Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

domingo, 30 de septiembre de 2012

Mi libre canción: del despecho y de mí.

A veces digo cosas necias. Así doy inicio a esta entrada citando de forma intertextual a "La Gabriela" de TVN. ¿A veces? Más bien frecuentemente. Desde fuera de la doxa, desde escenarios de total incertidumbre, siento que no avanzo ni retrocedo en este continuo bipolar de un no y un sí. Me estanco, y me doy cuenta de eso por este estilo inusual, lacónico y wertheriano con el que estoy escribiendo, dándome cuenta del montón de cosas necias a las que incluso di nombre. Semanas atrás mis palabras podrían haber sido hipótesis cercanas a nubes duras e inmutables. Hoy no, todo ha salido fuera del universo, acaso conceptual. 

Me disculpo si no se entiende bien, pero ni yo logro hacerlo. Esta entrada es del despecho y de mí. Si en escritos anteriores he dado bastante por conocer de mí, el título de éste resultará lo suficientemente sugerente para deducir. Hay ciertas cosas que a uno lo despechan. 

En lo posterior, un listado con las más de 30 de canciones que escucho cuando estoy como se dice en Chile, picado y hablando por la herida.

24.09.12

La canción con más despecho de todas. Gracias Amanda Miguel.
  1. Rolling in the deep por Adele.
  2. What it takes por Aerosmith.
  3. Hands clean y You oughta know por Alanis Morissette.
  4. Adiós y Crimen por Gustavo Cerati.
  5. Detalles por Roberto Carlos.
  6. Mala gente y La camisa negra por Juanes.
  7. De qué me sirve por Julieta Venegas.
  8. Las cosas que cambié y dejé por ti y Ahora que no estás por Los Bunkers.
  9. Oye mi amor y Mariposa traicionera por Maná.
  10. Te conozco bien por March Anthony.
  11. Zamba por vos y Zamba para olvidarte por Mercedes Sosa.
  12. Maneater por Nelly Furtado.
  13. Roses por Outkast.
  14. A ti y Te conozco por Ricardo Arjona.
  15. Te dejo Madrid, Don't bother, Si te vas y La tortura por Shakira.
  16. Y cómo es él por José Luis Perales.
  17. Got my mind set on you por George Harrison.
  18. A esa, Una estúpida más y Dímelo delante de ella por Pimpinela
  19. Rata de dos patas por Paquita la del Barrio.
  20. Pa' ti no estoy por Rossana.
  21. Si me vas a abandonar por Buddy Richard.
  22. Mil pedazos por Christina y los Subterráneos.
  23. Me cansé de rogarle por Vicente Fernández.
  24. I will survive por Tina Turner.
  25. Dos gardenias por Company Segundo.
  26. With or without you por U2.
  27. Ya no te quiero por Vicentico.
  28. Ese hombre por Rocío Jurado.
  29. Así no te amará jamás (arriba) y Él me mintió de Amanda Miguel.
  30. Inocente pobre amigo por Juan Gabriel.
  31. El albertío, El gavilán, La jardinera, Maldigo del alto cielo, Una copla me ha cantado, ¿Qué he sacado con quererte? y Paloma Ingrata por Violeta Parra.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Caminando en línea recta

Camino en línea recta, no doblo por lugares que no corresponde. Desconfío del concepto de la diagonal y de las calles con curvas. Para ir a la escuela me bajaba en una esquina de la micro -nunca a mitad de cuadra- y a lo más cruzaba la calle con roja si no venían vehículos muy cerca. No conté nunca los pasos, pero sí el tiempo en que me demoraba en llegar al colegio a través de calle Yerbas Buenas, desde Rodríguez hasta Chañarcillo. Diez minutos máximos con paso provinciano, veloz para mí cuatro años atrás. Me guiaba por los cerros... llegando al cerro Capi estaba cerca de casa, llegando al cerro La Cruz me aproximaba a la entrada/salida norte de Copiapó.

Las calles en formato damero, veredas estrechas, arriba el sol y por abajo la luz reverberante si es que no había neblina. El escenario era agradable en los otoños e inviernos, pero en primavera y verano parecía que uno fuera a caerse al suelo del calor, en las micros la temperatura acosaba y los abrigos o chalecos terminaban por acabar con la gentileza de los ciudadanos. Así me pasaba a mí, no era fácil lidiar con el polvo, el sol y la vida de desierto. Pero hoy extraño todo eso... nunca dimensioné todo lo peor que era el smog del aire santiaguino, sus fríos dolorosos y mis consiguientes dolores de pecho, las manos frías y los huesos de los pies más parecidos a fierros recién salidos de un congelador. Para qué hablar de las calles y de cuando tuve que ir a hacer trámites universitarios a Diagonal Paraguay, en que si no me perdí fue por mero sentido de supervivencia. Esa la superé porque me la aprendí de memoria, mas cuando tuve que ir a vivir a Recoleta y me encontré con la Diagonal José María Caro, literalmente perdí el norte. Tomaba la micro y me bajaba con todos en el Metro. El Metro, pese a ser un concepto radicalmente nuevo, fue lo que más se asemejó a las calles en línea recta, todo muy claro e imposible perderse. No, jamás hice parar a los trenes: fue lo primero que me advirtieron. Pero mi aire de copiapino debió verse en cuando miraba los últimos pisos de los edificios, hasta hoy lo hago porque se me hace inevitable, mi paso cada vez es más lento. Pero ya no me importa, hasta los santiguinos no saben cómo usar el Metro ni hacia dónde deben caminar aún si tienen puntos de referencia evidentes como el Cerro San Cristóbal o el Renca. 

Caminaba en línea recta, es verdad. Anduve en micro desde pequeño y hasta hoy lo hago cuando voy a Copiapó o bien ando en bicicleta. Me sé los nombres de las calles, el de las tiendas, y todos los recorridos del transporte público. Acá hago lo mismo, mis caminos son siempre iguales, doblo cuando corresponde y odio los atajos. Y así hago todo en la vida, tomo decisiones cuando estoy seguro de haber pisado donde corresponde, cuando no siempre me siento inseguro. Se debe doblar sólo cuando el final de camino es visible y pues bien, ahora sé que he sido descubierto o al menos lo sospecho con evidencias de sobra; Matías ha dado con mis escritos. ¿Cómo lo descubrí? Caminando en línea recta, mirando hacia los lados y sus respectivas señales, hace poco vi la meta al final del camino. Creo que es tiempo de virar hacia Matías. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Extracto de Los Vagabundos, Máximo Gorki (1934)

"Así va el mundo; lo que está prohibido es lo que gusta… Tú no lo sabes; pero a veces se me ocurre pensar en la vida y siento miedo. Sobre todo cuando padezco de insomnio. Delante de mí está el mar, encima el cielo y todo tan negro, ¡tan aterrador! ¡Estoy solo! y entonces me siento tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño… y me parece que la tierra se agita bajo mis plantas y que no hay nadie más que yo en el mundo. Si en esos momentos estuvieses a mi lado, por lo menos seríamos dos."

El premio

No pienso en eso cuando escribo,
Pienso en que recibirás mi oda,
Feliz de ser nacido, conmovido.

No creo en un premio, en un libro,
Creo más que un día te tendré entero
Cuando en Diciembre veamos
lo que fuimos desde Enero.

Cuando me hallo de noche entristecido
Y escribo un poema de desconsuelo,
Me enojo y me digo testarudo
Que tienes tú que en está noche hay desvelo.

Yo quiero que tú seas tan triste como un capullo
Mientras yo sea lejos en el mundo,
Pensaré que soy la risa, el compañero y la bondad
Lo que falta en tu vida, al lado tuyo.

Ya vuelvo, hombre querido, ya vuelvo,
No desesperes, anda el camino que te espere
Por mientras yo en la cama te sueño
Y en las anchas taras de mi mente
Amén que yo te escribo,
Amén que tú me lees.

En ti yo pienso cuando escribo,
Viéndote sentado frente a mis cartas,
Leer con lágrimas en los ojos,
Añorando con tu cuerpo insuficiente, mi alma.

Yo no pienso en publicar un libro,
Pienso en tu sonrisa de niño bello
Que inunda tu rostro entero,
Lleno de poesía y lleno de sentimiento.

Yo no he querido obtener un premio
Yo quiero verte dándome motivo,
Que seas las mieles de mi sustento,
Tan espontáneo como un suspiro.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La historia de mi nombre

Mi nombre primero es Diego y su historia comienza con la transmisión de una telenovela venezolana llamada La Dama de Rosa, libre adaptación de Los Miserables por Víctor Hugo. El personaje que inspiró a mi mamá es el hijo de Tito Clemente, Diego Clemente. Tendría cuatro o cinco meses de gestación cuando mis padres por acuerdo tomaron la decisión. Mi segundo nombre es Ignacio y se me fue asignado porque en el local de comida en que hace años trabaja mi papá siempre llegaba un cliente con un niño que se llamaba así y a mi padre le gustó cómo sonaría eso en uno de sus hijos. Eso lo cuenta mi mamá, pero mi papá acaba de llegar a entregar su relato, “Te pusimos Sebastián porque…” Pues bien, yo no me llamo Sebastián.

Jonathan Montenegro, Diego Clemente
Hasta hoy somos cuatro hermanos y cada uno tiene tres nombres, no dos como el común de las personas. Hemos tenido, entonces, que cargar con otra historia más en nuestras vidas. Como en el dilema del prisionero mi mamá dijo que mi hermano mayor ya tenía tres nombres y todos debíamos ser tratados por la misma ley. Por consiguiente, Lucas me fue asignado porque había que tener un tercer nombre y era el que más rimaba con Diego Ignacio. No me aventuraré a preguntar si había otras opciones… la invención momentánea siempre es una alternativa. En cambio mi papá sin querer diferir de mi mamá, me cuenta en la otra celda que era un nombre “italiano” y querían honrar tales raíces. No sé bien a quién creerle, pero a decir verdad, como buen Libra, mi papá siempre está dispuesto a decirme algo que me agrade pese a que Sebastián es el segundo nombre de mi hermano mayor y eso no me pareció muy bien. No lo culpo, son cuatro hijos, tres nombres y doce en total. Le agradezco con que recuerde mi cumpleaños. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Saltando


Teñida por el sol del centro chileno,
su piel va volando por el aire marino.
Y al sol alcanzando van sus manos siguiendo.
Suaves olas del mar son mi testigo.

Como los delfines, se va doblando su cuerpo,
conjunto de fibras y pasión que no gravita.
No necesita alas para enamorarme con su vuelo,
sólo mostrar el juego por el que entrega la vida.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Coplas por Gabriela Mistral


A la azul llama del pino
que acompaña mi destierro, 
busco esta noche tu rostro, 
palpo mi alma y no lo encuentro. 

¿Cómo eras cuando sonreías?
¿Cómo eras cuando me amabas? 
¿Cómo miraban tus ojos 
cuando aún tenían alma?

¡Si Dios quisiera volvérteme
por un instante tan sólo! 
¡Si de mirarme tan pobre 
me devolviera tu rostro!
...................................

Para que tenga mi madre
sobre su mesa un pan rubio, 
vendí mis días lo mismo 
que el labriego que abre el surco. 

Pero en las noches, cansada,
al dormirme sonreía, 
porque bajabas al sueño 
hasta rozar mis mejillas. 

¡Si Dios quisiera entregárteme
¡por un instante tan sólo! 
¡Si de mirarme tan pobre 
me devolviera tu rostro! 

...................................

En mi tierra, los caminos
mi corazón ayudaran: 
tal vez te pintan las tardes 
o te guarda un cristal de aguas. 

Pero nada te conoce
aquí, en esta tierra extraña: 
no te han cubierto las nieves 
ni te han visto las mañanas. 

Quiero, al resplandor del pino,
tener y besar tu cara, 
y hallarla limpia de tierra, 
y con amor, y con lágrimas. 

Araño en la ruin memoria;
me desgarro y no te encuentro, 
¡y nunca fui más mendiga 
que ahora sin tu recuerdo!

No tengo un palmo de tierra,
no tengo un árbol florido... 
Pero tener tu semblante 
era cual tenerte un hijo. 

Era como una fragancia
exhalando de mis huesos. 
¡Qué noche, mientras dormía, 
qué noche, me la bebieron! 

¿Qué día me la robaron,
mientras por sembrar mi trigo, 
la dejé como brazada 
de salvias junto al camino? 

¡Si Dios quisiera volvérteme
por un instante tan sólo! 
¡Si de mirarme tan pobre 
me devolviera tu rostro! 
...................................

Tal vez lo que yo he perdido
no es tu imagen, es mi alma, 
mi alma en la que yo cavé 
tu rostro como una llaga. 

Cuando la vida me hiera,
¿a dónde buscar tu cara, 
si ahora ya tienes polvo 
hasta dentro de mi alma?

viernes, 7 de septiembre de 2012

No se va, sigue aquí

No se va. Ha vuelto a la réplica del breve temblor. Por más que lo expulsé fue inevitable sentir el coletazo de noches pensando sus saltos, su atención, sus pasiones. Acá está una vez más probando suerte en mí. No me he dedicado más que a beber café, a leer, a escribir y a cansarme como la canción Procuro Olvidarte. Y todo ha dado resultados menos ésto. He espantado el sueño de mis ojos, he recibido felicitaciones por mis logros y he llegado a todas mis clases. Pero no se va, sigue aquí y los símbolos me han jugado una mala jugada. ¿Cómo se va a ir si hasta ya no oigo música con el afán de ver qué obtengo de mi invención de Terapia del Silencio? 

Cómo extraño encontrarme de repente con 34 grados de calor en Copiapó en pleno invierno.

Pero estoy cerca del éxito, no hace 3 noches con sus días que neutralicé el volumen y todo sonido que no fuera natural y mientras twitteaba recordé el nombre de mi abuela Matilde Miranda y por efecto recordé al resto de mis abuelos de los que tres descansan en paz y uno está en Copiapó (ya le celebramos los 80 años este 2012). Es un bonito nombre Matilde, si la hubiera conocido la habría llamado abuela Mati. Recordé a mi abuela Rita y al amor por el tango y los bandoneones que compartimos, y pese a que no puedo decir mucho de mi abuelo Carlo, lo honro de todas maneras por darle la vida a mi madre. Mi abuelo Lalo está en Copiapó, tampoco compartimos mucho pero cuando hablamos por teléfono o nos encontramos en el centro (lo cual es muy fácil) me llena de halagos que no merezco. Los abuelos, según dictó don Pedro Engel en su taller de ancestrología para empresas, son parte de nuestro sistema familiar junto a nuestros padres y bisabuelos. La analogía que usó es que una persona es como un árbol el que obviamente no puede crecer sin tener sus raíces firmes en la tierra. Por conclusión, el éxito en la vida no tan sólo depende del esfuerzo que uno pone para obtener sus metas, sino también del valor y el honor que le entreguemos a nuestros antepasados por darnos la vida, en donde claramente está Dios. A mis bisabuelos estoy a punto de llegar, estoy averiguando sus nombres, sus vidas pero sé de algunos como de mi bisabuela Elba Navarrete sé que no crió a mi abuela Matilde por razones que sólo ella supo. Mi abuela no la perdonó y mi tía Sylvia, su cuñada, le decía que no fuera reconrosa: "Sea como sea es tu mamá chata." Mi bisabuela Aldecira Díaz, abuela paterna de mi papá tuvo que cambiarse el nombre y sacaba entierros entre otras cosas, nunca supo que murió de cáncer, era Capricornio. Yo la imagino como una mujer buena, justa y digna. De ella he sabido más por medio de mi tía abuela Sylvia. Mi bisabuelo Samuel Castillo cuyos  genes se replicaron fenotípicamente más en los hijos de mi tío Ricardo, inspiró la muerte del padre de Garcilaso, Nicolás y Marcelo Nahuel en Nahuel. Así también él dejó este planeta, enviando a sus hijos al circo cuando presintió su muerte, no quería que lo vieran morir. Cuando los niños estuvieron en el circo se lo llevó al Cielo un ataque al corazón. No sé si podrá estar a la siga y cuidado de los cientos de bisnietos y tataranietos que le son descendencia, pero de todas maneras yo llevo parte de él en mi corazón y en mis circunstancias. De mi bisabuelo Ángel Custodio, Francisco Domingo y Manuel aún no tengo información y veo que será difícil llegar a ella, pero no imposible, de mis bisabuelas Edecia, Elba y Clara es la misma historia. Y retomando, sé que en esa noche en que bajé los decibeles mis tres abuelos estaban conmigo pues bastó el silencio para que llegaran a mi recuerdo. Desde su dimensión me protegen y así también lo siento. A la ancestrología también le agregaría el lugar donde uno nace porque ningún árbol puede crecer fuerte si rechaza o deshonra la tierra que lo alimenta.


Ahora lo comprendo bien, no se va ni se irá, sigue aquí. Como conmigo siempre han estado mis abuelos, también sigue aquí como parte más de mi vida, de la vida que yo construyo y forjo hacia adelante. Las raíces de mi árbol han venido a socorrerme como una bendición por cuanto les rindo honores y dedico mis triunfos. Decreto que mis anhelos se concretan, no se va y sigue aquí como yo allá. Creo que los Rolling Stones me dieron una oportunidad.