Opus Dei es una frase en latín que en
castellano significa “Obra de Dios” y es la Prelatura de la Iglesia Católica
más influyente del último siglo. Se caracteriza por ser hermética,
compartimentada, constante, proselitista sólo en las élites, conservadora en lo
sexual y muy liberal en materia económica; en tres ocasiones ha sido puesta
bajo la lupa de la Premio Nacional de Periodismo e investigadora chilena María
Olivia Mönckeberg[1] en
las distintas versiones de El Imperio del
Opus Dei en Chile cuyo contenido vengo en recomendar.
Fundada por el hoy santo católico Sn. Josemaría
Escrivá de Balaguer (España), el Opus Dei no ha dejado a nadie indistinto
dentro del cristianismo occidental y contemporáneo. Sus esfuerzos por llevar un
ejercicio de la fe prácticamente en paralelo a las instrucciones de El Vaticano
han concitado el cuestionamiento de distintas congregaciones y también han
convertido a la Obra de Dios en un atractivo nicho para los sectores más
conservadores y puristas del catolicismo. Se podría decir que sus miembros,
divididos en numerarios, supernumerarios y otras categorías menores, han
realizado un trabajo de hormigas, inclaudicable e incesante justamente porque
para pertenecer a esta prelatura se ha de estar convencido de que el trabajo es
la mejor forma de alcanzar la santificación y agradar a Dios; en eso han puesto
todo su esfuerzo material y espiritual, en difundir la fe católica y cooptar a
la élite no sólo de Chile, sino de todo país que ha estado a su alcance,
permitiéndole en consecuencia la difusión de las enseñanzas de Escrivá de
Balaguer, no sólo en las iglesias, sino también a nivel cultural como en
librerías, medios de comunicación, empresas, clínicas, colegios y
universidades. Sin duda, que la santificación del trabajo de este movimiento resulta
muy conveniente para los destacados empresarios de la prelatura, pues justifica
y confunde el límite que hay entre hacer un buen trabajo y aceptar la explotación
laboral so pena de no agradar a Dios.
En El
Imperio del Opus Dei en Chile, María Olivia Mönckeberg, pone de manifiesto
la extensa malla societaria de los empresarios del Opus Dei, su origen en
España y en Chile, entrevista a los
intelectuales de la Obra y a sus críticos, su rechazo a los métodos
anticonceptivos, las polémicas mortificaciones promovidas por la Prelatura
(verdaderos atentados a la salud mental y física del ser humano), sus espacios
de influencia económica y cultural, entre otros interesantísimos aspectos.
Si bien al momento de leer concienzudamente este
libro, lo hice con su segunda y más extensa edición (2016), no sentí que
hubiese hoja alguna desactualizada, y es que es tan vasto el mapa de conquistas
del Opus Dei y su impacto cultural tan transversal en el tiempo que no hay delay; es más, quedé con ganas de leer
la última versión que abarca a Luis Silva, primera mayoría del Consejo
Constitucional de Chile.
La autora en un afán de llegar a todo público,
utiliza un lenguaje claro y simple, y elige una redacción que estimula y ordena
las ideas con brillante estrategia. El
Imperio del Opus Dei en Chile es una lectura casi obligatoria para los
estudiantes y profesionales de las Ciencias Sociales de América Latina, para
quienes recomiendo desde ya los capítulos “La voz crítica de José Comblin[2]”
en donde se contrapone la vocación colectiva del cristianismo versus la promoción
de los logros individuales del Opus Dei, “Don José Miguel” referido a José
Miguel Ibáñez Langlois[3],
sacerdote e intelectual de la Obra en Chile y quien ejerce el control y censura
previa de los libros y contenidos a los que los numerarios pueden acceder según
su nivel de madurez espiritual, “Entretelones de la Prelatura” y “Vida de
numerarios”. Están bajo aviso.
[2] Cofundador de la Teología de la
Liberación.
[3] Conocido también con el pseudónimo
de Ignacio Valente, crítico literario de El Mercurio.