Un niño
adoptado es solicitado de vuelta por su madre biológica en Quibdó, Colombia. Su
madre adoptiva, quien es la voz que le da vida a Esta herida llena de peces, se embarca junto a su hijo adoptivo en
el río Atrato, haciendo largas reflexiones sobre el dolor de tener que entregar
al niño que criaba hace cinco años y combinando los hechos del viaje con sus
experiencias personales de niña.
A lo
largo de la lectura, se puede ir apreciando un paralelo entre el dolor de la
protagonista con aquel que ha sufrido el pueblo colombiano a causa de la guerrilla,
bañando el relato con los colores de la selva, las jergas del Chocó y los ritos
de una región acechada por la sangre de los conflictos armados.
Esta
novela tiene 183 páginas (novena edición de la Colección Ópera Prima, Angosta
Editores) y sin embargo, no se hace una lectura fluida. En la mayoría del
texto, hay mucha pausa, narra en tiempo presente simple y abundan los puntos seguidos
luego de frases de no más de diez palabras. También, tiene una carga dolorosa
excesiva, un desequilibrio que a menudo vuelve la lectura plana ya que no hay
inflexiones ni efectos sorpresa. Es un relato narrado lágrima a lágrima.
Por otra
parte, pone de manifiesto la maternidad adoptiva, las diferencias sociales de
la Colombia de la guerrilla, la cultura de los pueblos entorno a los ríos y
también las brechas raciales entre blancos y afroamericanos. El desenlace de
esta triste novela no está exento de tragedia, salvo que a esa altura se
transforma en conmoción producto de un conflicto humano donde el precio lo
pagan civiles inocentes utilizados como rehenes y monedas de cambio.
La
edición del libro impreso está en amarillo y azul; el rojo que completa los
colores de la bandera de Colombia está en toda la sangre derramada en el relato
(interpretación propia). Asimismo, los párrafos no se encuentran justificados
sino que tiene el texto alineado a la izquierda ¿sugerencias editorial de Lorena Salazar Masso?, aun cuando puede hacer referencia a la irregularidad con que el agua
de los ríos baña sus riberas.
Mi
opinión ya está escrita; el riesgo de zambullirse en este río de llanto es
vuestro.
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