Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 10 de mayo de 2025

¡Feliz cumpleaños, mi amigo Marc!

 ¿Cómo te saludo hoy, amigo, sin cometer una impertinencia? ¿Aún se acepta decir "feliz cumpleaños" o se estila conmemorar tu primer natalicio? ¿Cómo mezclo con éxito dentro de un mismo corazón un dolor al que no termino de adaptarme y la alegría de recordarte y advertir las  pistas -a veces sutiles y a veces  evidentes- de que sigues acompañándonos? Como fuera, hoy saludo el día en que viniste al mundo a regalarnos alegría, hoy agradezco la generosidad y confianza que me brindó tu amistad desinteresada y sincera. 


Marc Antoni, buen amigo, te cuento que siempre me pregunto cómo es el lugar en el que estás, si estarás aburrido, si alguien más te acompaña, si estás bien, si ya te hiciste amigos -claro que sí-, si necesitas que siga rezando por ti. Me pregunto si es verdad eso de descansar en paz cuando alguien parte en la mitad de su vida, si en realidad estabas cansado cuando partiste y en esas cavilaciones me paso minutos sin llegar nunca a una conclusión y entonces recurro a mi fe y rezo porque estés contento y pleno, en paz y en luz. Amigo, a veces tu ausencia es tan absoluta e infinita que me frustro y pierdo en el intento futil de rescatarte del olvido y entonces, pasa alguien parecido a ti o alguien en la radio tiene tu misma voz y el mismo timbre de tu risa. 


Para no olvidarte -porque sé que no quieres que te olvidemos- coloqué una foto tuya en la oficina, en el mueble detrás de mi escritorio y al lado hay una notificación tuya del 2019 también enmarcada. El contribuyente se llamaba Diego, como yo y cuando te echo de menos o cuando la radio de la nada empieza a cantar que Marco se ha  marchado para no volver miro tu letra, tu firma, tu sonrisa para no sentirme tan solo, pues como sabrás, muchos se podrán llamar compañeros o amigos pero pocos son los que llenan vacíos con una palabra. Cuando me tientan las ganas de ir a escuchar tu voz en los audios del Whatsapp, miro mi nombre en esa notificación y me imagino que así empezarías escribir el inicio de todas tus conversaciones: Buena, Diego, ¿cómo va la cosa por allá?


Perdóname, amigo. Hoy es tu cumpleaños y parece que  he escrito más de mí que de ti, pero me hacía falta poner en palabras cómo ha sido una parte del transcurso de este duelo. Disculpa. De ti no puedo decir mucho más sin caer en infidencias que te costaría mucho perdonarme ¡ja, ja, ja! Le pregunté a tu papá si me dejaba ir a saludarte algunos minutos y finalmente me invitó a almorzar, pero no sé si aceptar porque tampoco sé cómo podrían reaccionar mis emociones al ver vídeos o fotos tuyas por primera vez o revivir tu recuerdo sin la posibilidad de abrazarlo. De todas maneras, es tan grande la energía de tu recuerdo que es imposible que en algún momento no nos estés haciendo compañía, por eso que me da un poco igual si paso a saludarte veinte minutos o una tarde completa. 


Antes de cerrar esta carta, quiero contarte que subí de grado y que terminé de pagar mi casa; que no sé a quién atribuirlo -sé que obviamente a mi propio esfuerzo- pero si fuiste tú el que intervino para que no supiera de tu partida sino hasta después de haber dado la prueba de ascenso, sabe, amigo, que ese es de los regalos más grandes y generosos que me hiciste y honro; porque aunque a veces hay quienes desean que uno se caiga, con esto me aseguro de que siempre conté con tu cariño, en Chile, Australia o en el Paraíso. Y aunque hubiera preferido infinitas veces despedirme con un abrazo, tarde o temprano podré entender por qué fue de otra manera; tarde o temparno podré tener la oportunidad de volver a verte en un sueño o en un microsegundo; tarde o temprano te volveré a saludar, amigo. Por ahora, prefiero  pensar que en nuestra amistad no cupo espacio para el adiós. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario