Adiós. Nunca está demás despedirse y decir gracias, fue un gusto tanto el consenso como el disenso. Nadie puede saber bien si mañana podremos despedirnos otra vez. No es que sea mi decisión, pero en noches difíciles como esta y las que vienen no puedo asegurar mi disponibilidad para saludar de nuevo. Ya no dije te quiero ni te amo, tampoco me lo dijeron muchas veces. Adiós, no sé si podamos volvernos a ver para decirlo de nuevo. A veces las ganas de seguir fingiendo se agotan y un tango se asoma a mis oídos. Adiós a tantos y ojalá se pueda volver a empezar, no depende de mí. Adiós a la mala suerte, a la lejanía. Adiós a todos, a Matías, a Esteban, a Christian y al resto de mi lista de imposibles, a mis amigos y amigas, a mis padres, hermanos e hijos. Ojalá mañana pueda nacer de nuevo. Muchas gracias.
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