Publicada en 1881, la novela “El príncipe y el
mendigo” de Mark Twain[1]
narra las peripecias y desventuras que corren el mendigo Tom Canty y el
Príncipe Eduardo de Gales. De parecido semblante, ambos niños poseídos por su
nobleza e inocencia deciden intercambiar sus papeles diametralmente opuestos, sin
pensar que el primer juego de roles de la literatura universal se les saldría de
las manos.
Si bien esta novela hasta hace veinte o quince
años era parte de los planes de estudios de las escuelas chilenas, hoy se
vuelve algo impensado recomendarla como literatura infantil por las altas
escenas de violencia que contiene, fuera de la traducción del inglés de la Edad
Moderna que hace la lectura algo más lenta.
Fuera de lo anterior, El príncipe y el mendigo entrega y refleja los valores de la
lealtad, la nobleza y justicia, sin dejar de lado la profunda inocencia de una
mente infantil. Asimismo, pone sobre la mesa las injustas y regresivas leyes de
la Inglaterra de 1547, sus profundas inequidades y desigualdades para perseguir
los delitos de ricos y de pobres, así como lo más terrible: el abuso infantil.
Niños obligados a mendigar so pena de severas reprimendas por parte de sus
padres. Todo ello, en alto contraste con la histórica comodidad y lujo de la
monarquía británica, llena de banquetes, simbolismos y reverencias frente a un
bajo pueblo pobre y vulnerable.
Recomendado para adolescentes y amantes de la
novela histórica. Este libro está disponible en formato electrónico o e-book.
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