Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

lunes, 23 de junio de 2025

Opinión: El año en que hablamos con el mar por Andrés Montero


¿Alguna vez leíste algún relato colectivo? En El año en que hablamos con el mar, Andrés Montero da un golpe a la cátedra, desafiando los regímenes narrativos tradicionales dominados por una voz individual. Incluso el título de la novela está escrito en primera persona plural, desde el “nosotros” que releva la narración no como una experiencia íntima, sino como el relato de hechos compartidos, desde una perspectiva colectiva y social, desde los mínimos comunes que todos entendieron sobre un único suceso.

Esa particularidad es un rasgo identitario de esta novela, que cuenta la historia de Julián y Jerónimo, dos hermanos que tras una infancia y adolescencia juntos, separan sus vidas por décadas para reencontrarse en la isla del fin del mundo que les dio el ser. Al nacimiento de ambos precede una leyenda naturalmente premunida de realidad, superstición y mar chileno. Inteligentemente pensada, la isla que recrea el reencuentro de los hermanos “Ju-Jui” y “Je-Jei” está, desde sus orígenes, separada de la civilización, lo que se acentuará llegado al continente la pandemia del covid 19. Hecha esa barrera, la estadía de Jerónimo en la isla, se alargará más de lo planificado.

Los narradores de esta novela son precisamente los isleños que han testimoniado la historia de la familia Garcés, haciendo la salvedad al lector de que puede estar presente en el relato algún olvido o un extra de su propia cosecha, pues sobre todo es una historia honesta. En El año en que hablamos con el mar convergen un sinnúmero de elementos atractivos: cementerios sin muertos, maldiciones intergeneracionales, el manual de la fiesta, ermitaños y más.

Con ecos del mágico imaginario de la Isla Grande de Chiloé y su inagotable fuente de leyendas, estas páginas permiten redescubrir y disfrutar el valor del relato oral, de aquella información que se transmite de abuelos a nietos, de vecinos de toda la vida a recién llegados, de historiadores a turistas. Sin duda, leer esta novela es vivir una experiencia distinta, una inusitada forma de contar. Cuando creíamos que todo ya había sido dicho, que ningún autor podría ofrecernos una mirada novedosa sobre Chile, surge la preciosa imaginación de Andrés Montero. A mi juicio, es uno más de esta nueva generación de escritores nacionales: lleno de talento, lleno de novedad.


Título disponible en formato de libro electrónico.



viernes, 20 de junio de 2025

Opinión: Dorayaki por Durian Sukegawa

 



La literatura japonesa vive un auténtico boom en los países de habla castellana, o en Occidente si se quiere, y no me ha sido indiferente. Detrás de su portada rosada y el retrato de un cerezo en flor o sakura habita una lacónica pero profunda historia sobre relaciones humanas entre personas que probablemente no estaban destinadas a encontrarse jamás, salvo por la creatividad de Durian Sukegawa, autor nipón que poco a poco sumerge al autor en la calma de la lectura cual piano percutiendo notas de música clásica. 

De pocos personajes y mucho diálogo, Dorayaki relata la historia de Sentaro,  un joven que pasa sus días trabajando en una pastelería de Tokio, con resultados mediocres de venta y calidad, con el fin de cumplir con el pago de una antigua y larga deuda. En uno de los tantos días que no pareciesen distinguirse cual de tal, una vetusta Tokue aparece en la pastelería con una fuente de an la pasta de porotos con la que se preparan los dorayakis, cuales a su vez, son una suerte de alfajor o pieza de la pastelería masiva nipona. Sorprendido de su degustación y curioso de la receta, Sentaro inicia con Tokue una conversación cuyos parlamentos van en crescendo a lo largo de los días, compartiendo en ellos sus perspectivas de un Japón vivido por dos generaciones diferentes, enfrentando diferencias culturales, históricas y psicosociales.

Dorayaki se me hace una apología al arte de conversar, una descripción eficiente de los tormentos del espíritu joven dentro de una sociedad industrial, que entra en armonía al conectar con la paz y sabiduría que sólo entregan los años, la senectud. Aborda especialmente la discriminación, el edadismo, la banalización y desustanciación de una juventud ansiosa de lo superficial, la desinformación y el prejuicio social contra determinados grupos.

Es muy difícil que alguien termine de leer sus breves páginas sin la sensación descansada tras un entretenido e intenso baile. Así me sentí al cerrarlo, casi despidiéndome de toda una experiencia literario-quinésica; creí haber estado danzando con las palabras porque Dorayaki tiene el ritmo propio de una prosa poética y filosófica. Mi exhorto es darle una oportunidad a ese libro de tapa rosada alrededor de un cerezo en flor contrastando con el fondo azuloso del cielo, y más si es tu intuición la que te persuade, ese toquecito distinto del corazón frente a un nuevo libro simple y complejo que tiene una lección, pero sobre todo, una noble intención. 

P.D.: hay una adaptación al cine de Dorayaki que se llama Una pastelería en Tokio, ¿la recomiendan?



Opinión: El buzón de las impuras por Francisca Solar




Ha nacido una nueva heroína de la literatura chilena, Fátima Aguirre Vanderbilt, la protagonista de El Buzón de las Impuras. La conocí en cada espacio que me doy para leer: un almuerzo en soledad, un avión, un tránsfer, los tiempos vacíos de mi cama, una noche de insomnio, un domingo cualquiera. Su creadora es Francisca Solar, parte de una nueva generación de escritores chilenos, sagaces, creativos, osados. 

El Buzón de las Impuras podría considerarse la obra más exitosa de Francisca Solar. A través de ella, narra el Mes de María de la Iglesia Católica chilena en 1863, que lamentablemente concluye con la muerte de más de dos mil mujeres calcinadas por las llamas. 

En múltiples entrevistas, la autora ha sostenido que pese a ser las mujeres las protagonistas indiscutidas de esta parte de la historia de Chile, el relato de la tragedia siempre fue contado desde el prisma de los hombres, por cuanto ha considerado un acto de reivindicación con su género darle voces a las verdaderas protagonistas que vivieron su último mes de vida alrededor del cuestionamiento a las machistas normas del clero chileno de la época. 

Fátima, Helena y Beltrán son hijos de Segismundo y Cornelia, componen la familia Aguirre Vanderbilt, residente en Santiago de Chile y practican el catolicismo con estricto apego. Producto de ello, las mujeres de la familia dejarán guiar sus vidas por las más insólitas normas y castigos del padre Juan Bautista Ugarte, el antagonista de la entrega. Esto dará pie para que el presbítero imponga sobre Fátima el castigo de leer en voz alta los pecados que depositaban en anonimato las mujeres del grupo espiritual "Hijas de María" en sus reuniones habituales. No había peor penitencia que esa, por cuanto todas sus amigas imaginaban la dimensión del pecado que según el catecúmeno había cometido Fátima (naturalmente, la invitación es conocer el "oprobioso" motivo detrás del castigo leyendo la novela). Desde entonces, la Vanderbilt mayor se verá enfrentada —cual heroína de serie noventera— a una serie de vicisitudes durante ese Mes de María: desde los cuestionamientos más íntimos, hasta las injusticias más evidentes impuestas a ella y sus cercanas sólo por haber nacido mujeres, guiada de su fe católica y acompañada por la Virgen María. Una de ellas, la prohibición de estudiar y desarrollar sus demostrados talentos.

Asimismo, la novela relatará una serie de hechos y conflictos como la guerra civil de Estados Unidos, relaciones homosexuales, las religiones protestantes, la relación de los hombres con la fe y el dolor. También destaca la descripción del Santiago de Chile en la segunda mitad del siglo XIX. Esta novela se convirtió pronto en un bestseller y cómo no, si el talento narrativo de Francisca Solar permite mezclar sin problemas el devenir de los personajes con historia y romance; con fe y pensamiento crítico; con feminismo y religión. En ningún momento aburre. 

El Buzón de las Impuras permite releer y replantearse la fe mariana, la figura de Santa María y su influencia en generaciones de católicas y católicos en Chile. Cabe decir que, aunque el mérito del éxito de esta novela es totalmente atribuible a Francisca Solar, su estilo narrativo me llevaba a recordar a Isabel Allende, quizás es esa buena costumbre de poner en el rol protagónico a mujeres pensantes, capaces y autosuficientes enfrentadas con victoria a encrucijadas y dilemas vitales. Hasta ahora, la lectura más entretenida y cautivante del 2025 que ha pasado por mis ojos lectores; muy recomendada para quienes busquen rigor histórico, aventuras, y hace tiempo no encuentren una novela que los cautive como hierro y magneto.

Esta novela está en formato de libro electrónico.