Dime
otra vez en sueños de tus culpas y excusas
de
los años que pasaron sin mirarme, sin hablarme.
Dime
nuevamente a través del tiempo y el viento
qué
estación del año es la que prefiere tu silencio.
Todo
lo tuyo confabula para que te sienta,
tu
nombre, tu cumpleaños, tu voz, tu casa.
Tu
amor es promesa de lluvia sobre desierto;
una
nube de colores, una apuesta truncada.
¿Cómo
te sientes imposible mío?,
¿cómo
huele tu pelo, tu piel, tu espalda, tu tacto?
Enfréntame
ahora sin desviar la mirada,
que
se difuminen los límites de mi piel en tus manos.
Es
todo lo que quiero saber, es todo.
No hay
flor ni piedra en mi jardín que no te recuerde
que
no me enrostre la rudeza de la mala suerte
por
cuanto le oculto a ella el duende de tu rostro.
Dime
al fin, dime, esto y aquello, verborrea lejana.
convénceme
o disuádeme de robarte el alma.
No
hay vida, ni risas, ni llantos, ni muertes
de no
venir tu casa a la mía, de no encontrarse mi gente y tu gente.
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