Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 12 de julio de 2020

Opinión: Este domingo por José Donoso

Este domingo revela la historia de un matrimonio chileno en decadencia, roído por el paso de los años y otros motivos que se van descubriendo a lo largo de la lectura. La historia es narrada por distintas voces: el nieto, Álvaro y Chepa. Los dos últimos protagonizan por separado y en conjunto esta historia. Álvaro por su parte evoca su infancia y adolescencia a raíz de la aparición de un lunar cancerígeno cerca de una de sus tetillas, que a medida que crece aumenta su temor a la muerte. Por ello recurre a sus recuerdos y a la protagonista de los mismos: Violeta, la empleada de la casa materna con quien mantuvo sus primeras y tempranas relaciones sexuales. Mientras su madre, misiá Elena, vivía, Violeta cocinaba sagradamente empanadas, domingo a domingo, lo que se trasnformó en una tradición familiar y la columna vertebral de esta novela. En tanto que la historia de Chepa nace luego de que su marido le revelara el padecimiento de un lunar cancerígeno, a lo que ella no le dio la importancia que él esperaba ya que su vida giraba en torno a Maya, un ex penitenciario que ella se encargó de liberar, y quien una vez fuera de la cárcel se convirtió en sueño y pesadilla de la protagonista. Chepa se lee como una mujer de servicio social, aristócrata que se dedicó a parchar las faltas de las madres pobres, de los hombres viciosos y los males que soportaba en Chile las clases sociales más castigadas. Ambos tienen un nieto que también narra la historia desde el punto de vista infantil, su abuela Chepa era la unión de la familia y la casa "una extensión de su cuerpo", lo que refleja un punto en común con las familas chilenas y latinoamericanas, unidas y forjadas por una matriarca, la que una vez extinta, diluye la unión familiar con su muerte, perdiéndose los motivos de juntarse en la casa de la abuela cada domingo. 

Este domingo convierte una historia regular, sin misterios ni grandes acontecimientos en una lectura entretenida que devela la psicología de sus personajes en cada acción mientras se dejan leer los pensamientos de los protagonistas y la voz del nieto. De alto contenido clasista y prejuicioso donde las mujeres son tratadas igual que las cosas: la Chepa, la Violeta, la Mirella y los hombres de Álvaro, Fausto, Maya. Una novela escrita en 1966 aplica en este sentido al Chile moderno de 2020. Hay equilibrio en las voces, correcta ejecución de las acciones, ningún pensamiento ni escena sobra, hay un abierto juego con lo onírico, confundiendo ingeniosamente al lector si está presenciando un sueño o el desenlace de un capítulo. 

El cambio disruptivo entre las voces de adultos y niños no resulta traumante sino estimulante; mundos que corren paralelamente, inocencia y prejuicio, se tocan evidentemente al ver a Chepa enamorada como niña y a nietos clasistas hasta en sus juegos, aunque es de imaginar que los niños aprendieron de los adultos y Chepa, pues bien, volvió a sus diecisiete

Este domingo es el tiempo y la casa de la abuela el espacio que viven en Chepa, esta señora que se alimenta de la necesidad que los demás tienen de ella, sus nietos, su familia, sus pobres, su Maya. Álvaro, por su parte la habita, y se ahoga de ella, tomando aire cada domingo a la luz de los sabrosos jugos de las empanadas de Violeta, en donde se siente libre y natural. Una lectura escrita con una calidad superior a la literatura actual, recomendable, desconcertantemente poco difundida en la obra de José Donoso y dentro del boom latinoamericano.