Ya no habrá más de sus maneras irresistibles ni de su cortesía intachable. Sólo va a quedar una experiencia rica en conocimiento de cómo no se hacen las cosas y de las cosas que un tipo impaciente no debería hacer. Tampoco seguiré forzando mi imaginación para aumentar o crear cualidades que Matías no tiene ni tendría, en que modelaba tiernos escenarios y finales inconclusos pero con el comienzo del próximo episodio totalmente maquinado. Él seguirá siendo un hombre feliz y pleno como la ha sido hasta ahora en la vida real, su idea y realidad dentro de este blog se morirán y sin embargo yo lo seguiré queriendo y extrañando igualmente, dentro de lo posible y límites autoestablecidos, de manera decreciente. Seguramente albergaré el mismo sentimiento de impotencia mientras por algunos meses Matías siga alojando en mis sueños, porque de eso sé bien y no podré hacer mucho, pero se nos va y debemos aceptarlo tanto como al amor inmenso que no sabía tenía por mí, un egocentrismo profundo.
Tengo miedo a terminar como El niño que enloqueció de amor y a ese sentimiento de ser foco de lástima. Es verdad que nadie me provocó, que yo empecé todo queriendo ser un envalentonado y jugar a la ficción, pero como en todo juego tenía el cincuenta por ciento de las probabilidades de fracasar y perdí, ahora quedan las canciones, los poemas y las cartas que jamás me habría atrevido a enviar.
Es por eso, Matías, que si alguna vez accedes a estos trozos de divagación y te das cuenta de esta realidad, que no alcanzó a serte siquiera paralela, sabe que te quise con un cariño diáfano y con las mejores intenciones, pero quizá el arroz con leche no era suficiente, las diferencias eran más grandes que mis expectativas, un beso no hizo el verano que quise, el amor propio primó o quizá el miedo a ser derrotado por una invención, nuestros nombres no eran compatibles o bien nuestros cumpleaños. Hay tantas hipótesis y ninguna con relevante significancia. Ha sido un honor, pero más que todo un temor. Nadie merece vivir así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario