarme de los alcances que nos unen, de verdad que lo deseé pero también en mis infinitas contradicciones, enamorado de la idea fascinante de ser envuelto por tu abrazo, de ser besado por tu aliento, de ser energizado con el entrelazado de nuestros dedos, pedí con toda fe a Dios ser tu nueva libertad y galopar sin límites vientos arriba, vacío abajo pero sin parar.

¿Con qué ojos te hubiera mirado al reencontrarte si nunca hubiese soñado contigo sin motivos una semana entera? ¿Cuánto de mi energía y de mi amor hubiera vuelto a desearte? Seguro que mucho menos, que no me hubiera importado, que no hubiese tomado decisiones frente a las opciones de esconderme, huir, abrazarte o acercarme a saludarte para dejarte sin salidas y obligarte a entrar en mi conversación, a jugar palabra a palabra, mirada a mirada a decirnos aquí estoy, libre y sin saber qué hacer.

¡Qué tonto me siento! E invadido de mi desconfianza y el dolor, me gana el temor. A mí, que me tienen por hombre de decisiones tomar me vence el miedo de que la fantasía que perfiló mi amor no exista más. Tengo miedo de perder esta alta apuesta donde sólo conozco mi propio terreno, mis estrategias pero ignoro las reacciones y la configuración de mi rival que hasta hace algunos días parecía ser un bloqueo constante a mi vibración.

¡Ay, mi bien! cuánto cuesta, cuánto falta, cuánto queda.

Este soy yo: más cobarde que valiente, un enredo de ideas, opciones, decisiones sin tomar, omisiones y mucha pasión. Un cuadro sin leer, una interrogante de respuestas sinceras y un lecho de vergüenzas por amar sin pensar.

Cierro este castigo y las recriminaciones a libro abierto. Ya no te vuelvo a buscar ni a tentar la suerte porque mientras menos te busco, más te encuentro y encontrarte me hace vivir.