Besé tus labios morenos como la gota primera
que cae virgen en la sequedad de la tierra;
besé tu aliento entero de vida y carácter
tu lengua fue un barro húmedo con gana vieja.
Me besaste para cuajar tu juego sincero
en los moldes de mi boca, de mi palabra.
Quizás buscaste la letra de mi canto terco
que ahora nace tímido y mece mis mañanas.
Nos besamos siendo norte seco y llovimos.
Entre las bocas los cuerpos fueron complemento
del diálogo más entero que nunca tuvimos.
Mi boca, tu boca, madres de este sentimiento.
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