Para arder en mi hoguera de recuerdos
y cantar la historia de cenizas que quedan
evoco esta jornada tu rostro, tu olor a celos.
Para matar la enhiesta fiereza que acomplejas
y dormir la noche clara tocando el cielo
Yo quiero escribir este poema, culto al dolor
donde reina la destrucción, el amor y un velo.
Yo quiero recordarte y vivir lo que no ha sido.
Mirarte los ojos y ver de qué color pintaste tus miedos.
Tomar tu mano y traerte al lado mío
Besar tu boca y encontrar respuestas al goce de tu aliento.
Y heme aquí sentado creando un paraíso
en que yo era tu amigo, tu mentor, tu dueño.
En el recuerdo intencionado de primaverales tiempos
En mi sueño de ser tu mejor partido.
Y puede ser que de fiebre me equivoque
en acertar lo que el destino impuso
pero soy terco como el borrico
y a tu memoria es mi verso obtuso.
Yo quiero por siempre recordarte,
pues de tu piel yo hice mi mundo.
Bebí la dicha del que nace
al palpar tu espíritu iracundo.
Y me hice en un papel lo que la duda
permite al enamorado escribir sin raciocinio.
Creciendo entre seres de la nada
yo te albergué en mi subterfugio.
(un poema muy mal hecho, pero necesario)
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