Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

viernes, 7 de septiembre de 2012

No se va, sigue aquí

No se va. Ha vuelto a la réplica del breve temblor. Por más que lo expulsé fue inevitable sentir el coletazo de noches pensando sus saltos, su atención, sus pasiones. Acá está una vez más probando suerte en mí. No me he dedicado más que a beber café, a leer, a escribir y a cansarme como la canción Procuro Olvidarte. Y todo ha dado resultados menos ésto. He espantado el sueño de mis ojos, he recibido felicitaciones por mis logros y he llegado a todas mis clases. Pero no se va, sigue aquí y los símbolos me han jugado una mala jugada. ¿Cómo se va a ir si hasta ya no oigo música con el afán de ver qué obtengo de mi invención de Terapia del Silencio? 

Cómo extraño encontrarme de repente con 34 grados de calor en Copiapó en pleno invierno.

Pero estoy cerca del éxito, no hace 3 noches con sus días que neutralicé el volumen y todo sonido que no fuera natural y mientras twitteaba recordé el nombre de mi abuela Matilde Miranda y por efecto recordé al resto de mis abuelos de los que tres descansan en paz y uno está en Copiapó (ya le celebramos los 80 años este 2012). Es un bonito nombre Matilde, si la hubiera conocido la habría llamado abuela Mati. Recordé a mi abuela Rita y al amor por el tango y los bandoneones que compartimos, y pese a que no puedo decir mucho de mi abuelo Carlo, lo honro de todas maneras por darle la vida a mi madre. Mi abuelo Lalo está en Copiapó, tampoco compartimos mucho pero cuando hablamos por teléfono o nos encontramos en el centro (lo cual es muy fácil) me llena de halagos que no merezco. Los abuelos, según dictó don Pedro Engel en su taller de ancestrología para empresas, son parte de nuestro sistema familiar junto a nuestros padres y bisabuelos. La analogía que usó es que una persona es como un árbol el que obviamente no puede crecer sin tener sus raíces firmes en la tierra. Por conclusión, el éxito en la vida no tan sólo depende del esfuerzo que uno pone para obtener sus metas, sino también del valor y el honor que le entreguemos a nuestros antepasados por darnos la vida, en donde claramente está Dios. A mis bisabuelos estoy a punto de llegar, estoy averiguando sus nombres, sus vidas pero sé de algunos como de mi bisabuela Elba Navarrete sé que no crió a mi abuela Matilde por razones que sólo ella supo. Mi abuela no la perdonó y mi tía Sylvia, su cuñada, le decía que no fuera reconrosa: "Sea como sea es tu mamá chata." Mi bisabuela Aldecira Díaz, abuela paterna de mi papá tuvo que cambiarse el nombre y sacaba entierros entre otras cosas, nunca supo que murió de cáncer, era Capricornio. Yo la imagino como una mujer buena, justa y digna. De ella he sabido más por medio de mi tía abuela Sylvia. Mi bisabuelo Samuel Castillo cuyos  genes se replicaron fenotípicamente más en los hijos de mi tío Ricardo, inspiró la muerte del padre de Garcilaso, Nicolás y Marcelo Nahuel en Nahuel. Así también él dejó este planeta, enviando a sus hijos al circo cuando presintió su muerte, no quería que lo vieran morir. Cuando los niños estuvieron en el circo se lo llevó al Cielo un ataque al corazón. No sé si podrá estar a la siga y cuidado de los cientos de bisnietos y tataranietos que le son descendencia, pero de todas maneras yo llevo parte de él en mi corazón y en mis circunstancias. De mi bisabuelo Ángel Custodio, Francisco Domingo y Manuel aún no tengo información y veo que será difícil llegar a ella, pero no imposible, de mis bisabuelas Edecia, Elba y Clara es la misma historia. Y retomando, sé que en esa noche en que bajé los decibeles mis tres abuelos estaban conmigo pues bastó el silencio para que llegaran a mi recuerdo. Desde su dimensión me protegen y así también lo siento. A la ancestrología también le agregaría el lugar donde uno nace porque ningún árbol puede crecer fuerte si rechaza o deshonra la tierra que lo alimenta.


Ahora lo comprendo bien, no se va ni se irá, sigue aquí. Como conmigo siempre han estado mis abuelos, también sigue aquí como parte más de mi vida, de la vida que yo construyo y forjo hacia adelante. Las raíces de mi árbol han venido a socorrerme como una bendición por cuanto les rindo honores y dedico mis triunfos. Decreto que mis anhelos se concretan, no se va y sigue aquí como yo allá. Creo que los Rolling Stones me dieron una oportunidad.

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