Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 7 de agosto de 2021

Prohibiciones

Hay amores que uno no debe permitirse. Ese pensamiento llegó demasiado tarde a mi cerebro, pero vino. Lo hizo cuando miraba las perfectas facciones de Tiago Correa en una teleserie del año 2017; su quijada, su mentón y el tatauje natural que dibuja su cicatriz se suavizan con su voz dulce, semiengolada y qué decir del ajuste que los pantalones de tela exhiben cuando se ciñen a sus piernas y glúteos. Parecía que su pareja en la producción también se estaba enamorando como yo de él, esta vez y aquella en que dio vida a Vicente Smith, uno de los primeros funcionarios policiales de Chile. 

Pero bueno, Tiago es un amor muy platónico, muy straight y amarlo es algo que me permito sin culpas, y hasta con cierto orgullo. También pienso que hay amores que uno no debe permitirse, como aquellos que se dan en el trabajo. Muy bien me dijo un amigo hace días por el grupo de Whatsapp: donde se come, no se caga, aunque pronto le hicieron ver que si fuera por eso, no estaría ni casado ni sería papá. Pero es verdad, enamorarse en el trabajo es un riesgo, un descontrol que se paga caro y a veces hasta con el cargo (he sabido de ciertas renuncias) cuando además de una relación de salivas hay una de subordinación. Cuando hay amor mutuo puede ser divino hasta que se termina la relación o hay peleas. Si no es mutuo, entonces, el que se enamora pierde. Pierde al morirse de celos, pierde al tener que ser amigo, pierde al tener que saludar y pierde su cuello cuando le llega a doler la tensión que se produce cuando el colega se sienta al lado y no queremos ni mirarlo, ni oirlo, ni quererlo. Ese es un amor que no debemos permitirnos y como todo rebelde, desafío mis propias reglas, porque claro, también he estado allí.

El amor entre el grupo de amigos debería evitarse a toda costa. Incluso, deberíamos hacer un pacto de sangre entre los amigos para buscarnos parejas que estén fuera del círculo. Es que cuando hay amor, todo va bien, salvo que los enamorados tienden a perderse del grupo, no se aparecen si es que no se pelearon porque ahí sí se acuerdan de los amigos, cuando hay que apoyarles para pasar las penas. Pero eso no es lo terrible; lo terrible es cuando terminan y luego encuentran nuevas parejas. El grupo tiende a separarse, a tomar partes y convertir lo que era una linda amistad en una competencia de virtudes y defectos, víctimas y victimarios, aciertos y culpas.

No hay que enamorarse de una visita, siempre preferir el producto local, a no ser que quieras irte pronto de tu insoportable tierra natal. Amar una visita puede ser intenso en la etapa del conocimiento, pero un lastre cuando la distancia nos recuerda el sabio dicho: ojos que no ven, corazón que no siente. A veces los caminos del amor son insondables, pero para qué tentar la suerte: si no tienes certeza de la residencia del muchacho, acláralo pronto o sal de ahí antes de que uno de los dos empiece a recriminar al otro de haberlo arrastrado a este lugar que nunca me ha gustado, lo dejé todo por ti y así me pagas. 

Si eres apasionado y testarudo, no te enamores de tus adversarios políticos, de aquel cuya familia entera es del equipo de fútbol archirrival, del de la competencia de tu negocio o donde opere cualquier otra rivalidad irreconciliable. Es que cuando uno es apasionado ama sus convicciones y que se las hieran o cuestionen puede devenir en discusiones eternas y la triste frase: o ellos o yo. Y aquí nadie quiere elegir entre dos amores, ni terminar como Julieta y Romeo.

Esa es mi breve lista y podría titularla: amores prohibidos, cuando el amor no todo lo puede. Pero no es mi estilo, suena horoscopero. Me acabo de acordar de Amor Prohibido de Selena Quintanilla, no sé antes, no sé en Texas, pero el amor entre ricos y pobres no está prohibido, lo promuevo y recomiendo, así como apruebo el fin a todo tipo de segregación social, morenos y rubios, flaites y cuicos, terratenientes y pobladores pueden desatar sus pasiones carnales mientras no rompan las cuatro prohibiciones recién prescritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario