Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 26 de noviembre de 2011

El día en que Silvio no vino


Tocó en Argentina. No llegó a Chile como tantos y tantas quisieron.  Qué se la va a hacer, acá gobierna Piñera. Pensándolo bien quizá fue de artista porque indistintamente del presidente artificial de este país largo y sudoroso,  en Chilito está el movimiento estudiantil del siglo a nivel latinoamericano. Yo si fuera él viajo a conocer a Giorgio y a Camila. Simple. El día en que Silvio no vino Marcelo se lanzó a los rieles del Metro. Claudia se enojó con su novio. Giselle me dijo un garabato. Andrés probó la marihuana. Cientos y miles de jóvenes se suicidaron en mi hemisferio con la irritabilidad de la primavera. Yo amé un poco más a René Pérez Joglar. César mató la última neurona. Dafne recordó a su madre desde los Estados Unidos. Javiera le robó a un tipo el relajo del expirar el humo de su cigarro. Alexis volvió con la niña Leslie ¡Diantres! Sergio siguió con su mismo porte atrayente. Mi gata Cuba siguió muerta en un lugar que me duele no saber. Betsabé no limpió el ratón. José se burló de mí y se enturbió algo más mi odio hacia él. Sigo siendo un muerto de su felicidad. El Twitter cambió la configuración y pensé en cerrar Facebook. Mi mamá fue al gimnasio en la mañana. Mi papá siguió estoico en el acto de amor de ir a trabajar. Hubo un día menos para que conociera a Cristóbal. Cuanta gente murió y cuanta otra nació. Faltó menos tiempo para que naciera Emilia. La tierra se movió en varios lugares del mundo. El Transantiago siguió existiendo y me pregunté en qué estaría el transporte público de mi Copiapó. Volví a frustrarme sin ser poeta. Mi serie favorita siguió avanzando y yo seguí atrasándome. En el aire seguía persiguiéndome el aroma pasoso del amor. Diego se lamentó de que Silvio no viniera. Violeta siguió en el cielo. Sylvia preparó la once a su familia con burocracia. El sol dio más fuerte en el cuerpo de Felipe. En la cabeza de Mario siguieron reproduciéndose las neuronas. Antonio dejó pasar unas horas por si se oía mi sueño durmiendo. Dayán se rió a carcajadas contagiosas. Fernanda siguió llorando a Felipe, quizá mi mamá también. Aún no podía volver a oír Ángel para un final sin que me molestara y sin pensar que no tiene relación con la muerte. Martina siguió doliéndome en su distancia. Sebastián se ganó un nuevo odio. Salvador ganó un nuevo admirador. Alguien más cambió la T.V. por una radio. Pensé en inventar el día de los tíos y tías. Carmen me agradó más. Shakira movió sus caderas. Pensé si en Copiapó no se morirían de sed mis plantas y deseé que en paz descansaran mis gatos amados, mis dos conejos y el perro que nunca quise. El día en que Silvio no vino pasaron cosas en el mundo con los dólares, el cobre, el litio, el euro, el estaño, los anarquistas, el ministro, en la depreciación de la vida, en el accidente de la carretera. El día en que Silvio no vino en mi vida nada pasó, pero siguió pasando todo y nada más.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Simple Together por Alanis Morissette

Esta entrada la dejo para decir lo mucho que me gusta esta canción. Nadie puede decir que este tema de Alanis Morissette no es uno de los más tristes de la historia de la música pop y si hay otro, es de ella también.  Se llama Your House, pero lo traduciré cuando no tenga más sueño. Gócenlo o más bien, llórenlo. (Gracias a Paula Valdés y Tomás Prower por la ayuda)



Tú has sido el mejor de mis mejores amigos.
Ahora con mi depresión post-quiebre en las manos
no puedo ir a ti por consuelo,
pues quedamos detrás de nuestros límites
durante esta transición.

Esta tristeza me abruma,
me quema el estómago
y no dejo de chocar con las cosas.

Creí que seríamos simples estando juntos,
Creí que seríamos felices juntos,
que no tendríamos límites juntos,
que juntos seríamos preciosos,
Pero estaba tristemente errada/o.

Tú has sido mi alma gemela y mentor
Recuerdo el día que te encontré.
Contigo supe que el rostro de Dios era bello
contigo sufrí una expansión.

Esta pérdida me adormece,
perfora mi pecho
y no dejo de botar todo alrededor.

Creí que juntos seríamos sensuales,
Creí que juntos evolucionaríamos
que tendríamos hijos juntos
y que juntos seríamos familia.
Pero estaba tristemente equivocado/a.

Si tuviera una cuenta por todas las filosofías que he compartido,
Si tuviera un centavo por todas las posibilidades que he dado
Si tuviera diez centavos por cada mano en el aire,
mi riqueza no haría esto menos severo.

Creí que seríamos genios juntos,
que nos sanaríamos juntos,
que juntos creceríamos,
que nos aventuraríamos juntos,
pero estaba tristemente equivocado.

Creí que exploraríamos juntos,
que seríamos de mutua inspiración,
que volaríamos juntos,
que nos prenderíamos con fuego juntos,
pero estaba tristemente equivocado.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El anti-marihuana

Sólo dire: esta gente que hace de su bastión y filosofía de vida el amor a la naturaleza en combinación al libre consumo de marihuana y veganismo, me apestan. 
Aman la naturaleza, el medio ambiente, pero no les cuesta un ápice de dolor o duda darle vida a una planta y luego matarla de sed para fumársela, para experimentar placer y para contaminar el cielo con sus humos hediondos.
Critican que los seres humanos que consumimos carne y derivados de animales incurrimos en una práctica cruel al incentivar un sistema en que se reproducen seres vivos con fines de lucro. Es verdad, lo hacemos o al menos yo lo hago y me cuesta mucho sentir culpa. Pero, ¿no es un caso paralelo el de cultivar marihuana con el fin de obtener un placer, un goce momentáneo? Incentivan a miles de traficantes a reproducir plantas para luego quitarles la hidratación y venderlas. 
Conclusión: si usted ama a los animales, es hippiemente adicto(a) a la marihuana y es de quienes sale a las calles a gritar contra Pascua Lama, Hidroaysén o Castilla, dróguese en silencio, sin alardes porque habla pésimo de su persona y es de pésimo gusto.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Metodología post mortem

No se trata de estar tentando a la muerte. No. Pero algo me dice que mi existencia no trascenderá como quisiera por el resto de siglos de humanidad. Y en vista de ello, al menos quiero que mi velorio y funeral cumpla un cuerpo mínimo de requisitos que honren mi memoria. De esto siempre se habla en los almuerzos, pero por alguna razón u otra se olvida. A continuación, lo que escriba puede sonar frívolo y quizás lo sea, mas deseo que mis seres queridos sientan haber cumplido los últimos de mis deseos.
Empezaré ideológicamente. Que no haya sacerdotes ni monjas. Si llegara un religioso o religiosa de cualquier credo (de quienes fui amigo en vida o amigos de mis deudos) que asistan de civil. No está demás aclarar que por ningún motivo quiero ceremonias o misas. Yo me relaciono con Dios directamente, sin intermediarios. Ese punto es intransable. La única oración posible se cantará: Zamba para no morir de Mercedes Sosa cada dos horas de velorio. Sin depósito de cosas en el féretro, descalzo y de blanco de cabeza a pies. Que nadie coloque banderas de ningún tipo ni ideología política o social cerca de mis restos. De preferencia que se eviten las ropas negras y se privilegien las blancas. Dono todos los órganos que pueda donar. Por último: quiero descansar en paz en Copiapó.
En mi lápida debe decir el siguiente verso de mi autoría: 

"Yo, en mis adentros estoy hecho el amor y de amor me hice verso también."

Tal vez suena frío, y parezca estar haciendo un circo con los sentimientos ajenos. Pero uno se muere una vez en la vida.
Que nadie diga: es que nunca lo dijo bien. Si me marchara en poco tiempo contando desde hoy, que nadie diga: parece que él presentía.


"Y sólo de ti espero, Padre Nuestro que estás en los cielos, recoge mi cabeza mendiga si en esta noche muero." 
(Poema del Hijo, Gabriela Mistral en Desolación)