Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 1 de agosto de 2021

Opinión: El lector por Bernhard Schlink

El lector (1995) es una novela escrita por el jurista alemán Bernhard Schlink donde se narra la relación de Michael y Hannah en la Alemania de la post Segunda Guerra Mundial. Michael es el protagonista y narrador de la historia, al comienzo de ésta tiene quince años de edad y luego de sufrir de vómitos en la vía pública, conoce a Hannah, una mujer adulta, quien le brinda apoyo en la ocasión sin pensar que tal acto de buena voluntad sería el comienzo de una relación sentimental impropia mirada desde un punto desde la moralidad y legalidad occidental en los últimos años. 

El intenso amorío que ambos viven tiene una peculiar característica: él le lee libros a Hannah, lo que enriquece la relación y los une más allá de lo cotidiano. De todas formas, prefieren mantener su relación en secreto; ella por causas que deberán descubrir en la lectura de este título si optan por él y Michael, para evitar que la opinión de la sociedad sobre la diferencia de edad les termine separando.

Hasta allí, la obra no parece más que el primer amor de un joven alemán, no obstante, a partir de la segunda parte, adquirirá un matiz histórico que resulta crítico para la relación de Michael y Hannah la que se verá interrumpida por los juicios a los responsables de las atrocidades perpetradas por el nacionalsocialismo contra la población judía, que fue duramente perseguida y asesinada en los campos de concentración nazis. ¿Quién es realmente Hannah? es la pregunta cuya respuesta convierte a Michael en un adulto.

Esta novela es exitosa en interpretar a Michael en su adolescencia y adultez, demarcando tonos y características distintas conforme el personaje va creciendo y desarrollándose. Sin embargo, logra mantener y capturar su esencia, al punto que su perfil psicológico pesa tanto más que la caracterización física. La idea del personaje es mucho más fuerte que su imagen. Confieso que, sin advertirlo, olvidé el nombre del protagonista, porque la historia se narra en primera persona y Michael se refiere a sí mismo indirectamente o con los apelativos que los demás tienen de él, pero esto no incide en la comprensión de la historia ya que su matriz está en los sentimientos, lo abstracto, el pensamiento, la conciencia y no en elementos superficiales. En esta historia está presente lo profundo, los paradigmas desde los que el protagonista toma decisiones o se juzga cuando descubre quién realmente es Hannah, y se ve contrariado por la culpa, el amor y la decepción.

Como es costumbre, es preciso hacer un análisis cultural de cierto aspecto que contiene esta novela juzgados desde occidente y en los 2020: las relaciones de pedofilia. Esta obra si bien tiene un contexto de posguerra europea, fue publicada el año 1995 y en ella no existe una mirada crítica ni condenatoria a la relación que sostuvieron Hannah y Michael, de hecho, puede leerse que para Michael, dicha relación podría haber sido un elemento del cual vanagloriarse en su círculo de pares. Para el autor no parecieron ser condenables, desde el punto de vista literario, las escenas explicitas de sexo entre un adolescente de quince años y una mujer que lo doblaba en edad. Si bien, el hecho se narra en pasado y se le entiende en el contexto cultural alemán posguerra, se puede leer que para el año 1995, para un adolescente era un logro en su vida sostener relaciones sexuales con una mujer mayor, una aventura, una travesura, de todo, menos un delito o una grave vulneración de derechos a los niños o adolescentes, de tal manera que su impronta narrativa no tiene una connotación negativa.

En El lector hay pasión, hormonas y sentimientos propios de la juventud y también hay soberbia, mesura y arrepentimientos propios de la vida adulta. También contiene un tinte sociológico pues a la luz de los cambios de conciencia de Michael, se deja ver el choque que hubo en la Alemania posguerra entre la generación de jóvenes que se avergonzaban de los crímenes cometidos por el nazismo y la generación de sus padres, a quienes acusaban de cómplices por guardar silencio, por no defender a las víctimas y desentenderse de la obligación moral de rebelarse ante el poder de Hitler. Pero, ¿qué tan fácil era juzgar desde la comodidad del ahora y desde la libertad, sin vicios de consentimiento ni fuerzas de por medio?

Como sostiene Felipe H. en su canal de Youtube “Diéresis o Crema”, esta es una novela para un público con conocimiento básico de Historia Universal y yo diría que también en algo de Literatura (aunque yo sin ser experto en la materia me ubiqué bien con los títulos que El lector le presentó a Hannah).

Recomiendo esta obra, es un realce de los matices, un espacio entre el blanco y el negro, se concentra en pocos personajes, los explota en su justa medida, no tiene excesos ni sobre-pretensiones jurídicas, históricas ni literarias, con humildad logra entregar al público el peso de lo relativo y los dilemas éticos a los que el ser humano se enfrenta en la vida. Cabe decir que, aun cuando leí una traducción al español, logré incluso, percibir el acento alemán en cada oración e idea y eso de cierta manera evidencia la magia de la literatura y la gracia de leer.

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