Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 29 de octubre de 2023

Opinión: Para acabar con Eddy Bellegueule por Édouard Louis


Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente. León Gieco.

La violencia tiene tantas maneras de expresarse, la más directa es la agresión de A contra B, la agresión de A contra A para herirse a sí mismo, o la agresión de A contra A para herir indirectamente a alguien más o castigar pasivo-agresivamente. También, se puede encontrar la violencia verbal, de clase, estructural y categorizarla bajo tantos parámetros porque la vida misma es una revelación dolorosa.

Por su parte, el método universal de castigar a lo que es distinto o se sale de la norma social es la violencia, una reacción aprendida al temor que produce lo novedoso. Así lo señala Édouard Louis[1] en Para acabar con Eddy Bellegueule (2014), una novela autobiográfica cuyo tema central es la violencia, según él mismo lo ha hecho saber en distintas entrevistas.

Desde pequeño, Eddy se descubrió a sí distinto al resto y aunque no lo hubiera hecho, su entorno se lo haría saber. Criado en una familia de clase baja, recibió las primeras miradas de reprobación de sus padres y hermanos al ver un desplante cada vez más femenino en sus formas, expresiones y palabras. También se lo haría ver la escuela, ese lugar que supone ser un centro de socialización que los expertos en educación promueven tanto, olvidando que puede ser a la vez un tabernáculo de crueldad entre pares, un nicho de impunidad, un centro de tortura física y psicológica para estudiantes de la diversidad y disidencia sexual, de otras razas u otros credos. Eddy acabaría así por naturalizar la ridiculización y las agresiones, justificando incluso que su orientación sexual tan evidente e indiscutible fuera un oprobio a su hombría o virilidad.

Para acabar con Eddy Bellegueule logra remover consciencias y examinarlas, consulta una y otra vez la moral del homofóbico al que tratamos de hacer desaparecer a medida que advertimos el daño del silencio cómplice, el daño del prejuicio, el daño de no conocer la compasión por los débiles. Asimismo, cabe destacar el rol ausente de los profesores y celadores (inspectores de patio) en la defensa de los estudiantes de la diversidad sexual perseguidos y agredidos por sus pares a causa de ser, a causa de respirar, a causa de hablar; ¿quién defendía entonces a los Eddy Bellegueule del crimen organizado que resultan ser las mafias de bullers y agresores en las comunidades educativas en Francia, en Chile, en el mundo?, ¿quiénes actuaron en la impunidad burlándose y agrediendo a sus compañeros de escuela premunidos del silencio cómplice de profesores, inspectores, sostenedores?, ¿quiénes cargan en sus consciencias y cuánto pesan las autolesiones y suicidios de las víctimas del bullying escolar?, ¿cuántos advirtieron el daño que se estaba produciendo en los años noventa, dos mil o de las últimas décadas y lo detuvieron a tiempo sin temor a ser calificados de débiles o promotores de la homosexualidad o de la supuesta e inventada "ideología de género"?

Esta novela es exitosa en su objetivo, en visibilizar un dolor que muchos llevamos dentro, una injusticia que no ha sido correctamente reparada, un ataque a la dignidad del ser humano percutido desde la moral heterosexual. Si bien, hay distintas opiniones del final de la novela, es preciso considerar que al ser una autobiografía, el mismo autor es dueño de mostrar hasta dónde quiera exhibir su dolor o bien, puede hacer de él un enganche comercial para la próxima narración. Édouard Louis en una muestra de entrega y lucha, rememora y desnuda los pasajes más  dolorosos y violentos de su infancia y adolescencia, sin reparar en la revictimización de recordar la vergüenza que sintieron los demás de él o él mismo de sí, por cuanto, a causa de esa enorme generosidad no hay otra conclusión que recomendar este libro y etiquetarlo como prioritario en la próxima visita a la librería. ¡Gracias!

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