Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

lunes, 15 de octubre de 2012

Ha llegado carta desde un sueño


Te cortaste el pelo, pero siempre sientan bien tus cambios. Creo que te vi un poco más disminuido respecto de tu estado físico actual y estabas con evidente cansancio que te recostaste en mis vergonzosos muslos mientras viajábamos en el bus desde o hacia la playa (mis sueños no siempre son tan precisos como quisiera). No aguanté el gesto de tu ternura y mi mano derecha corrió a acariciar tus negros cabellos pero la mirada de la gente en el bus pudo cohibir incluso mi subconsciente.  Tu sweater, aunque sé que odias que usemos palabras en inglés o en latín, era ese negro que usas de preferencia con pantalón tipo jean. A mí me gusta bastante, incluso despierta ciertos instintos de perversión.

Cupió que me preguntase dónde estaba aquella que te acompaña últimamente para calmar tus cuitas o lo que fuera. No iba en el bus. Si me fui a dormir cerca de las 4 de la mañana, me temo que todo esto fue cerca de las cinco de la mañana cuando aún cantaban las aves cerca de la palmera del condominio, era imposible medir y comparar los tiempos de la vida consciente y la subconsciente pero a mí se me hizo eterno y más sin ella. Luego de algunos sueños blancos volvimos a escena pero subiendo las escaleras de un edificio en la costa. Claramente era un hotel de esos que están al lado de un mar turquesa y se dan el lujo de, al lado, construir una piscina de gigantescas dimensiones. El agua del mar y la piscina estaban calmos tal como el horizonte de ese día despejado. No entendía muy bien qué andábamos haciendo por ahí, pero tus conductas de zombie se me hicieron más ilegibles aún. Por lo general, cuando sueño cosas terribles contacto a los involucrados porque hay noches en que la intuición no falla, en tu caso te veías sordo al clamor de todos y te lanzabas a la piscina con ropa, mojabas al resto de los amigos y yo no quise evitarlo. La muchacha que suele tomar tus manos para caminar como si no pudiera hacerlo por si misma tampoco estaba y créeme que si pudiera censurar a las personas de mis sueños lo haría, pero no resulta. Si no estuvo fue porque ella no quiso. Ojalá que no estés así por ella, habría que tener valor. 

Prefiero dejar las cosas así, no te voy a llamar ni a contar de mis sueños. Por prometedor que sea, en la realidad yo siempre me relaciono contigo como si fueras un sueño imposible. A veces  nos hemos acercado bastante incluso hasta un punto en que nos hemos llamado amigos, ¡pero qué va! no es más que una amistad imaginaria en que nos acompañamos para no estar solos cuando faltan los amigos de verdad. Cuando me miras con cara de tristeza porque te inspiro inmensa lástima me dan deseos de salir corriendo e inventarme una razón para reír y ser feliz pero la mayoría de las veces consigo un cigarro y lo prendo como fumándome mi misma pena. Te pido con toda humildad que no me mires así porque me siento miserable incluso más que ahora mismo, sobretodo si no tendrás un cigarro con el que compenses tu falta  no sólo de falta sino de ausencia.

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