Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 17 de enero de 2021

Opinión: La suma de los días por Isabel Allende

La suma de los días (2007) es un libro autobiográfico de la escritora Isabel Allende. Allí relata a su fallecida hija, Paula, el devenir de su familia desde su muerte. El estilo de este título es personalísimo, íntimo, emotivo. Allende abre las puertas de su vida y en característico tono deja ver, entre otras cosas, cómo conoció a su entonces marido, Willie y de los dolores y alegrías de su hijo Nicolás a quien de paso le asigna el rol protagónico -que, a veces, deberá compartir con el correlato de la creación de obras como la Retrato en sepia, El bosque de los pigmeos, El Zorro, Inés del alma mía y más-. 

Según se anunció, la relación madre-hijo entre Isabel y Nicolás es la que nutre las páginas de esta autobiografía, al punto que un título menos original pero acertado podría haber sido Todo sobre mi hijo. El lectorado podrá entonces, enterarse de las diferencias de hermanos entre Paula y Nicolás, cómo conoció él a su exesposa Celia, a su esposa Lori, la forma en que enfrentó el divorcio, su reacción frente a la diversidad sexual y una intensa relación con su madre hipercontroladora. 

Asimismo, el texto deja ver la vida de los inmigrantes en Estados Unidos; chilenos, chinos, mexicanos, venezolanos y más viven una suerte de rito de iniciación al llegar a la supuesta tierra de las oportunidades ocupando lugares comunes como la discriminación y los problemas de comunicación. Otros miembros de la vida de Isabel Allende que permiten rellenar páginas son Tabra, Sally, la abuela Hilda, Jennifer y las Hermanas de Desorden. Aun cuando por separado estas personas carecen de una conexión, Allende logra vincularlas a través de sí y de repetir que su misión fue reunir a todo el clan en una misma ciudad y además, entregar una narración divertida, pícara y sincera que hace valeroso leer en primera persona los chismes de los que se puede conocer por la prensa rosa e Internet. También es una obra estática en el tiempo y generosa en el espacio. 

El ritmo de la narración decae en la segunda mitad del libro, se contamina de las presiones que ejercen las editoriales por más material indistintamente de su calidad. En definitiva, se nota el desgaste de las ideas, cinco capítulos podrían ser solamente dos y se agregan historias que no cambian en ningún sentido la dirección de la historia como es el caso de Juliette, la amiga de Isabel Allende que presta su vientre a Lori. Allí se da un exceso de contexto, que ingeniosamente pudo haber sido el argumento de otro de sus libros (el consejo es gratis); omitiendo a Juliette y su vida, de todas maneras se pudo haber conocido de los intentos fallidos de Nicolás y Lori para ser padres sin necesidad de darle rostro y nombre a la dueña del vientre de alquiler. 

También queda en evidencia que el gran defecto de incluir a muchas personas en una autobiografía es que darles énfasis al principio crea expectativas sobre su desenlace, sin embargo, al tener que respetar los hechos, es posible que el final de la historia no tenga tanto rendimiento como su desarrollo o introducción, por tanto, desilusiona; ¿qué habría pasado si Tabra se hubiera muerto en una de las operaciones o viajes?, ¿tendría sentido literario presentarla, describirla y exponerla como se puede leer en La suma de los días

En definitiva, se trata de una historia interesante y rica en experiencias, es narrada por su propia autora desde la multidimensión de sus roles de mujer, madre, esposa, escritora, chilena, hija, abuela, suegra, amiga, enemiga y persona, por tanto, va más allá de una descripción de sí misma y las vivencias, también hay juicios de valor, argumentos, pasiones y contradicciones que dotan a este libro de humanidad. Cada uno de esos roles se va conjugando con momentos y emociones diversas pero siempre sinceras al punto que leer a Isabel Allende como dueña de su historia deja la sensación de que tu amiga de toda la vida se dio el tiempo de escribirte la más honesta de las cartas. 

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