Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

sábado, 22 de diciembre de 2012

Libre de sentimientos

Todavía estoy atrapado en la selva de cemento de Santiago. El calendario no ha querido que pueda tomar rumbo al norte, ocupar un día entero haciendo las maletas y llenando el mp3 de música para soportar el cansancio que produce poner un pie fuera del departamento, llegar al Metro mirando hacia todos lados para que nadie me vea desprevenido ni me aborde para apoderarse de mis pertenencias, recordar si tomaste las llaves, la Tarjeta para pagar el transporte, el boleto del bus, la hora, el dinero, bajar y subir las escaleras del Metro más las combinaciones y cuántas canciones ya se habrán reproducido en mis oídos. Aún no pasa,  pero la fecha está definida para alzar mi rumbo a la ciudad sin río, a la ciudad del sol dueño eterno de los cerros secos y arduos.

Por esta vez podré subirme al bus sin los pensamientos de cómo sería si alguien fuera conmigo, sin esa angustia de que me sorprenda la noche despejada y no tenga con quien mirar cómo avanzan los platillos voladores por la Vía Láctea, ni a quien enseñarle la Cruz del Sur, ni pedir desesperado algún deseo desesperado cuando caen las estrellas fugaces. Subiré al bus en el Terminal San Borja, miraré la hora y veré detenidamente la película que ofrezcan, esperaré mi colación y no pensaré en lo absoluto en la Universidad, en el departamento, en los amores ni en nada que pueda amargar un viaje de doce horas continuas. Seré amable con quien se siente a mi lado pero tampoco le hablaré, a no ser que... Como siempre le pediré a Dios que nos acompañe, que lleguemos a destino sin novedad ni que el bus choque o se de vuelta al amanecer y que haya recambio de chofer para que no se nos duerma manejando. Cuando salgamos del terminal y no nos pille la congestión vehicular santiaguina podré sentir que estoy de vacaciones, que dejo atrás un año lleno de todo, sufrido, peleado y amado; que iré a mi casa, allá donde el sol todos los días no escatima en energía para sacarnos de la cama y caldearnos los ánimos, en donde podré al fin estar con mi gente y celebrar que viene un Año Nuevo con mejores oportunidades y horizontes, donde voy a reír por reír sin buscarle motivo a la alegría, que estaré libre de toda academia, de todo Gobierno y Gestión Pública y de todo hombre: me voy libre de sentimientos. 

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