Versos

"Yo no protesto pormigo porque soy muy poca cosa, reclamo porque a la fosa van las penas del mendigo. A Dios pongo por testigo de que no me deje mentir, no hace falta salir un metro fuera de la casa para ver lo que aquí nos pasa y el dolor que es el vivir." (Violeta Parra en Décimas, autobiografía en versos)

lunes, 21 de febrero de 2011

Del Festival de Viña del Mar

Tengo algo que decir del Festival de la Canción de Viña del Mar. Que se abra la tribuna.

       En realidad el festival como evento no tiene la culpa del odio que se me despierta en su contra. Es la tele o el tele como dicen en otras familias. Una verdadera invasión de los canales, las mismas tomas, las mismas personas y los mismos teatreros de siempre que van gratis a sentarse a la primera fila. Por lo menos ahora va un canal a transmitir. Que la reina del festival, que los animadores, que se den el beso en la boca, que el monstruo, que la Toti, que el glamur, que la Luli (jajajjaja) y la Adriana Barrientos (jajjajaj), que la Marengo (jajajaja), la nota de Ítalo Pasalacua, los vestidos de la animadora, la obertura, la gaviota, Antonio Vodanovic, los humoristas, el reitin, etcéteras y etcéteras de más mierda.

       Por otra parte la gente y el festival. Cuál es mejor, el de Viña del Mar, el de Iquique, el de La Serena, el del Huaso de Olmué, el de La Moneda. Respondiendo a las mismas basuras de preguntas de los periodistas de farándula como con quién vino, a qué hora llega, qué vestido se va a poner, y la guerra de los matinales, la teleserie de marzo, la modelo y el futbolista, que mi hijo es tan bueno para el fútbol y mi niña, vecina quiere ir a la escuela de modelaje, si yo le he dicho que no coma tanto, que camine recta y por último que se ponga una enciclopedia en la cabeza y en un dos por tres, santo remedio, ya está caminando como la Cecilia Bolocco. Si es tan dige ella, como habla, como camina, su pelo, su ropa, si definitivamente es la reina de Chile, y a propósito, tan bien que lo haría conduciendo el festival con el Rafa o con el Felipe, le juro veci que no sé con cuál quedarme. No hay como las misses de otros países, allá en Colombia por ejemplo las operan, las maquillan y le hacen de todo con tal de que sean las mejores, no como acá en Chile.Ya vecina, se me hizo tarde, otro día copuchamos, me voy a entrar a ver el festival y mañana comentamos otro poquito.

       Era el mediodía del 20 de Febrero, mi mamá encendió el televisor, digámoslo, ya por inercia o porque debe prestarle atención a esta hija postiza que tanto la entretiene y distrae. Yo tomaba un desayuno de vacaciones en el comedor y estuve obligado a consumir farándula y S.Q.P. Estaba el panel de chistosos entre los cuales, como siempre se destacaba una niña gritona que no se sabía bien si está siempre caliente o simplemente sus padres la hicieron con la voz de necesitada, también adornaban la pantalla con fondo viñamarino la esposa del animador del certamen, la Adriana Barrientos, Ítalo Pasalacua, la alcaldesa de la udienta ciudad y otros animadores sin relevancia. Los animadores no hallaban forma efectiva de hacer que la tía Toti (como llaman a Virginia) o pelara a los invitados o dijera que tuvo un romance con Roberto Carlos. Entonces la casi primera dama del evento musical interfiere. Oiga tía Toti, ¿cómo cree que lo ha hecho Chilevisión con el Festival de Viña, siente que es mejor que Canal 13? y la udienta responde como político y nunca quedas mal, quedas mal con nadie. Qué estupenda luce usted este año alcaldesa, inquirió un tipo; qué se hizo, hizo un régimen (jajajaja). Un no largo manifestó la edil, como de abuelita sabia y metiche; les digo altiro que el régimen no sirve de nada, me operé con un doctor muy bueno y les doy enseguida el nombre y le mando muchos saludos al médico Jaime Guzmán. Debió haber habido un silencio en el estudio, pero la ignorancia de la Merino no captó la historicidad de la talla al parecer, o bien en su casa ese nombre es tan repetido como un rezo que decirlo para ella, debe ser como decir Dios o Sí. Siguió hablando tonteras con voz de sensual y fumadora. No obstante, la conversación siguió y ella dijo que para mantenerse así como estaba (en mi opinión, un poco menos horrible) había que más allá de operarse el cuerpo, operarse la cabeza y que ella lo había hecho. Y una voz del set que al parecer sabía quién fue el lloriqueado y endiosado Jaime Guzmán, a modo de chiste gritó: ¡¿Y con el mismo doctor?! Todo siguió como si nada hubiera pasado. Más y más farándula y picantería se entraban en mis oídos.

jueves, 17 de febrero de 2011

Nahuel

I



          Había renunciado a escribir esta historia porque la vida me parecía aburrida, en especial la mía. No digo que haya dejado de serlo; que juzguen otros. El once de enero con los ojos semi abiertos, modorra en los pasos y hablando en voz tediosa llegué de la habitación a la suerte de estar de la casa de veraneo. Desde el pasillo se pronosticaba un día despejado, el sol peligroso reflejándose en las aguas azules del océano y quizá un inocente temblor que asustara a la concurrencia masiva como todos los fines de semanas. Pero pasando el umbral de la puerta encontré una razón suficiente para renunciar a la renuncia de contar lo siguiente. 

17 de Febrero 2011

17.02.2011. 00.00 hrs Copiapó

       Parece que no fuera cierto, que un día nos metimos en un mal sueño y no podemos salir. Y que en un trance repentino nos hallamos mirando fotos, haciéndote recuerdo. Sintiendo que de a poco el llanto ya no sale y al revés, queriéndolo sacar de rabia mientras las horas pasan por encima nuestro y en la bicicleta no te detienes a abrir la reja. Frustración.  Se acabó tu etapa con nosotros. Y sea como sea y cual sea el espacio en el que estás ahora, quisiera darte a conocer que estoy agradecido con la vida por haberte conocido y haber compartido estos últimos años. Yo no quisiera hacerte un puro recuerdo, pero debo reconciliarme con  la vida y la muerte por mi bien ya que he comprendido que donde manda capitán, no manda marinero. Te quise y te quiero mucho. Cuídanos. Varias cosas... pero en especial: ¡Gracias!
                                                                          Lucas

P.D.: cuando pueda tomarme una copa o vaso de tinto, lo haré en tu nombre y en silencio.