Cabe indicar que fatamorgana no
es un nombre, sino un vocablo cuyo significado es espejismo. De eso se trata
esta historia, la fatamorgana de una novela entretenida y consistente.
Ambientada en el Desierto de Atacama durante el apogeo del salitre, la novela
nos informa de cómo la bella protagonista, Golondrina del Rosario, encuentra
casi por coincidencia al amor de su vida –Bello Sandalio- en una banda de
música que se formó a la luz del alcohol, parranda y prostíbulos en las
cantinas y tabernas donde los obreros de salitre pasaban a desahogarse de la
explotación capitalista llevada a crueles niveles pero no menos reales.
La historia está provista de
mucho vocabulario y también de muchos pasajes que no se relacionan con su
desarrollo, aun cuando guardan una relación indirecta. Hay párrafos enteros
describiendo a personajes e historias de personajes que no son en absoluto
determinantes con el paso fugaz de Carlos Ibáñez del Campo por Pampa Unión y
los hechos -que a su alrededor- son el clímax de la novela. Para llegar a este
pico, debemos enterarnos de la vida de los miembros de la banda de música,
todas respetables pero irrelevantes salvo para hacernos entender las
condiciones laborales miserables de los unioninos. Éstas van acentuando la
conducta ácrata del padre de Golondrina, un viudo que hará lo que esté a su
alcance para tomar por sus manos la justicia frente a las persecuciones
homofóbicas, anticomunistas e infundadas
de Carlos Ibáñez del Campo.
Muy interesante el relieve que se
da a los músicos de las pampas, pero enfocarse en cada miembro de la banda fue
un error. Se podría haber destacado a uno, como Bello Sandalio y a alguno de
sus amigos, ahondar en esa amistad, levantar más personajes, más vida, menos
desierto.
En esta fatamorgana, me pierdo
entre el protagonismo de una pareja, el de ésta por separado o el de la banda
de música. Me quedé esperando un equilibrio frente a una narración muy
masculina, para hombres y el papel de las mujeres relegado a la educación, la
delicadeza del piano o en el otro extremo, el de la rudeza de los prostíbulos y
la explotación sexual. Consciente de las diferencias entre mujeres y hombres en
un tiempo u otro, creo que la incorporación de una matriarca fuerte a la
fatamorgana hubiera provisionado balance a tanta erección, paisita. El
desenlace tiene toda la acción y emoción que antes se ausenta: espejismo y
determinación en menos de diez páginas.