Anoche, con la intención de guardar las invitaciones a la Ceremonia de Titulación en una cartera del siglo pasado a modo de recuerdo, encontré un montón de cartas que mis padres en su época de noviazgo se enviaban a menudo. En esa cartera había innumerables recuerdos, cuadernos de consultorio, cartas de amor, dibujos de niños, santitos, cartas de felicitación, pésame y recuerdos de licenciaturas. Un ir y venir de nostalgias y los lugares en que nos formamos como familia.
No hubo algo más meloso que las cartas que se enviaban mis papás, gastaban las hojas de sus cuadernos y horas de clases para repetirse a cada momento que se querían y se echaban de menos, gracias por ser como eres conmigo mi flaquita, mi flaquito.
Ya con dos hijos, desde 1990 en adelante hubo un notorio déficit de epístolas, ya no había tiempo, sí desgaste, qué sé yo pero cartas con data noventera escaseaban para ser reemplazadas con cuadernos de control de niño sano, pruebas de rendimiento para entrar en algún colegio y cartas estándar con mensajes del día de la madre.
Una de las pocas cartas de los años 90 estaba dirigida a mí con data de 21 de marzo de 1991, desde Iquique previo al cumpleaños de mi mamá y como conozco a mi padre sé que lo más probable es que estuviera confundido de fecha. Les dejo acá la carta dirigida a mí y que vine a leer después de 23 años.
Iquique, 21 de marzo de 1991
Dieguito...
A tu corta edad, no importa que no sepas leer ni escribir.
Basta con recordar cuando reconoces que alguien te quiere y tú, hijito, le regalas una inocente y coqueta sonrisa.
Quiero que compartas con tu hermano Pablito y mamá Jannett un hermoso cumpleaños.
Un regalo es un regalo, pero tú, hijito, eres junto a tu hermano nuestra alegría y bendición.
Que Dios te proteja siempre en todo momento.
Tu papito extrañable, Betto.
P.D.: CÓMETE TODA LA PAPA Y NO TE CHUPES EL DEDO DEL PIE.-
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